La pregunta esencial en términos coloquiales sería, en qué anda la filosofía actualmente, está indagación la hago desde la condición de
profano, de pensador impenitente, asumo en todo caso que es vital y pertinente
hacerla pues estamos en medio de contradicciones vigentes y entrópicas del
sistema, recaen sobre nosotros implacablemente, esta relación difícil, fue asumida de manera anticipada por pensadores
del siglo XX, quienes mantienen su pensamiento fresco muy a pesar de estar abandonados,
pues sus textos no salen del cuarto de San Alejo, me refiero a filósofos de la talla
de: Nietzsche, Husserl, Heidegger, Arendt, Marcuse, Russel, Wittgenstein, Sartre,
Camus, Foucault, Derrida, Deleuze, Cioran, Merleau Ponty, para citar los
pensadores más importantes.
Cuando inicie el artículo recordé un relato de Bertrán Russell, en uno de sus últimos libros,
escrito a los ochenta años, texto de ficción que no fueron ajenos a su
producción intelectual. El personaje principal en un recorrido de rutina se
encontró con una nueva placa en una casa
que decía: “Aquí se fabrican horrores”. El rotulo parece definir lo que le produce
el sistema al ciudadano de a pie en esta época, quien vive avasallado en todo
sentido, le fabrican horrores todos los días.
La filosofía abrió el siglo XX, pensando la crisis general del hombre,
de la razón, la pregunta por el ser volvió a matizarse como amplia apertura
interrogativa, hecha primero por Nietzsche y después por Heidegger, conscientes
de los peligros del totalitarismos y la libertad, buscaban el desciframiento de
los poderes imperantes. Nada ha
cambiado, estamos peor y lo más grave, las contradicciones continúan vigentes y
más fuertes, estamos en lo mismo, pero: Más sometidos, censurados, conectados a
todo y en el fondo a nada, el pensamiento
está absolutamente condicionado, aun así el ciudadano vive sobre-informado;
lleno de adminículos electrónicos; como borrego; entregado a los poderes
impuestos; lo asume con indiferencia y aceptación, sin norte.
En teoría de la crisis Habermas se preguntaba: ““La segunda
generación" de la Escuela de Frankfurt plantea sobre el concepto de crisis,
el análisis del capitalismo post-industrial o neocapitalismo. Frente a la
visión optimista neoliberal de la existencia de un mercado autónoma, los
frankfurtianos consideran que en su fase actual, el capitalismo ha necesitado
introducir la regulación estatal para continuar su pervivencia. El capitalismo tardío,
entonces, es el que organiza el mercado utilizando al Estado como un mecanismo
más. De manera que, según esto, los beneficios son adjudicados al mercado y las
pérdidas son asumidas por el Estado. Por tanto, el Estado deviene en un
mecanismo de equilibrio económico y social. Pero, las fluctuaciones y
oscilaciones de la economía especulativa supondrán la existencia de una
permanente y continua crisis. Crisis que es estudiada pormenorizadamente por este
filósofo en su obra “Problemas de legitimación en el capitalismo tardío y por
Claus Offe en Contradicciones en el Estado del Bienestar”, resulta ser un abre-bocas,
para interrogar en que está la filosofía
hoy. El problema, nadie cree que la filosofía sea necesaria”[1].
El análisis se hace desde la óptica del sujeto y de la
subjetividad, ciertos pensadores han tratado de descifrar estos entramados,
desarticularlos, para decirlo más claramente, buscan
entender: cómo funcionan los órganos de control; como nació el sistema
penitenciario; el panóptico; la censura; como aparecen los objetos de saber; el
saber cómo mecanismo de poder y como se expresa en el sujeto; hablamos de las
maneras sutiles de someter. Desde Arendt el tema mantiene los interrogantes
abiertos y la libertad está en el centro, quiero decir está lejos de resolverse.
Rawls se pregunta: ¿ cómo se construye una sociedad
justa?. “A grandes rasgos la teoría de Rawls considera que los principios de
justicia que son objeto de un acuerdo entre personas racionales, libres e
iguales en una situación contractual justa, pueden contar con una validez
universal e incondicional. Parte del utilitarismo, de la distribución justa del
ingreso.
Realmente la inequidad continua imperando, el consumo
desbordado el cual es un motor del sistema, resulta ser el gran depredador de
la naturaleza.
Hace tiempo escribí a propósito de un texto, que nos cae
como anillo al dedo a propósito del tema: Ramin Jahanbegloo pública un artículo
en el periódico el “País” de España titulado: “Como ser filosofo hoy en día”. Intenta
resolver en principio que hacen los
filósofos en estos tiempos de un pragmatismo exacerbado. En su acápite se
pregunta: “Entre las principales preocupaciones de la filosofía ha figurado el
desafío planteado por el concepto de libertad y su plasmación social y
política. ¿Por qué a los filósofos les ha preocupado el problema de la
libertad? ¿Por qué la libertad es la cuestión más importante que debe tratar un
filósofo? La mejor manera de responder con claridad a esas preguntas es
examinar las consecuencias que comporta dejar de lado el tema de la libertad”[2].
La libertad, los espacios, la oportunidad y los
contrapesos al poder, la ética como marco general constituyen el eje sobre los
cuales deberá seguir girando el pensamiento filosófico.
Hoy más que nunca los filósofos tienen mucho que hacer, crearé
un blog para divulgar el pensamiento filosófico.