Powered By Blogger

sábado, junio 29, 2013

RAYUELA DE CORTAZAR UN HOMENAJE PERSONAL EN SU ANIVERSARIO


Se cumplen cincuenta años de la publicación de Rayuela. Cortázar es un escritor con  características tan especiales, que es imposible  clasificarlo con las herramientas clásicas de la crítica literaria. Su obra resulta excepcional. Este grandulón, que nunca dejó de crecer, al igual que su obra,  produjo una revolución en la literatura con sus cuentos fantásticos y su novela “Rayuela”, la más emblemática, para no hablar de su obra crítica.  Jaime Alzarki en un texto para la universidad de Harvard, expresaba: “Nos llevará muchos años, y muchos libros, llegar a entender y a definir la honda huella que la obra de Julio Cortázar ha dejado no solamente en la literatura de nuestro tiempo sino en nuestros hábitos de lector, en nuestra percepción de un texto, en nuestra inevitable necesidad de asociar la literatura y la vida, la escritura y el hombre”. Nada más cierto. El lector no será lo mismo después de Cortázar.
Martín Kohan, en una entrevista en el diario “El Clarín” de Buenos Aires afirma: “Rayuela tiene los dos movimientos, ¿no? En su zona más costumbrista, tiene esa captación del realismo en el habla, sobre todo en sus desacoples con la lengua contemporánea de Buenos Aires, que se van produciendo a raíz de su exilio. Ese registro coloquial cotidiano y esa dimensión de locura o impregnación de azar que él retoma del surrealismo van juntos. Rayuela refleja la vida pero ya tamizada en la clave literaria”. Pienso que desde lo formal y desde la lingüística, la incorporación de una manera absolutamente diferente de manejar el texto como tal, de narrar propiamente dicho, de armar la historia, donde cada palabra es un universo perse,  abierto, luego se renueva,  cuyas claves solo se asimilan en todo su contexto, cuando podemos tener una compenetración absoluta con el texto y la historia. Así lo demuestran las nuevas ediciones críticas.  Cada personaje, pintor citado, cuadro del surrealismo y calle responden a una sinfonía.
Santiago Espinoza Uribe, realizó una tesis sobre Rayuela para la universidad complutense de Madrid.  Allí citando a Borges señala una de las características más especiales de esta novela:
Pues bien, se dice de Rayuela, el objeto de este estudio, que puede ser leída en cualquier orden. Llevando aquella opinión a sus últimas consecuencias diríamos que ése es el libro-laberinto y que tenemos un ejemplo concreto de lo que Borges tan sólo describe en sus ficciones. Rayuela tiene 155 capítulos, si todas las combinaciones son válidas, entonces la novela de Julio Cortázar es un libro virtualmente infinito, algo que podríamos leer el resto de nuestras vidas sin jamás agotar los miles de millones de libros concretos que contiene. Uno de los lectores de Rayuela, Roberto Fernández Retamar, afirma lo siguiente: dice Morelli una frase que incuestionablemente podemos y tenemos que aplicar a Rayuela, una frase bastante lapidaria: mi libro se puede leer como a uno le dé le gana. Yo creo que esta es la única regla verdaderamente válida con respecto a la lectura de Rayuela. (…)
Adelante agrega: “Es probable que el mismo Fernández Retamar no llevara esta afirmación al extremo de equiparar a Rayuela con el laberinto de Ts’ui Pên; no obstante, se puede afirmar que resulta muy interesante la estrategia de Rayuela. Si el libro infinito ya no pretende contener toda posible realidad, sino más bien una realidad que el lector puede alterar constantemente, aunque el libro renuncie a la pretensión (imposible) de ser infinito, el juego de leer semejante obra se vuelve exponencialmente más largo. Ante un número determinado de capítulos, el lector elige siempre en qué orden leerlos, y cada rumbo sería un nuevo libro, un sendero diferente en el laberinto de la lectura”.
No hay que signar la grandeza de su obra sólo a estos juegos formales, que son corrientes en la obra de Cortázar, sería muy fácil. El valor de esta revolución debe tratarse con sumo cuidado. Martin Kohan lo expresa magistralmente: Es que un desafío para los cortazarianos sería salvar a Cortázar del cortazarismo... Yo no siento que Cortázar haya escrito una literatura de fórmula pero sí hay algo en él que admite ser reducido a una receta. Pienso en algunos textos que incluso son muy propicios para el taller literario, como Historias de cronopios y de famas. Pensemos en las instrucciones para dar cuerda al reloj; son logrados y podemos llamarlos literatura menor con espíritu de reivindicarlos. Aunque no haya fórmula en ellos, fueron aptos para la imitación - deshidratados, clonados en el taller literario, de manera que después se vuelve más difícil releerlos sin evocar esas clonaciones. Con todo, Rayuela y 62/modelo para armar merecen ser salvados del cortazarismo”.
Santiago Juan Navarro, en trabajo memorable sobre “Rayuela” en un a priori a su estudio aclara: “La finalidad del presente estudio es comentar la práctica de la lectura de Rayuela, a la luz de la teoría de la recepción de Wolfgang Iser. Para el fenomenólogo alemán el significado en la obra no puede considerarse en esencia sino en acto. El estudio de la obra es indisoluble de su efecto sobre el lector”.
Ahí está la clave del aporte de “Rayuela”. La influencia de Borges en esta relación tan esencial en la literatura está por estudiarse con rigor. Esquematiza el autor con más precisión: “Rayuela propone un concepto lúdico del arte la literatura en el que es indispensable la participación del lector. El impulso dialógico invade todos los niveles del texto. El fondo la forma se refleja mutuamente a través de la búsqueda que comparten los personajes, el lector la novela misma. Oliveira Morelli devienen ejemplos de perseguidores, Faustos contemporáneos a la caza del absoluto. La angustia existencial del primero se corresponde con la lucha que Morelli entabla con las palabras las convenciones literarias. La búsqueda de ambos (Oliveira, personaje, Morelli, autor) es, en último término, la misma del lector: búsqueda ontológica de una nueva dimensión de la realidad, -deslumbrante explosión hacia la luz-“.
Su construcción  es perfecta. Su lectura es toda una experiencia, por ser un texto encantador, encarretador, donde los personajes generan una complicidad inexplicable y la ciudad de Paris, es un personaje más. Cada oración está hecha con el cuidado de un artesano y armada como las grandes obras arquitectónicas, ladrillo por ladrillo, respetando una sinfonía y un pentagrama definido. Rayuela es un texto donde lenguaje trasciende a su propia esencia, “trasgrediendo las normas del discurso y la gramática”.
En este aniversario son muchas las cosas que debemos aprender de esta novela. Fue escrita a principios de los sesenta, pero es el producto de una búsqueda que comprometió toda la vida del autor e infinidad de lecturas. “La novela puede leerse de tres (3) maneras diferentes, tiene un total de 155 capítulos, que pueden ser leídos de las siguientes formas: a la lectura tradicional, es decir, empezando por la primera página y siguiendo el físico del texto hasta llegar al capítulo 56, y además el Tablero de dirección propone una lectura completamente distinta, saltando y alternando capítulos. Ese orden, con varios elementos estilísticos del collage, no sólo es particular sino que comprende textos de otros autores y ámbitos. A esas dos alternativas se suma una lectura en «el orden que el lector desee», una posibilidad asimismo explorada en su 62/modelo para armar.”
Su lectura resulta una novela diferente a todo, un icono. Solo queda recomendarla y esperar que las nuevas generaciones conozcan el texto y puedan vivir esta lúdica experiencia tan rica en matices.
















miércoles, junio 26, 2013

LOS AMIGOS DE SIEMPRE



 Los amigos de la juventud nunca se olvidan y son parte de esa memoria que constituye un bálsamo que nos ayuda a soportar el duro trasegar por la vida. Mi afición por las lecturas autobiográficas y las memorias me permite aseverar que son muy pocas las páginas dedicadas a esta  edad tan importante en la vida. En Colombia los protagonistas de la historia que han dejado textos al respecto, muy poco hablan del periodo juvenil, que resulta vital. Hago la cita, porque, ahora que estoy trabajando en una especie de auto-biografía literaria, empecé a escrutar por los momentos más importantes de mi juventud y me quedé asombrado como algunos son diáfanos y otros que suponía que no olvidaría están en una penumbra incomprensible.
Crecí en la ciudad de Bucaramanga. Esta es una ciudad Colombiana excepcional por donde se le mire. Es absolutamente diferente a todas las capitales de provincia, con disciplinas muy marcadas, ordenada, siempre con los servicios públicos con una cobertura total y sin problemas, constituye un orgullo para sus moradores. Sus calles siempre estaban impecables, limpias y la gente vivía comprometida con su entorno y cumplía a cabalidad con sus responsabilidades ciudadanas. Mi barrio se llamaba Terrazas. Estaba construido en una loma llamada Pan De Azúcar desde donde veíamos toda la ciudad.  Lo atravesaban unas escaleras centrales muy anchas, con dos cuerpos laterales en medio de jardines bien cuidados, con cuadras muy largas, exactamente ocho y casas simétricas, en la mayoría iguales, en este lugar crecí y se fue desgranando mi juventud.
El fútbol para nosotros era una verdadera pasión. En el barrio había dos canchas y solíamos jugar todos los sábados, en ocasiones hasta dos partidos. Había excelentes jugadores, otros no tan buenos, y algunos  muy regulares y por supuestos uno que otro paquete.
Fueron muchos los amigos que se quedaron en mi memoria por esta época. Algunos hechos marcaron mi vida. Por razones que no cabe traer a colación, comenzamos a jugar en otros barrios y mostrar nuestras dotes con amigos nuevos. Uno de los barrios más cercanos y con mucha tradición futbolera se llamaba "La Victoria". Tenía una de las mejores canchas de la ciudad y en ella se jugaba el campeonato de primera. Comencé a jugar todos los sábados en las mañanas en la victoria de manera constante. Para mí, este fue un hecho que me marco por razones diversas. Me encontré con un tipo de personas a las que no había tenido acceso. Eran universitarios, muchachos que habían salido de colegios técnicos, formados con una conciencia social muy diferente a la nuestra, que era socialmente irresponsable. Mi cuñado, Rubén, fue quien nos llevó a su barrio, en este creció y vivió sus años juveniles. Los partidos  parecían finales, se jugaban a muerte, a estos partidos le decíamos banquitas, porque se utilizaban unas porterías muy pequeñas. En estas travesías deportivas, conocí a CARLOS NIÑO, un amigo con características muy especiales, puedo decir que siempre fue el mismo, aun después de muchos años. Recuerdo la primera impresión como si la hubiese vivido ayer, lo que es una excepción en estos tiempos tan camaleónicos. Quien era Carlos. Un joven estudiante de Ingienería industrial de la universidad industrial de Santander, tenía y debo pensar que aun la conserva, una personalidad por fuera del común. Tengo grabadas en mi mente su forma tan peculiar de  caminar, su lentitud desesperante, su mirada de niño viejo, de genio y como asumía las cosas de la vida pese a su juventud. Siendo tan joven, no se parecía en nada a nosotros que teníamos un espíritu desparpajado y una constante mamadera de gallo en los labios. Guardaba mucho silencio antes de responder alguna pregunta, tiene una especie de pensamiento matemático, que hacía que sus respuestas fueran certeras, sin la demagogia acostumbrada en nuestro país y con un realismo implacable. Nunca problematizaba, resolvía, razonaba,  con soluciones muy lógicas, parecía un arzobispo, muy paternal, pero igualmente frió y en ocasiones distante,  producto de un pragmatismo radical. En el fondo, no era más que un  buena gente, para expresarlo con claridad. Su naturaleza lo hacía ser muy disciplinado, criado por la mano fuerte de su madre y  en compañía de su hermana, que fue la luz de su casa. De Carlos siempre me ha sorprendido el rigor. No quiero decir que fuese acartonado, serio en apariencia, hasta que se le conocía bien. Su naturaleza tan diferente a lo que conocía hasta la fecha me sorprendió de buena manera. Cuando lo conocí bien, compartí  muchas cosas que dan como para un libro. Después de los partidos, solíamos ir a una tienda en toda la esquina del barrio, la de los monos, muchachos del mismo corte, en este lugar tomábamos gaseosa con pan, procedíamos no solo a comentar el partido que acabábamos de jugar, sino echar los últimos chistes y por su puesto actualizarnos en los chismes de interés. En estas conversaciones me sorprendió  que pese  a ser tan joven, asumía los temas y las responsabilidades de manera muy diferente, no porque nosotros no lo hiciéramos, sino por el nivel de compromiso que  le imponía a sus comentarios. Así ha sido siempre. Por las azarosas sorpresas del destino, terminó casado con una prima. Hoy tienen una familia bella, asumo que es feliz y supe que su trabajo en Bogotá poco tiempo le deja para las cosas que verdaderamente le interesan.  Estos recuerdos me producen una nostalgia y una tristeza muy honda. El solo hecho de ratificar que hubo tiempos mejores me deja silencios cargados de meditación, constituyen una especie de saudade que me obliga por minutos a recordarlos. Carlos, ese muchacho, que me enseñó que la vida debe siempre asumirse con el rigor que amerita, es un recuerdo grato en mi memoria, algún día volveré a verlo para compartir estas vivencias hasta hoy inéditas.

viernes, junio 21, 2013

LA FUERZA DE LOS MOVIMIENTOS CIVILES EN EL MUNDO


Lo que está sucediendo en Brasil con las protestas lideradas por “El movimiento por el pase libre” , el reverdecimiento de los movimientos de los inconformes en España que han llenado plazas a granel, los movimientos espontáneos convocados en la red en Egipto, Siria, que derrumbaron regímenes dictatoriales, para no hablar sino de los más relevantes en el mundo en los últimos tiempos, ratifican hasta el tope la fuerza que ha tomado la sociedad civil en el espectro político actual, la importancia de las redes sociales y de hecho el cansancio de la gente del común frente a la clase política tradicional. Estamos frente a un fenómeno político que no ha sido interpretado a cabalidad y que amerita una mirada por encima  de la coyuntura y de las bemoles de la inmediatez que semejante hecho suscita.
El movimiento en Brasil es liderado por gente universitaria, con una consciencia política definida, con la absoluta claridad de la exclusión a la que ha sido sometida, con los enrutamientos definidos para hacerse sentir sin dejarse manosear por los medios ni por la clase política tradicional.  Básicamente son jóvenes. Las protestas comenzaron hace unos 10 días exigiendo la revocación del aumento del precio del transporte. Pero rápidamente sumaron otros reclamos y denuncias, como los 15.000 millones de dólares de dinero de los contribuyentes destinados a la Copa Confederaciones y el Mundial 2014. El principal programa televisivo de debates invitó a dos líderes del movimiento -porque sí, el movimiento tiene liderazgos-, los dos, un chico y una chica, estudiantes de derecho y de historia de la Universidad de San Paulo, por lo tanto, originarios del medio estudiantil. Muy politizados, de izquierda, no antipartidarios, con conciencia de los intentos de la derecha -vía medios de comunicación- de utilizarlos en contra del gobierno.  “Brasil -el país más desigual del continente, más desigual del mundo- en los últimos diez años atraviesa un proceso formidable de democratización social, que ha cambiado radicalmente la fisionomía de su sociedad, a favor de los más pobres. Sobre eso no queda ninguna duda”.
La mirada desde la perspectiva política de estos movimientos, debe hacerse con la amplitud que los hechos ameritan. Estos jóvenes no tienen organizaciones estructuradas, sus referentes más allá de la propia inconformidad, esta dictada por la vulnerabilidad que los une y con la conciencia que la misma es producto de las decisiones gubernamentales que los ha afectado enormemente y por el proceso de exclusión, saben que el estado los sobre-pasa, los maltrata y los pulveriza. Las economías se mueven por fuera de la sociedad civil que padece implacablemente sus decisiones. Se ha venido condenando a grandes masas a la miseria, a la exclusión y la esclavitud salarial.  La sociedad de consumo ha contribuido a la insolidaridad social y la clase política y un grupo de tecnócratas toma las decisiones que nadie sabe por qué las toman, encubiertas con el nombre de mercado, de libre comercio y de otras imposturas.
Estas protestas están dirigidas contra la clase dirigente, el club de banqueros y tecnócratas que maneja la economía, los empoderamientos locales y  regionales. Esperare como se desenvolverá el ovillo y sobra decir que abra un análisis mucho más complejo frente a lo que está sucediendo en el mundo con estos movimientos.
                                                                         






lunes, junio 10, 2013

ECONOMÍA Y POLÍTICA EN COLOMBIA


El presidente Juan Manuel Santos salió a la palestra de las aspiraciones presidenciales con una habilidad impresionante al poner el tema de la reelección de su política por encima de su aspiración personal. Propone un “Acuerdo sobre lo fundamental”, anticipándose a sus contendores pues según él, son necesarios en este momento cuatro años más para consolidar las conversaciones de paz con la insurgencia,  proceso inexorable históricamente hablando y  que de ser positivo, le cambiaría la cara al país de manera definitiva.
No solo se necesita un acuerdo de convergencia por encima de los partidos y aquellas ideologías y radicalismos propios de nuestra fauna política, sino que la economía debe estar fortalecida en todos aquellos componentes que atañen al desarrollo, el desempleo, la inequidad imperante y por supuesto para los compromisos propios del acuerdo.
Su labor en el exterior es digna de admirarse. La gira que está llevando a cabo,  ha demostrado con creces esta habilidad natural, el talante diplomático de quien creció en estas lides, el talento comercial con el ojo puesto en el futuro, un espíritu e  intelecto conciliatorio. Pese a la torpeza que se cometió con la propuesta de la OTAN y haber recibido a Capriles en un momento que los diálogos estaban en el mejor momento, su capacidad está descontada. Se necesita un super ministro con la talla del doctor lleras, que tendrá que multiplicarse.
Realmente la economía para el ciudadano de a pie esta de mal en peor. Hay una recesión en ciernes, no hay flujo de caja, el desempleo está por encima de 7 %, atendiendo a lectura harto dudosas, el consumo ha bajado implacablemente y la industria ha tenido unos índices de crecimiento preocupantes, a pesar de las habilidades propias del DANE en el manejo de  la estadística,  que es la herramienta preferida de los políticos para mostrar bien lo que está mal. Paul Krugman, en su última columna del New York Times, escribió: “En cambio, los responsables políticos, tanto aquí como en Europa parecen presa de una combinación de la complacencia y el fatalismo, la sensación de que nada necesita ser hecho y nada se puede hacer. Digamos que es el gran encogimiento de hombros”. Frente a los graves momentos que viven los Norteamérica y Europa.
Algo similar sucede en nuestro país en medio de una coyuntura muy delicada. La inequidad sigue siendo nuestro peor problema, el desempleo y una concentración de la riqueza que se recrudece sin que nadie haga algo real por evitarla. Lo demuestra con creces el carrusel de la contratación en Bogotá, que llevaba veinte años entregándole las obras a los mismos, la expansión del paramilitarismo basados en saqueo y expropiación que incluía el sector productivo y el agro-industrial que compromete oprobiosamente a muchos gremios y, el caso de Interbolsa que refleja para qué sirve el poder en Colombia.
Krugman remataba: “Incluso las personas que consideran que los buenos, los responsables políticos que en el pasado han mostrado preocupación real sobre nuestra debilidad económica, no están mostrando mucho sentido de urgencia en estos días”. Esto pasa en nuestro país, alguien tiene que poner los puntos sobre las mesa y empezar a tomar decisiones que de no atenderse generarán un colapso del cual será difícil que salgamos.


domingo, junio 09, 2013

VIVIR EN MEDELLIN COLOMBIA



Los que vivimos en este hermosa ciudad, nos pasa lo que a los padres con ciertos hijos descarriados, no queremos aceptar la gravedad de algunos hechos que, de no ser controlados podrán terminar muy mal. Vivimos con muchos temores y parecemos desviar a cada momento la atención frente al cumulo de sucesos que avasallan nuestra cotidianidad y convivencia.
La villa como suelen llamarla: la ciudad más innovadora, la aspirante a las olimpiadas juveniles, la única en llevar escaleras eléctricas a los barrios populares, la urbe de las grandes bibliotecas y el plan de lectura y educación más grande de latinoamérica, la ciudad de un desarrollo urbano con respeto absoluto por el espacio público, es también una ciudad donde pululan las vacunas, la extorsión, el cobro extorsivo, las fronteras invencibles, el desplazamiento, los combos, el asesinato, la penetración del narcotráfico en todos los estamentos de la sociedad.  Siempre estamos a la espera que un extraño nos asedie, que alguien nos increpe y nos cobre en nombre de otro, que nos amenacen. Paradójicamente vivimos con una morbosidad enfermiza. Se editan dos periódicos populares donde descarnadamente se narran y se muestran las fotos más cruentas de asesinatos, torturas, en las mañanas este es el plato fuerte del chismorreo y comentario banal, no regodeamos en la sangre de los demás, con una especie de suspiro, por no habernos tocado.
Soy consciente que las autoridades están haciendo un esfuerzo, pero creo que no es el que corresponde,  de alguna manera eluden la verdadera magnitud de lo que está pasando. Medellín está enferma y como lo dicen muchos ciudadanos en un argot simple: “El problema se salió de las manos”. Como volver a la civilicidad, es la pregunta a resolver, en una ciudad que ha demostrado en casos anteriores,  una fortaleza sin igual para enfrentar estos flagelos.
Salimos en la mañana, con un temor reverencial, no sabemos si regresaremos. Besar a nuestros hijos se volvió algo más que una despedida casual. Es un verdadero ritual, como cuando el guerrero va hacía la batalla.  No se entiende que esta ciudad del emprendimiento, del festival mundial de la poesía, viva en medio de un miedo contingente que nos socava lentamente.
La solución es a largo plazo, compromete a más de una generación,  solo la educación permitirá solucionar tan grande escollo y deberemos trabajar sobre el núcleo de la familia, desde la célula de la sociedad constituye la única manera real de enfrentar este problema. Hablo de una revolución ética que nos comprometa a todos. Con perdón y olvido y con la autoridad que permita estar alerta al cumplimiento de los compromisos adquiridos.  Deberá ser un plan, que se traduzca en cambios a diario, minuto a minuto, estar alerta le da grados de eficacia, que se traducirán en trasformaciones  visibles, en la forma de tratarnos y sobre todo en la manera de resolver los conflictos. Es hora de asumir la tercera vía y no me refiero a ningún plan político, sino a poner sobre la palestra mecanismos alternativos para solucionar un problema verdaderamente grave para todos lo que habitamos esta hermosa ciudad, hecha a pulso por generaciones recias anteriores a este galimatias que siente y le duele lo que está pasando. De todos depende que iniciemos la tarea. En todo caso seguiré abrazando esta ciudad, luchando por ella y espero como siempre empecemos una revolución ciudadana, que nos permita vivir en paz.


martes, junio 04, 2013

LAS VICTIMAS DEL CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA


Desde el juicio de Núremberg se hace énfasis en las  víctimas de los conflictos armados en el planeta.  Los interrogantes más relevantes por resolver al respecto serían  los siguientes: ¿qué pasará con las personas afectadas por el conflicto armado?, ¿cuál debe ser la responsabilidad del estado en el resarcimiento de los daños? Las victimas quienes resultan ser las más afectadas, los más vulnerables e indudablemente tienen la peor parte,  constituyen la mayor preocupación en los procesos de reparación, pues el conflicto los afecta y afectará indefectiblemente por muchos años. Es un hecho que  muchos daños son irreparables, esto está descontado.
La innegable realidad en la que vive Colombia  obligó  al estado  a establecer una ley que atendiera este capitulo importante, revisar, enrutar, aplicar  políticas y medidas tendientes a ser efectivos los procesos de resarcimiento contemplados en la ley, aquellos derivados de los acuerdos entre el gobierno y los diferentes actores al margen de la ley  y los adquiridos por la misma sociedad a lo largo del mismo u de algunos procesos de resolución vigentes desde el propio corazón de los hechos.
Lo primero legitimar el resarcimiento: El 27 de septiembre, el gobierno nacional, en cabeza del entonces ministro del interior y de justicia, y algunos miembros honorables del senado, en ejercicio de los derechos consagrados en el artículo 154 y el numeral primero del artículo 200 de la CN, en concordancia con la dispuesto en los artículos 140 y subsiguientes de la ley 5 de 1992, se sancionó la ley  1448 del 2011 conocida como “ley de víctimas y restitución de tierras”.
El primer artículo aprobado es clara en su objeto: La presente ley tiene por objeto establecer un conjunto de medidas judiciales, administrativas, sociales y económicas, individuales y colectivas, en beneficio de las víctimas de las violaciones contempladas en el artículo 3º de la presente ley, dentro de un marco de justicia transicional, que posibiliten hacer efectivo el goce de sus derechos a la verdad, la justicia y la reparación con garantía de no repetición, de modo que se reconozca su condición de víctimas y se dignifique a través de la materialización de sus derechos constitucionales.
Según la revista “Semana” de Colombia el país tiene cinco millones quinientos mil muertos producto del conflicto armado. Creo sin temor a equivocarme, que son mucho más.  Establece la publicación: a sola escala intimida: “El 11,5 por ciento de la población colombiana ha sufrido directamente por el conflicto armado. Y los delitos padecidos para que a una persona se le considere una víctima son escalofriantes: tortura, violencia sexual, homicidio, desplazamiento forzado, masacre o minas antipersonales. Indemnizar y dar reparación integral a tal cantidad de gente es una tarea que va a poner a prueba las muchas instituciones que la tienen a su cargo y es todo un desafío para el gobierno, los alcaldes y los gobernadores”.
Hoy, no solo se genera violencia desde los actores políticos al margen de la ley, se le suma  el enquistamiento del narcotráfico en las instituciones, en la empresa y en la sociedad en pleno, el fortalecimiento de las bacrim y la delincuencia común.  Esta reparación según la revista  e adelanta en medio del conflicto armado. El año pasado la guerra ocasionó más de 200.000 nuevas víctimas. Restituir 3 millones de hectáreas despojadas o abandonadas, garantizar que cientos de miles de desplazados retornen en seguridad a sus lugares de origen y reparar individualmente, con indemnizaciones y planes apropiados, a millones de personas, son tareas titánicas y complejas, pero lo son mucho más en cuando los flagelos de la guerra no han culminado. 
Esta reparación se fundamenta en asumir la responsabilidad durante el presente, de los hechos que trasformaron violentamente las condiciones de vida de una población en el pasado, las por esta razón, adquieren un valor absoluto.  La reparación Solo tendrá efectos reales sí se produce integralmente, sino es así, se ahondará más en el conflicto sino en la situación general del 11.1  % de la población Colombiana, que es la que ha sufrido  este flagelo.










sábado, junio 01, 2013

MI HIJA MARIANA


Mi hija mayor  constituye una de las grandes justificaciones de mi existencia.  Este año cumplió quince años, fecha de suma trascendencia gracias a las tradiciones que aún perviven.   Suele conmemorarse con un viaje, con una fiesta o con una cena con ciertos protocolos especiales.  Estas  últimas se realizan con la familia y  se invita a los amigos más cercanos.  Con el tiempo estos recuerdos  terminan siendo un bálsamo para la vida y se convierten en una fortaleza sin igual.  He reflexionado muchas cosas gracias a esta fecha y sobre todo al regalo invaluable que ha significado mi hija.
Ahora que la juventud accede a toda la información en cuestión de segundos, que el mundo está a sus pies a un clic por efecto de la revolución de las tecnologías de la información y el conocimiento, donde  lo complejo nos hizo  olvidarnos del  detalle; cuando  tristemente no tenemos casi comunicación con los que tenemos al lado, pues siempre estamos lejos del lugar donde nos encontramos,  hablando con personas diferentes a las que comparten con nosotros,  quisiera contarle a mi hija algunos cosas mías cuando tenía su edad, qué la sorprenderán, pero que  para mí son recuerdos gratos. Muchas cosas en la década del 70 del siglo pasado eran diferentes: Vivíamos sin aparatos cargados de botones, ni televisores planos, ni controles, con una simpleza encantadora, sin tanta carga. Hay  diferencias  emblemáticas. Viví en pleno auge del hipismo, de los Beatles, habían solo dos canales de televisión, empezábamos una revolución con nuestras actitudes después ser testigos de cambios revolucionarios, los zapatos tenis se volvieron nuestros preferidos y casi los únicos que usábamos; vestíamos absolutamente descomplicados. Nunca se me olvidarán los eternos y aciagos domingos frente al televisor con toda mi  familia entre chistes flojos, viendo películas después de atragantarnos con los espaguetis memorables preparados por mi madre, las salidas el sábado a la plaza de mercado, bajo la tutela de mi madre, llevando unos canastos de fique inmensos; las extensas caminatas por las montañas de mi ciudad natal Bucaramanga con mis amigos, el primer perro de la casa,  al que le pusimos de nombre mentíritas,  fotografías invaluables de mi familia que hacen parte de mi vida. Las casas eran muy diferentes a las que conocemos hoy. Grandes, sin ahorros de espacio.  Citaré algunas cosas y hechos que nos marcaron.  Para nuestros padres el mundo era un caos, nosotros habíamos trasgredido el orden y ellos lo aceptaron con cierto desdén. De hecho muchas cosas eran  distintas. En la casa cuando nos llaman al teléfono, este sonaba con una estridencia inimaginable, como el pito de los grandes barcos cuando llegan o salen de puerto, aun así, nos matábamos por contestar, corríamos al primer piso de la casa o donde estuviéremos a buscar el único aparato disponible. Este era una coca horrible, pesada, negra en la mayoría de las veces, con un disco en el centro como si ocultara un marciano. Cuando uno contestaba terminaba convertido de inmediato  en un elefante con una oreja inmensa. Ahora que cada hijo tiene su teléfono  móvil,  no conocen  las batallas por el único teléfono de la casa, verdaderas guerras campales, había una sola línea y tenía que compartirse con once personas.  Mi hermano podía durar hablando tres horas, mientras todos los fustigábamos con sorna. En ocasiones cuando la soledad nos sorprende y nos toma de súbito una fragilidad infranqueable, estos recuerdos gratos nos sacan del marasmo y nos llenan de alegría. Todos estos recuerdos se agolpan en mi mente entre todos los avatares clásicos en la organización de una cena de las manos de la abuela materna y Ana Isabel su madre. Doña Ana Emilia, toda la vida les ha entregado su amor con un fervor desmedido, sin pedir nunca nada a cambio, con una energía sorprendente, para ellos nunca está cansada, ni ocupada, por encima de las vicisitudes que la vida le ha impuesto implacablemente.
Mi hija es una deportista de tiempo completo. Desde hace seis años practica el nado sincronizado. Su belleza es fresca e imponente, siempre está acompañada de una sonrisa natural. Es puntual, responsable y tiene una nobleza excepcional en estos tiempos.  Recuerdo que cuando nació, la enfermera me la pasó de inmediato después del parto de mi esposa sin mayores problemas. Era una criatura muy pequeña, con unos ojos inmensos, como dos grandes perlas. Cupo entre mi pecho y mi camisa. El calor de su cuerpo está fijo en mi memoria, su calidez.  Este día nunca lo he olvidado.  Desde este momento la he visto crecer y aprender del mundo, sonreír con una carcajada estridente, cuidar a sus hermanos, hasta haberse convertido en la mejor amiga de su madre, adorar a sus compañeros y sobre todo planear su futuro con la certeza que, logrará  sus metas gracias al cumplimiento de sus  responsabilidades de manera impecable en el día a día.
Todos los días escucho sobre hechos muy tristes que padece la juventud por razones que no cabe enumerar. Solo quiero decirle que igualmente la existencia está llena de motivos para vivirla. A pesar de la tragedia que nos rodea es absolutamente bella. Sin ser el mejor padre, puedo expresar sin temor a equivocarme que cuento con la mejor hija. Quisiera enseñarle, que debe procurar porque nada en su trasegar le cambie esa sonrisa hermosa que le acompaña siempre, lo demás ya lo está ganando, ella y yo lo sabemos.