Los audios presentados por la revista "Semana" de Colombia revelan en su propia voz, a Oscar Iván Zuluaga, aceptando la entrada de dinero ilícito de una multinacional Brasilera, Obredecht, en la campaña a la presidencia en el 2014, para pagos de un publicista. El hecho vuelve a poner en evidencia y en tela de juicio, un problema endémico de la política colombiana, que es el absoluto irrespeto por los topes de dinero permitidos en las diferentes campañas y el carácter espureo y constante de nuestras malas practicas electorales.
La clase dirigente nuestra deja mucho que desear, no está descontado el mismo tema en la campaña de Juan Manuel Santos, los dirigentes llegan al poder con procedimientos por fuera de nuestras leyes electorales, no solamente en las campañas presidenciales, sino en las del congreso, alcaldías, consejos, gobernaciones y asambleas departamentales.
Mucho se ha develado de hojas de vidas para altos cargos llenas de documentos falsos, de maestrías que realmente son diplomados, igual con ciertos grados producidos en tiempo récord, un congresista quien como estudiante hizo preparatorios de derecho y veinticuatro exámenes en menos de cuarenta y ocho horas, si mi memoria no me falla.
Otro problema es la compra de votos, en la costa sobra decir que sigue siendo una práctica comun, además de otras regiones muy vulnerables. La implicación de los dineros del narcotráfico en nuestras elecciones, así como la del paramilitarismo y la guerrilla. Para colmo de males, ahora entran en este juego las organizaciones criminales.
Sobra decir que, con este panorama queda en evidencia la vulnerabilidad de nuestro sistema democrático, sus fragilidades y el hecho de reconocer que estas practicas son un lunar, entre muchos, en nuestra institucionalidad y sistema.
