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miércoles, agosto 31, 2011

TONY JUDT " ALGO ANDA MAL"


El libro “Algo anda mal”, publicado de manera póstuma, es un testamento lúcido sobre la grave situación que vive el mundo, desde todas las perspectivas. Es una mirada al ser humano, al hombre de carne y hueso, quien vive atrapado entre poderes que lo superan y lo someten implacablemente. El ser hoy es consciente que va al cadalso y a pesar de ello, es impotente, no puede hacer mayor cosa, su resistencia es casi cero, su situación nunca cambia, está inmerso en una entropía irracional, en medio de un mundo sobrecargado de adelantos técnicos que intensifican su alienación.

Desafortunadamente los hechos, no solo confirman sus teorías, sino que parecen ser tozudos, pues cada vez estamos peor. No me refiero a la caótica situación económica y a la crisis financiera, sino a la crisis de tipo social y a la falta de norte: no hay una alternativa diferente a la impuesta por los mercados y desafortunadamente no reaccionamos.

Este pequeño libro debe leerse con atención, por venir de quien viene. Tony Judt, fue uno de los historiadores e investigadores de la Europa de finales del siglo XX más respetados en su profesión. En este blog escribimos sobre su valiosa obra y la tragedia que vivió en sus últimos días. "Algo anda mal", está escrito aludiendo a datos históricos muy contundentes y bien cotejados, con la esperanza puesta por quien está viviendo sus últimos días y es consciente de ello, con la pesada carga de una herencia, que le permitió vivir entre los hechos de una civilización llena de barbarismo. Recordemos que “su obra más famosa, publicada en 2005, es Posguerra: Una historia de Europa desde 1945, una crónica monumental del continente en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. En su análisis, Judt afirma que la cooperación de los países europeos en los 30 años posteriores a la caída de Adolf Hitler da muestra de que el pacifismo y el multilateralismo pueden engendrar una estabilidad y una prosperidad duraderas. Con Posguerra quedó finalista al Premio Pulitzer en 2006. "América tendría el mayor Ejército y China crearía más productos, y más baratos", escribe en la conclusión del libro. "Pero ni América ni China disponían de un modelo útil que sirviera para la emulación universal. A pesar de los horrores de su reciente pasado, y en gran medida gracias a ellos, eran los europeos los que ahora estaban genuinamente posicionados para ofrecerle al mundo algún modesto consejo sobre cómo evitar repetir los errores del pasado. Pocos lo habrían dicho hace 60 años, pero puede que el siglo XXI pertenezca aún a los europeos".
Lluis Baseets, en su blog trae sus palabras y se refiere al esfuerzo hecho por el autor en sus ultimos diás y al valor de sus puntos de vista en esta crisis. Reseña estos momentos que se refieren a la adaptación de una conferencia pronunciada en la Universidad de Nueva York el pasado 19 de octubre. Dice,doy la palabra, traducida, al periodista Peter Weiss, que asistió al acto y lo trae en su blog Mondoweiss bajo el título ?Paralizado pero impertérrito, Judt lega a la izquierda la batalla contra la desigualdad?: ?Tony Judt rodó sobre la tarima de la Universidad de Nueva York la pasada noche en su silla de ruedas, con un tubo de respiración atado a su cabeza y una manta sobre su cuerpo, y comenzó su discurso con una voz sorprendentemente fuerte señalando que iba a "matar al elefante en la sala":

Quienes tenían la esperanza de que daría una charla estimulante sobre lo que un cuerpo puede hacer en estas circunstancias quedaron defraudados: "Soy inglés, no nos dedicamos a levantarnos el ánimo? Pero a pesar de sí mismo, Judt cumplió ambos encargos. El discurso que pronunció durante los siguientes cien minutos, en el que se preguntaba si iba a aguantar, fue un llamamiento a la izquierda a tomar las armas? Las armas de Judt, y las de la izquierda democrática a la que pertenece y se dirige, obvio es decirlo, son las ideas y las palabras. Lo que nos dice Judt con estos dos textos se refiere precisamente al valor de estas armas, incluso cuando el cuerpo se convierte en un caparazón inmóvil. Judt hace una apelación a la izquierda para que ponga pie en pared después del ciclo conservador marcado por la desregulación, la desprotección y la privatización. Llama a las cosas por su nombre, como nos ha demostrado con su enfermedad: su izquierda es conservadora; no debe cambiar nada sino resistir y recuperar conceptos arrumbados en los últimos 30 años por una derecha revolucionaria que nos ha conducido al desastre. En este tiempo el lenguaje de los valores ha sido sustituido por las meras consideraciones sobre las pérdidas y ganancias económicas. Y como consecuencia, las privatizaciones, el subarriendo de las tareas del Estado y el desprecio por los más desfavorecidos. Lo que queda de la socialdemocracia europea, lo poco que queda, es además patrimonio de todos y no sirve ya para ganar elecciones, tal como ha podido comprobar la socialdemocracia alemana. El discurso del progresismo optimista ha quedado cancelado, por lo que ahora corresponde una ?socialdemocracia del miedo?. No es la primera vez que sucede. Judt se remite a la Europa de entreguerras, momento en que, de forma análoga a hoy, la izquierda se dejó arrebatar una herencia liberal que le pertenece. Y lo que hay que conservar es bien claro: la función del sector público, la acción social del Estado y las instituciones del Estado de bienestar. Son ideas polémicas para el debate. Bien articuladas y razonadas. Pero sobre todo, surgidas de una mente en acción aunque sea en un cuerpo cada vez más inactivo. Lo admirable de Tony Judt es su capacidad para seguir pensando, para seguir viviendo. En su texto pide ayuda, alguien con quien hablar: yacente dentro de un cuerpo inmóvil, sus noches son interminables y terribles. Y sus únicas armas de combate son, precisamente los ejercicios de pensar y recordar, que le permiten afinar su memoria y su agilidad mental. Es difícil conjugar mejor en dos textos tan distintos y a la vez entrelazados un mismo llamamiento a la razón y al debate.

Ahí están las preguntas claves, que por su puesto no será fácil resolverlas, algunos movimientos como el M15 de España, permiten tener esperanzas y la pregunta donde están los pensadores que impongan una vision más humana del desarrollo.





domingo, agosto 28, 2011

ESTIRPE DE NOVELISTAS DE CARLOS FUENTES

Este es un capitulo del último libro de Carlos fuentes publicado en el suplmento literario Babelia de " "El país" de España: 
Carlos Fuentes, uno de los autores clave de la literatura en español, publica La gran novela latinoamericana. En exclusiva para Babelia escribe sobre la historia y la evolución de dicha narrativa y presenta su canon de escritores y obras esenciales del siglo XX y XXI. Recibirá hoy el Premio Formentor de las Letras en reconocimiento a toda su obra. Se trata de una distinción en el 50º aniversario de la creación de este galardón que se recupera tras varios años suspendido. Formentor es una península estrecha de Mallorca (España) donde en los años sesenta se realizaron jornadas literarias convertidas en referencia para la vanguardia de la edición europea y el debate cultural, Fueron creadas por las familias Barceló y Buadas Rotger. Entre los anteriores galardonados figuran: Samuel Beckett, Jorge Luis Borges, Juan García Hortelano, Jorge Semprún, Saul Bellow y Witold Gombrowicz.

Cristóbal Colón vio las sirenas del Caribe en 1495 aunque dice que "no eran tan hermosas como las pintan". En cambio, Diego de Rosales las ve "bien agestadas, con cabezas y crines largas" y al zambullir, noté "cola y espaldas de pescado". Fernández de Oviedo abunda en la descripción de maravillas. Tiburones "que tienen el miembro viril o generativo... cada uno tan largo como desde el codo... a la punta mayor del dedo de la mano". Las sorpresas abundan en estas primeras Crónicas del Nuevo Mundo. Cocuyos que iluminan las noches. Tortugas con nidadas de mil huevos. Perlas negras. Salamandras ardientes y frías a la vez. Es la noche de la iguana, exclamó Cieza de León.
Europa necesitaba un mundo nuevo que colmara sus ansias de fantasía. Pero si la narrativa de las Américas se inicia con la imaginación mítica, Bernal Díaz del Castillo pronto la ubica en la conquista épica. Su Conquista de la Nueva España se inicia con acento mítico: México-Tenochtitlán se parece a "los encantamientos... en el libro de Amadís". Pronto, el asombro del descubrimiento es vencido por el clamor de la conquista. Una victoria llena de dudas, pues Bernal nos describe la destrucción de un mundo al que ama por otro mundo al que obedece. Su libro es la memoria de la juventud de un hombre maduro, olvidado y ciego. El mito ya es épica.

Ambos -mito y épica- serán silenciados por las prohibiciones de la Corona. La "historia oficial" sustituye a la imaginación épica mítica y la obligación de los súbditos del rey es callar y obedecer, dice el virrey de México, marqués de Croix. Sólo que junto con los "libros de los valientes", descubridores y conquistadores, llegaron las ideas de la época, secretas a veces, creciendo a pasos largos y lentos. La idea de América coincide con la Utopía de Tomás Moro, que Vasco de Quiroga quería recrear en Michoacán. Coincide con El príncipe de Maquiavelo, que parecería el abecedario de los conquistadores: no digas, haz. La descendencia literaria de Maquiavelo se encuentra en el Tirano Banderas de Valle-Inclán, los Archivos de Gallegos, el Pedro Páramo de Rulfo, el patriarca de García Márquez y, en su versión moribunda y final, en el Trujillo de Vargas Llosa. Genio y figura hasta la sepultura.

Menos obvia, más profunda, es la herencia erasmista en América. Visible en la arquitectura colonial de Aleijadinho en Ouro Preto o de Kondori en el Alto Perú, es en la poesía de sor Juana Inés de la Cruz donde la influencia erasmista es más cierta:



En dos partes dividida



tengo el alma en confusión:



una, esclava a la pasión,



y otra, a la razón medida.

¿Pasión? ¿Razón? ¿En dónde estaba entonces la fe? Si en estas condiciones el cuestionamiento propio de la novela no era posible, sí lo fue la historia que empiezan a contar, con definiciones nacionales, Clavijero en México y Molina en Chile, jesuitas expulsados de los reinos que para ellos ya eran naciones distintas de España. Es natural que a partir de las guerras de independencia (1810-1821) los historiadores se encargaran de decir lo no dicho: Lastarria y Bilbao en Chile, Mora en México y, sobre todo, Andrés Bello, el venezolano aclimatado en Chile y fundador de su Universidad, y Domingo Faustino Sarmiento, cuyo Facundo es, acaso, el libro definitivo del siglo XIX latinoamericano. Sarmiento consagra la confusión de géneros (como El Quijote): es biografía, geografía, historia, política.
La novela de la independencia la inaugura el mexicano Fernández de Lizardi con El periquillo sarniento (1816) y prolongan el género varios escritores sumamente influidos por el romanticismo, el realismo y, al cabo, el naturalismo europeos. La gran excepción se da en Brasil y se llama Joaquim Maria Machado de Assis, cuyo Blas Cubas (1881) recupera la tradición cervantina de la mezcla de géneros, el humor, el héroe menor, las ilusiones y el engaño, así como la crítica del libro dentro del libro y el cuestionamiento de la autoría.

La novela realista y documental aún tendrá momentos importantes en la obra de Rómulo Gallegos y en los novelistas de la revolución mexicana. Pero dos de estos, Agustín Yáñez y Juan Rulfo, habrían de cerrar el ciclo con obras que a un tiempo tratan de un tiempo histórico (la revolución mexicana) y la trascienden con, más que, aunque también, la novedad del estilo, la estructura y la intención. Al filo del agua y Pedro Páramo cierran un capítulo temático (la revolución), pero abren un capítulo de la escritura como arriesgada búsqueda de lo no dicho antes. Así, la historia que nos contaron en el siglo XIX se convierte en la historia que nadie había contado antes: la pasión de Pedro Páramo por Susana San Juan, la soledad inmensa de los pueblos de Yáñez, la duda acerca del tema fundador: ¿quién es mi padre, quiénes son mis madres?

El heredero mayor de Machado de Assis es Jorge Luis Borges, quien da el paso de más. El universo aspira a la totalidad pero sólo lo explica la excepción. El Aleph es todos los espacios. Funes es todas las memorias, y la Historia universal de la infamia es todas las historias. Sólo que cada "absoluto" borgiano es vencido desde adentro por un amo personal (Beatriz Viterbo en El Aleph), por una disminución del absoluto (Funes) o por la particularidad excéntrica (La infamia). Al cabo, en Pierre Menard, Borges reescribe El Quijote, línea por línea, palabra por palabra. Sólo que la intención es distinta.
Más corrosivos, más libres, en cierto modo, del juego borgiano son Juan Carlos Onetti y Julio Cortázar. Onetti, en La vida breve, triplica al protagonista sin perder la diferencia entre los tres. Y Cortázar, en Rayuela y en sus cuentos, sólo emplea la diferencia entre las dos orillas (Europa-Argentina) para indicar, al revés de Borges, la universalidad de la diferencia. Los tiempos simultáneos de una operación quirúrgica hoy y de un sacrificio ayer nos hablan de este acierto cortazariano: lo diferente puede ser simultáneo o al revés.
Hablo aquí de los contemporáneos de Borges. Bioy Casares y José Bianco, pero sobre todo de sus descendientes, Tomás Eloy Martínez, Sylvia Iparraguirre, Ricardo Piglia, Luisa Valenzuela y Matilde Sánchez. La literatura más variada y fervorosa de la América española es la argentina. La más sui géneris (como el país mismo) es la chilena. País de poetas (Neruda, Huidobro, Mistral, Parra), la narrativa moderna arranca con José Donoso y Jorge Edwards y prosigue hoy con Isabel Allende, Arturo Fontaine, Antonio Skármeta, Sergio Missana, en tanto que en Perú, después de la gran obra de Mario Vargas Llosa, que va de La ciudad y los perros a El sueño del celta, se refundan los derechos no sólo de la imaginación, sino de la expansión, simultaneidad y precipicios de la lengua. Santiago Roncagliolo es un ejemplo.

Más arduo ha sido el problema de los jóvenes novelistas de Colombia. García Márquez es, a un tiempo, referencia, calidad y estorbo. Lo significativo de Gabo es que con Cien años de soledad recogió las grandes tradiciones de la selva y el campo para transformarlas en una narrativa doble, que por el hecho de serlo, disminuye a las anteriores. Porque el secreto de Cien años de soledad es su doble narración. Los Buendía son objeto de una primera narración que resulta, al cabo, ser la falsa narración del verdadero narrador, el taumaturgo gitano Melquíades, anuncio, en sí, de una serie de narraciones continuas anteriores, imaginables, imposibles, olvidadas y deseadas.

Heredar semejante excelencia es el problema de Santiago Gamboa y de Juan Gabriel Vásquez. Ambos superan la tradición, claro está, con nueva creación. El síndrome de Ulises de Gamboa o Historia secreta de Costaguana de Vásquez no niegan lo que heredan, pero saben que el parricidio puede ser un renacimiento.

La literatura mexicana, superada la fatalidad agraria por el arte de Yáñez y Rulfo, se ha centrado en la vida urbana (Villoro, Enrigue) aunque también en el pasado como memoria de la actualidad (Solares, Celorio, Lara Zavala). El punto de renovación, sin embargo, fue el Farabeuf o la crónica de un instante (1965) de Salvador Elizondo, antecedente extremo de una imaginación tan liberada que ella misma es su única frontera. Las "prohibiciones" nacionalistas del pasado fueron superadas, pos-Elizondo, por el grupo autodenominado El Crack y su compañero Xavier Velasco. La literatura escrita por mujeres (que no literatura femenina) ha acompasado este cambio.

Regreso adonde empecé: el Caribe, cuna de nuestra cultura. Son dos de sus novelistas mayores en castellano, ya que el Caribe es región de muchas lenguas y muchos perfiles. Del Caribe son William Faulkner y Jean Rhys, Édouard Glissant, Saint-John Perse, Derek Walcott y Aimé Césaire. También, y cubanos, Alejo Carpentier y José Lezama Lima.

Lezama, poeta (Enemigo rumor, 1941) y ensayista (La expresión americana, 1957), escribió una de las más difíciles y complejas novelas latinoamericanas, Paradiso (1966). Hablo de ella por muchos motivos. La riqueza del lenguaje, las formas proteicas del libro, su atrevimiento mayúsculo en todo lo necesario para crear la obra mayor del barroco literario latinoamericano. Se recomienda leer primero a Luis de Góngora y Argote ("no puede durar el mundo... que suena a vidrio quebrado y que ha de romperse presto") y un poco a Francisco de Quevedo ("abuelo de los dinamiteros", según César Vallejo). Dura el mundo sin embargo, a pesar de los dinamiteros y el vidrio quebrado. ¿Hermético, metafórico, neoplatónico? Lezama descubre sus propias claves, y las nuestras, en un ensayo fundador de nuestra cultura, La expresión americana, donde todo lo que parecía lugar común reaparece como luminoso renacimiento: la cultura como destino porque tiene orígenes, la literatura como alusión de la realidad, la imagen como relación. Todo lo que creíamos saber de la América española, nos pide Lezama, debemos repensarlo y aun así no lo conoceremos del todo, jamás.

El otro gran cubano es Alejo Carpentier. Como Lezama, Carpentier redescubre un mundo nuestro. Lo coloca en la historia (Guerra del tiempo, El siglo de las luces), en el drama político (El acoso), en la imaginación de las culturas (El reino de este mundo), en la parodia voluntaria (Concierto barroco) y en un audaz remontarse al origen de la vida en Los pasos perdidos. Quizás ésta sea la novela clave para entender la obra de Carpentier. Una novela contiene a todas las novelas porque toda literatura, aunque no lo sepa, es idéntica a su origen más remoto. Y éste, en Los pasos perdidos, es el primer fuego en la montaña, la primera palabra en la selva, el primer baile ceremonial para celebrar el origen (siendo el origen sin saberlo). Majestuosas creaciones literarias las de Carpentier. La negra magia religiosa de Ti Noel. La magia negra política de Víctor Hugues. El derecho a la resurrección en Guerra del tiempo. El derecho al amor de Sofía y Esteban del narrador y la narrada en Los pasos perdidos. La soledad del perseguido acompañado sólo por la música de Beethoven en su acoso. Y un poder solitario, resuelto por un dictador latinoamericano que en su apartamento parisiense necesita unas palmeras y un perico para sentirse "en casa" (El recurso del método).

Incluyo en este libro a dos autores que parecerían (y son) atípicos. La brasileña Nélida Piñon, porque es gallega de origen y más cercana a este volumen que sus grandes antecedentes Jorge Amado, Clarice Lispector y João Guimãraes Rosa. No nos entenderíamos sin Brasil y Brasil no se entendería sin nosotros. Por eso, además, de Nélida, hablo en este libro de Aleijadinho y de Machado de Assis, y en cuanto a Juan Goytisolo, si escribe en castellano, habla también en hebreo y árabe. Ateo de cultura cristiana y heredero, nolens volens, de Grecia y Roma. Es nuestro porque señala como nadie nuestra heredad, en este volumen evocada.

* Carlos Fuentes (Panamá, 1928) ganador del Premio Cervantes en 1987, es autor de novelas como La región más transparente, La muerte de Artemio Cruz, Terra nostra, Los años con Laura Díez y La Silla del Águila. Y de los ensayos El espejo enterrado y Los cinco soles de México. También acaba de publicar su libro de cuentos Carolina Grau (Alfaguara).

Canon siglo XX


- El Aleph
Jorge Luis Borges
- Los pasos perdidos
Alejo Carpentier

- Rayuela
Julio Cortázar

- Cien años de soledad
Gabriel García Márquez



- Paradiso
José Lezama Lima

- La vida breve
Juan Carlos Onetti

- Noticias del imperio
Fernando del Paso

- Yo el supremo
Augusto Roa Bastos

-Pedro Páramo
Juan Rulfo

-Conversación en La Catedral
Mario Vargas Llosa

-Santa Evita
Tomás Eloy Martínez



Canon siglo XXI


-Historia secreta de Costaguana
Juan Gabriel Vásquez

- En busca de Klingsor
Jorge Volpi

-Oír su voz
Arturo Fontaine

-El desierto
Carlos Franz

- Las muertes paralelas
Sergio Missana

-Amphitryon
Ignacio Padilla

-El síndrome de Ulises
Santiago Gamboa

-Abril rojo
Santiago Roncagliolo


viernes, agosto 19, 2011

EL ANIVERSARO DE LOS HECHOS QUE PRECIPITARON LA CAIDA DEL IMPERIO SOVIETICO

Hace veinte años el intento de golpe de estado en contra de Gorbachov, fue el comienzo de la caída del imperio soviético y el colapso de una burocracia que mantenía en vilo al mundo por su poder militar desbordado.  La corrupcion desmedida en todos los niveles, una ideologia anacronica y paquidermica, las contradicciones flagrantes del regimen constituyeron las semillas que sembraron el colapso de la  union.

El mundo aun sufre las consecuencias de estos hechos. La izquierda que tenía en el estado de las estepas la ilusión de sus realizaciones, no logra consolidar su nuevo status y lo que es peor se diluye sin ninguna coherencia. A proposito, a que llamamos izquierda en estos momentos. Los ciudadanos de la unión padecen aun los efectos de un imperio fallido. Pilar Bonet en “El país” de España sintetiza sus efectos con mucha lucidez: El hundimiento de la Unión Soviética convirtió a millones de personas en emigrantes, refugiados, desplazados y extranjeros, las separó de sus familias y les obligó a elegir lealtades. En las biografías de los ciudadanos soviéticos, 1991 fue un corte radical, que abrió posibilidades de inmenso enriquecimiento para unos y condenó a otros a la miseria.

La bipolaridad súbitamente dejo de existir, se consolido una sola potencia y el mundo a partir de este momento fue otro. La ausencia de una ideología que se contraponga a los poderes impuestos, la unidimensionalidad del sistema permitieron que los gurúes del capitalismo salvaje arbitraran una libertad de mercados que  ha generado crisis muy graves para el mundo, pues a pesar de vender el modelo como la panacea, este ha producido  inequidades a granel, miseria y desempleo, para no hablar de las grandes perdidas de los ahorradores a través de los fondos de inversión. Actualmente estamos en una crisis financiera y economica sin parangon con consecuencias serias para el empleo y por su puesto la puntada final al estado de bienestar que por mucho tiempo fue orgullo de los paises occidentales.

Los hechos que rodearon al tres de agosto  dan como para una película de espionaje, los ocho funcionarios que se opusieron a los cambios planteados, tenían planeado una estrategia, como todas las de la KGB, con detenciones a bordo y desapariciones, que terminarían con la apertura propuesta por el primer mandatario soviético. Aquella mañana se trasmitía el ballet "El Lago de los Cisnes" de Piotr Chaikovski. Kriuchkov había preparado una lista de personajes socialmente activos que debían ser detenidos, pero ni estas instrucciones ni muchas otras del GKCHP se llevaron a cabo de forma consistente. El gran error de los golpistas fue no haber detenido a Yeltsin, quien había sido elegido presidente de Rusia el 12 de julio anterior en las primeras elecciones democráticas en su género que se celebraban en la mayor de las 15 repúblicas soviéticas federadas.

El imperio colapso por su propia impotencia y el mundo fue otro, la rueda de la historia como siempre nunca se detiene. Los hechos son de película, tomare la crónica del país de España:

A lo largo del 19 de agosto, en torno a la sede del parlamento se fue concentrando gente, aunque no demasiada, comparado con los grandes mítines que por entonces sacaban a la calle a centenares de miles de personas. A las cinco de la tarde, los golpistas dieron una conferencia de prensa. En ella, las explicaciones y las manos temblorosas de Yanáev hicieron presentir que aquellos hombres no estaban en disposición de acabar con éxito la aventura que habían iniciado.

El 20 de agosto el número de "defensores de la Casa Blanca" había aumentado. Entre la masa de espontáneos reunidos en torno a la sede del parlamento había gentes tan distintas como el guerrillero checheno Shamil Basáiev, el embajador del Reino Unido en la URSS, cosacos, artistas, intelectuales y moscovitas de a pie. Muchos de ellos se integraron después en una organización que se llamó "Zhivoe Kolzó" (El Anillo Vivo).

La noche del 20 al 21 de agosto fue la más dramática de las tres que Yeltsin y sus seguidores pasaron en el parlamento ruso. Los resistentes temían que pudiera producirse un asalto. Entre los seguidores de Yeltsin se habían repartido armas. Algunos diputados, con la carabina al hombro, tomaban posiciones en los tejados de la Casa Blanca. Después de la medianoche, el vicepresidente de Rusia, general Alexandr Rutskoi, un aviador veterano de la guerra de Afganistán, exhortó por los altavoces a defender el edificio, pero poco después, Guennadi Búrbulis, por entonces muy próximo a Yeltsin, utilizó el mismo sistema de megafonía para afirmar la libertad de cada cual de hacer lo que creyera oportuno. Aquella madrugada, una mala maniobra de un tanque junto a una columna de manifestantes acabó con la vida de tres jóvenes en el cruce entre el anillo circular y la avenida Kalinin.

Kriuchkov se había paseado alrededor de la Casa Blanca en un coche con ventanas ahumadas y mantenía conversaciones telefónicas con Búrbulis y los yeltsinistas. Según Víctor Ivánenko, que dirigía el recién formado comité de seguridad del Estado de Rusia, Kriuchkov, considerado el cerebro del golpe, se dio por vencido en la madrugada del 21 de agosto y anunció a los atrincherados que podían dormir tranquilos. El KGB había movilizado al grupo antiterrorista "Alfa", pero no dio la orden definitiva de asalto, aunque sí hubo órdenes previas de avance, reconocimiento y desarrollo del plan de acción. Como otras instituciones del Estado, el KGB no era por entonces una unidad monolítica.

El rescate de Gorbachov

El 21 de agosto, en un pleno extraordinario del parlamento ruso se designó a una comisión especial dirigida por el vicepresidente Rutskói para ir a buscar a Gorbachov a Crimea. También los golpistas volaron de nuevo hacia allí. En la madrugada del 21 al 22 de agosto Gorbachov y su familia fueron conducidos en avión a la capital. El rostro desmejorado de Raisa, la esposa del presidente, revelaba el sufrimiento pasado. Vino después el gran mitin de la Casa Blanca en la mañana del 22 de agosto, la sensación de hermandad y de incomparable liberación. Por la noche, el rostro colectivo beatífico de los "vencedores" se había transformado en amenazador, cuando una multitud se dirigió a la sede del Comité Central del PCUS intentando romper sus ventanas y siguió después hasta la sede del KGB, en la plaza de la Lubianka, donde por la noche un camión se llevó la estatua de Félix Dzherzhinski, el fundador de los servicios secretos después de que la multitud intentara derribarlo con un lazo.

El 23 de agosto, en un verdadero espectáculo ante el parlamento ruso, Yeltsin puso en evidencia la erosión política irreversible que el golpe había supuesto para Gorbachov y para el PCUS. El analista Serguéi Parjómenko, que seguía los acontecimientos, opina que aquella humillación pública satisfacía los instintos de venganza personales de Yeltsin por las humillaciones que antes le había infligido Gorbachov. Al día siguiente, el líder de la URSS rompía su relación con aquella fuerza política donde había militado toda su vida adulta y renunciaba al cargo de secretario general. Gorbachóv pidió al Comité Central que se autodisolviera. La sede de este organismo en Moscú fue sellada, los periódicos comunistas, prohibidos y los últimos golpista, arrestados. Veinte años después, Gorbachov afirma con rotundidad que nunca, ni siquiera entonces, creyó poder formar un tándem eficaz con Yeltsin.

Las exposiciones fotográficas que se han celebrado este año con motivo del 80 aniversario de ambos líderes, -en el caso de Yeltsin "postmortem"-, reflejaron aquella animadversión. En ambas muestras documentales se ha evitado la imagen del "otro", como si las biografías de Gorbachov y la de Yeltsin fueran paralelas y ambos no se hubieran encontrado jamás. Al margen de las relaciones personales de ambos líderes, los yeltsinistas de primera hora buscan hoy el contacto con Gorbachov y reconocen los méritos de aquel político al que acusaron de indeciso y lento. Los que no se han convertido en rehenes del dinero y el poder se muestran desilusionados y hasta inquietos por las restricciones a las libertades democráticas impuestas por Vladímir Putin, el actual jefe de gobierno y ex presidente de Rusia. Búrbulis advertía el jueves que Rusia Unida, el partido mayoritario en el parlamento, podía seguir el rumbo del Partido Comunista de la URSS y que el peligro de desintegración de Rusia "existe" y es "más serio de lo que el régimen presupone con ligereza".

Los implicados terminaron siendo amnistiados. Otras son las consecuencias para el pensamiento y la sociedad en general. Esperamos escribir sobre el tema más adelante.

miércoles, agosto 10, 2011

MATTHIEU PIGASSE

Una mezcla de gentleman, financiero exitoso, banquero, hombre de izquierda y contestatario en ocasiones, con una pasión desmedida por el rock, hacen de este hombre exitoso un producto diferente a todo lo que estamos acostumbrados a ver. Estamos en la época, en que la única salida es ser iguales para ser diferentes. Es grato reconocer que aun existe gente que escapa a estos estándares.

Tiene sólo 43 años, estilo de dandy –jean y camisa blanca impecables–, y es el nuevo hombre fuerte de los medios franceses. En 2009, Matthieu Pigasse compró la revista semanal Les Inrockuptibles y, el año pasado, nada menos que el más prestigioso diario galo: Le Monde . En ese momento, el periódico estaba al borde del default. El actual director del banco de negocios Lazard trabajó en la reestructuración de la deuda argentina con el equipo del ex ministro de Economía Roberto Lavagna. En Lazard hizo su fortuna y se especializó en reestructuración de deudas de países emergentes y en fusiones y adquisiciones de empresas.

Con  la crisis fianciera en plena efervescencia, que confirma una vez más como persisten los economistas en sus equivocaiones, sobre todos aquellos que creen ciegamente en la mano invisible del mercado y  que nunca asumen una crítica al modelo de desarrollo, ni reconocen las injusticias de los gurues en el manejo de las finanzas en el mundo, la visión de un hombre que pese al estilo de vida burgués que tiene en todo lo que hace, de izquierda ideologicamente hablando, absolutamente iconoclasta y quien habla de justicia social, de cambio de reglas, representa de alguna manera una esperanza al caos en que nos estamos moviendo.

Pigasse tuvo en su adolescencia vinculada al rock: en su juventud llegó a tener su propia banda punk y hoy reconoce que le gustan The Clash y Sex Pistols, dos grupos íconos del género. El 10 de mayo pasado, organizó un gran recital en la plaza de la Bastilla, en París, como celebración del trigésimo aniversario de la elección de François Mitterrand como primer presidente de socialista en Francia.

En este momento está en Argentina donde lanzará su revista de rock. Pese, a ser un experto negociando y reorientando deuda externa de los países emergentes y haber contribuido a un renegociación de la deuda externa Argentina, es un crítico al culto al mercado. Hubo respuestas que lo definen en este campo.

– ¿Qué tan en crisis está el capitalismo?

Hay una crisis profunda del sistema capitalista. Es el resultado esencialmente de una transformación generada por el culto al mercado: de industrial pasó a financiero. En el industrial hay innovación, se generan cosas, se generan empleos, la empresa produce. Por el contrario, en el financiero lo único que importa es incrementar el beneficio, lo máximo y más rápido posible. No importa nada, ni cómo se hace, ni quién lo hace, ni los empleados, ni los recursos, ni el proceso, sino los resultados, lo que se va a ganar.

–¿Considera viable la continuidad de este sistema?


–No puede haber democracia sin mercado, ni mercado sin democracia. Lo que pasó en Europa del Este hace algunos años no me gusta. Pero la crisis ha mostrado que la mano invisible que regula la economía no existe. Si dejamos que los mercados se autorregulen, se autodestruyen. Hay que redistribuir los beneficios generados por el mercado, darles a todos el mismo acceso a la educación, salud, seguridad. Y un sistema fiscal justo. No hay que dejar de crecer: hace falta generar riqueza para poder redistribuirla.
¿La crisis económica genera xenofobia?

–Muchos dirigentes políticos europeos tienen responsabilidad en la actitud de encierro que se generó en la sociedad. Es muy triste que Francia, el país de los derechos humanos, responda cerrando sus fronteras a los inmigrantes sin papeles ante lo que pasó en Túnez. Es inquietante, es un reflejo de la crisis económica. Es el miedo al mañana, a los otros. Necesitamos abrirnos al mundo y lograr una alegría colectiva. La cultura es una manera de hacerlo.

Es bueno que haya hombres exitosos, que piensen de manera diferente y que nos brinden una visión por encima de los estándares.