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lunes, abril 21, 2008

POLITICA Y PARAMILITARISMO EN COLOMBIA
Colombia no tiene una nueva crisis, parece vivir eternamente en ella. Las relaciones de la política con el paramilitarismo cada día deparan más sorpresas y la vinculación de la presidente del congreso a las investigaciones de la Corte Suprema de Justicia vuelven a poner sobre la palestra las delicadas relaciones entre esta con el congreso y el ejecutivo. El presidente declara que es necesario evitar los excesos de los jueces y sugiere que todas estas implicaciones vienen de la mano de delincuentes reconocidos. Sobra decir que estos delincuentes fueron los aliados de la clase política que ahora tiene problemas serios con la justicia por venderle el alma al diablo, alianza que penetro todas las instituciones, muchas veces a sangre y fuego, se tomó alcaldías, gobernaciones y gran parte del poder legislativo, siempre contando con tener presidente a bordo según sus nefastos cálculos, como lo dejó ver el acuerdo que ahora los tiene entre rejas y que tiene como resultado la detención de muchos de estos connotados varones electorales, quienes pagan los platos rotos que hoy comprometen a un porcentaje muy alto del congreso, tristemente casi todos de la coalición de gobierno. A raíz de este deplorable cuadro, el congreso estudia una nueva reforma política que evite repetir estos penosos hechos y depure las costumbres políticas de nuestros partidos. La reforma con el texto que hace trámite, es una paliativo, resulta excluyente para muchos sectores independientes y demuestra que definitivamente de la mano de los legisladores no vendrán los cambios que realmente necesita la institución y el país. Lógicamente a fuerza de reformas no se cambia la grave crisis ética de la sociedad Colombiana. La proclividad por el camino fácil, la penetración del narcotráfico en todas las esferas y el hibrido paramilitarismo-narcotráfico-política, no va ha acabar con un acto legislativo y antes de estar desapareciendo, parece realizar todo para obtener su legalidad y visibilidad en el panorama nacional, ya sea por la vía de los acuerdos de paz o por la creación de partidos políticos que los aglutine con el flagrante reconocimiento de sus orígenes y la aceptación tacita de la realidad que inevitablemente los cobija. No es fácil el momento, pero es un hecho que estamos en momentos absolutamente delicados. Amanecerá y veremos.