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lunes, octubre 12, 2009

SILVIA GALVIS
Casi siempre los hijos de la clase privilegiada de este país terminan empalagados en las mieles del poder heredado, venga de donde venga y actúan de acuerdo a sus intereses, pocos han renunciado a sus privilegios y más bien con cierta ortodoxia suelen acomodarse muy dignamente a usufructuar lo recibido. Silvia Galvis es una excepción de la encopetada sociedad Colombiana, alimentada de una fauna específica de reyezuelos. Hija de uno de los hombres más poderosos del oriente Colombiano, dueño del principal periódico de la región y político liberal de mucho peso, enarboló siempre la verdad como sustrato a toda su labor periodística e investigativa, por encima de los compromisos de la familia.
Nació en Bucaramanga el 24 de noviembre de 1945. Fue la tercera hija de Alejandro Galvis Galvis y Alicia Ramírez de Galvis. Estudió y se graduó de bachiller en el Colegio de La Presentación.
Fue destacada estudiante en la secundaria. Cursó estudios superiores de Ciencia Política en la Universidad de los Andes y posteriormente realizó estudios de idiomas en Estados Unidos y Alemania. Durante un largo lapso estuvo radicada en Bogotá y frecuentemente viajaba a Washington, Estados Unidos, en donde la Biblioteca del Congreso de ese país era su más confiable fuente de investigación para posteriormente escribir sus libros.
Inició su vinculación a Vanguardia Liberal como periodista en 1980, creando el departamento investigativo, trabajo que asumió con total entereza, como que le apasionaba luchar contra la corrupción reinante en el país. Fueron sus primeros colaboradores los doctores Eduardo Durán Gómez y José Luis Ramírez León con quienes desarrolló un trabajo sobresaliente, que le valió recibir una mención especial por periodismo investigativo del Premio Nacional Simón Bolívar el 13 de noviembre de 1982. Desde 1979 mantenía su columna “Vía Libre” que fue la más leída del diario en su época y en la cual con gran valentía y sin tapujos, ni censura llamaba a las cosas por su nombre y sin ninguna claudicación enfrentó siempre todos los problemas de corrupción, de protección de los derechos humanos y de defensa de la comunidad santandereana.
Hay una anécdota que la describe de cuerpo entero: había publicado ese día su acostumbrada columna “Vía Libre”, en el periódico vanguardia Liberal de Bucaramanga, en la que se refería a la familia López y su controvertido proyecto textilero, así como la carretera que coincidencialmente atravesaría la finca La Libertad en los Llanos Orientales.
Su padre, el ministro de Estado y patricio liberal, Alejandro Galvis Galvis, se le acercó indispuesto por el tratamiento que su hija le estaba dando a la familia presidencial e intentando que variara de parecer, pero ella le respondió: “Más bien usted tiene que cambiar de amigos”.
Como escritora e historiadora le deja a Colombia y América Latina una extensa obra en la que destaca su pluma y su capacidad como investigadora. Algunas de sus obras son:
¡Viva Cristo Rey! (1991). Vida mía (1994). Sabor a mí (1995). Los García Márquez (1996). De la caída de un ángel puro por culpa de un beso apasionado (1997). De parte de los infieles (2001). Soledad, conspiraciones y suspiros (2002). La mujer que sabía demasiado (2006).
Acaba de ser publicada su última novela, “un mal asunto”, que levantará mucha polvoreda, pues devela verdades del proceso ocho mil aun no narrados.
Personalmente me parece que “Colombia Nazi” Es un icono en materia de investigación, su lectura sería recomendable para unos cuantos amigos, aun acostumbrados a una historia épica que encubre escándalos y engalana a prohombres que no aguantan otra mirada, no tan ortodoxa y clerical de sus actuaciones. Como siempre el mejor homenaje es volver a sus textos.