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domingo, marzo 10, 2013

UNA MIRADA AL FENOMENO CHAVEZ


Es difícil escapar a los efectos mediáticos de la muerte del presidente Venezolano Chávez, que ha despertado pasiones y un tsunami de reacciones sin parangón, la mayoría lejos de toda racionalidad, pero  consecuencia directa de lo que el líder sembró en 14 años en el poder.  
Latinoamérica no ha podido salir del caudillismo. Desde la independencia hemos sido proclives al buscar soluciones mágicas en cabeza de  un solo hombre, a pensar en salidas fáciles, siempre creemos que una sola persona nos solucionará todo por arte de magia, en una especie de complejo mesiánico, dañino a todas luces.  La independencia de nuestras naciones, fue el producto de pocos hombres, al final se volvieron  pequeños Dioses que crearon   países  e instituciones a la medida de sus ambiciones. Esta realidad, que solo se supera con educación, imposición de la institucionalidad y procesos de gobernabilidad democráticos y acordes a nuestras necesidades, en un esquema de innovación continuo y por supuesto de participación, se nos aparece continuamente, hoy se llama Ortega, Correa, para solo citar los más relevantes, mañana aparecerán otros indudablemente, que buscarán ineludiblemente  la concentración del poder por encima de los canales democráticos, al abuso desmedido del mismo, para hacer y des-hacer y la formación enfermiza de falsas y dañinas expectativas, con un efecto nefasto: La polarización de la sociedad.
El caso de Venezuela es emblemático. Después de cincuenta años de estar gobernada por una elite ciega y corrupta, que solo pensó en sus intereses, se produjo el fenómeno Chávez quien tuvo históricamente todo a su favor, lo que le permitió llegar al poder, con un discurso preciso y que encajó perfecto con la crisis que vivía el país. Al ganar las primeras elecciones, el presidente Chávez se consolidó y perpetuó a base de populismo y reformas a la ley a  su favor, apoyado en un presupuesto petrolero descomunal y una fuerzas militares involucradas en todo el proceso político, que hoy tienen a este país en un caos, en absoluta crisis económica y muy cercano a confrontaciones violentas gracias a una polarización peligrosa y muy difícil de amainar, pues está cargada de odios y ambiciones desmedidas y a  granel.
La muerte del presidente, las procesiones y muestras de dolor por fuera de cualquier medida, que recuerdan los entierros de Perón e Isabelita,  han sido descritas de manera magistral por las grandes novelas sobre la dictadura. Es imposible negar la popularidad del presidente Chávez, pero también no podemos desconocer, las consecuencias nefastas de una concentración tan anárquica del aparato estatal, que termino en la peor corrupción de que se tenga conocimiento en la historia de Latinoamérica.  
La izquierda ha tenido verdaderas oportunidades a lo largo de estos últimos treinta años,  para demostrar que sí es capaz de darle a estas sociedades un cambio. No ha sido así, cada vez que llega al poder termina engolosinándose y resulta  inferior a sus propias expectativas.
El futuro de Venezuela es incierto. Quedó diezmado económicamente, polarizado y  con un pueblo poco preparado para un cambio. Esperamos respeten la poca democracia que les queda y sobre todo, no caigan en una violencia que históricamente es ajena a su forma de resolver los conflictos. Ahora más que nunca se necesita lucidez y paradójicamente, liderazgo.