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domingo, julio 10, 2011

RUPERT MURDOCH

Es probable que el anuncio del fin del semanario británico News of the World sea el pago que le hace Robert Murdoch a la sociedad británica para hacerse merecedor en el Reino Unido de una concesión televisiva que le hará aún más poderoso. En todo caso, lo cierto es que el empresario australiano, "el dueño de las noticias", como lo califica un reciente libro sobre su estrategia, echa el cierre a una cabecera más que centenaria que ha basado su exitosa historia comercial en el desprecio a la vida humana en todas sus formas, incluyendo la vida de aquellos que no se pueden defender, pues han muerto y han sido mancillados en la intimidad ya silenciada para siempre. Juan Cruz: “ el Pais “ de España.
El Periodismo responde a una ética suprema e imprescindible para su ejercicio. Está es consustancial al oficio. Con la última del tabloide «News of the World», se cierra un capítulo oprobioso de la prensa Inglesa, que ha sacudido a la sociedad de Londres y que constituye en esencia, el manual perfecto, de todo lo que no se debe hacer en un medio periodístico.


El punto neurálgico que obligo al cierre del tabloide, está centrado en el hecho de ser acusado por las autoridades de numerosos casos de escuchas ilegales, chuzadas decimos en Colombia, investigaciones que han tenido un alcance muy grave para el grupo y que tiene connotaciones de otra índole y han terminado por convertirse en un caso de interés nacional.

Quien es este hombre que nos recuerda a William Randolph Hearst o Joseph Pulitzer. Un magnate de los medios. El imperio de Rupert Murdoch comenzó en Australia, su país de origen, en los años 50, donde llegó a poseer más de un centenar de publicaciones a lo largo y ancho del país. A finales de los 70, Murdoch penetra en el Reino Unido y se hace con cuatro publicaciones señeras: News of the World, The Sun, The Times y The Sunday Times.

En paralelo, el magnate inicia su expansión en los Estados Unidos con la compra del diario The New York Post y se interesa por el mercado televisivo. Pero para ser propietario de canales de televisión en Estados Unidos, Murdoch debía cumplir un requisito legal, convertirse en ciudadano estadounidense. Y así lo hizo. En 1985, el magnate adoptó la nacionalidad del país norteamericano. En 1986 fundó la compañía Fox Broadcasting, propietaria de los míticos estudios 20th Century Fox, y en 1996 entró en el mercado de la televisión por cable con Fox News. Mientras tanto, en el Reino Unido, su compañía BSkyB domina el mercado de la televisión digital.

En 2007 Murdoch da el golpe de gracia a su implantación en Estados Unidos al comprar la compañía Dow Jones, propietaria de uno de los títulos emblemáticos de la prensa estadounidense, el Wall Street Journal.

El escándalo por las escuchas ilegales, que estalló en 2006, se extendió esta semana hasta afectar, además de conocidas personalidades de la cultura, la política y la realeza, a familiares de personas asesinadas y militares muertos en Afganistán. El magnate por ello declaró: "Tras haber consultado con otros directivos, he decidido que debemos tomar medidas contundentes respecto al periódico. Este domingo se publicará la última edición del News Of The World", indicó el presidente de News Internacional.

La pregunta es quien le cree a quien convirtió el oficio más hermoso del mundo en un negocio que violó todos los principios. Hasta donde priman los intereses económicos sobre la información sustentado en la verdad, cómo las presiones del mercado y los margenes de rentabilidad, terminan generando sobornos, para obtener información a costa de lo que sea, prácticas ilegales a granel y la costumbre de propiciar escándalos para aumentar las ventas.

Murdoch en todo caso dijo en un comunicado remitido a su personal, que el dominical, con 168 años de historia, se había "mancillado por un comportamiento equivocado" y añadió que "de hecho, si las recientes acusaciones son ciertas, las escuchas han sido algo inhumano y no tienen cabida en nuestra empresa".

Moraleja, la concentración de los medios nunca será buena. Pero el capitalismo rampante lo permite todo. Amanecerá y veremos.