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jueves, diciembre 22, 2016

QUE NOS DEJO ESTE AÑO Y ALGUNAS LECTURAS


Joanat Bonet una filóloga y periodista española, tiene un excelente blog que aparece en el portal de “Bomerang literario” del periódico ““El país” de España, el cual suelo leer habitualmente, realizó una descripción del año que termina, la cual traigo a colación por sabía y elegante: “La palabra del 2016 según el Diccionario Oxford, post-truth (posverdad), ha sido profusamente utilizada para entender el nuevo mundo que desafina –el Brexit, Trump y el auge del populismo de extrema derecha–. Aseguraba The Economist que el presidente electo es el principal exponente de la política de la posverdad, que se basa en frases que “se sienten verdaderas, pero que no tienen ninguna base real”. Me resulta imposible afirmar que lo factual es menos influyente que lo emocional. Pero no cabe duda de que vivimos instalados en la era del fake: importa más la apariencia que la autenticidad. Y por otro lado, parece que la verdad no interesa a esos votantes que, sacudidos por un vendaval nostálgico, alimentan pasiones temerarias: reivindican un pasado que no han conocido y utopías ya disipadas: la de un mundo lavado en seco, que no se arruga ni encoge”[1]. Solíamos  hace pocos años tomar algunas verdades expresadas con mucho acierto por Debord, para describir el desasosiego que nos producía la sociedad de consumo que se tomaba el mundo a pasos agigantados “En la sociedad del espectáculo” que describe todo lo que pasó este año: “"Y sin duda nuestro tiempo... prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser... lo que es 'sagrado' para él no es sino la ilusión, pero lo que es profano es la verdad. Mejor aún: lo sagrado aumenta a sus ojos a medida que disminuye la verdad y crece la ilusión, hasta el punto de que el colmo de la ilusión es también para él el colmo de lo sagrado”[2]. En Colombia el proceso e acuerdo con la FARC nos ha mostrado la disfuncionalidad del sistema, de nuestros políticos, nos ha dejado ver una democracia débil, corrupta y plagada de intereses particulares perversos, camuflados con una demagogia barata y mentirosa. Como dice la autora en su escrito, nos ha tomado cierto abatimiento frente a hechos que nos parecen inexplicables a la luz de lo razonable. En todo caso estos días no dejan de obligarnos a reflexionar y tomar algunas lecturas como refrescos para el alma.
Tomé un libro que desde hace dos  o tres años reposaba en mi biblioteca pese a que Juan Gustavo  Cobo Borda es uno de mis críticos y poetas preferidos, su labor encomiable y lúcida en pro de la lectura y la literatura es ardua, lleva muchos años en esta tarea, sus textos son un verdadero bálsamo. Quiero hablar de: “Cruce de lecturas” publicado por el fondo editorial de EAFIT, la universidad de Medellín. La primera parte es un cumulo de pequeños ensayos, lucidos, bien hilvanados, con una prosa impecable, sobre nuestro idioma, el español de los americanos, las culturas hibridas configuradas en un multiculturalismo poco comprendido y menos estudiado aún.  La denomina “Cultura, identidad y raíces”, las trasformaciones del español en medio de una emigración hacía los países del norte incontenible, el spanglish, como fenómeno lingüístico sin parangón, cuyo sustrato sociológico es muy particular y que no dejade ser un tema importante y recurrente. Después hay varios textos sobre poesía hispanoamericana, harto estudiada por este autor, ha caminado por su geografía desde hace muchos años: Gonzalo Rojas, Claudio Rodríguez, Joao Cabral De Melo Nieto, José Hierro, Angel Gonzales, Alvaro Mutis, José Angel Valente, Mario Benedeti, Pere Gimferrer y el cual remata con un texto que llama “Recuerdo del boom de la novela latinoamericana”. Después hay un ensayo que debería ser leído con mucha atención:  “ La década en la cultura Colombiana, Dos revistas”. Escribe también sobre algunos poetas Colombianos de su preferencia: Rafael Pombo, Meira Del Mar, Mario Rivero, Mutis de Vuelta, Eugenio Montejo, sobre pintores y críticos, desde nuestro Botero hasta un texto sobre Marta Traba. Este libro que es una excelente recopilación de muchos de sus artículos y ensayos, del cual sólo les hable de la primera parte, sería una lectura fresca para estos días. 

Fernando Cruz Kronfli, uno de los más importantes escritores y críticos de la literatura Colombiana, muy poco leído por infortunio, dedicado a la academia, por fuera de los círculos cerrados de nuestra mojigata y encerrona elite cultural capitalina, afortunadamente tiene lectores de culto y la academia en toda Latinoamérica es estudiosa de su obra. “Falleba” es una novela fascinante, donde las formas, una prosa exquisita, respetuosa, de un clasicismo que decanta en la medida que hacemos una lectura juiciosa y reflexiva: “ Y logró llegar hasta el filo de la última alcoba del patio, atravesando la neblina que cuajaba como vaho seco alrededor de las paredes, para quedarse de esta manera plantado ante el desastre del tiempo, perdió sin necesidad de más tramite, toda la cordura de su visión”. Como expresa su reseña: Los asuntos de Falleba son múltiples: La muerte, la crisis del sujeto que estalla en fragmentos, el derrumbe de la pareja en la batalla del desamor, la pasión realizada pero imposible, el cuerpo y sus servidumbres”, que buen texto.
El otro, más duro de mascar, pero igualmente encantador, es “Los orígenes del orden político” de Francis Fukuyama”, este es un recorrido desde los primates hasta la revolución francesa de la conformación de las instituciones políticas con todo el sustrato de sus batallas ideológicas y sus contravenciones con el poder instaurado a lo largo de los tiempos. Que buen texto.












[1] http://www.elboomeran.com/blog/922/blog-de-joana-bonet/
(A) Aquí el primer texto:
http://www.cepi.us/posgrado/recursos/archivos/ebooks/JGCobo.PDF
[2] FEUERBACH, prefacio a la segunda edición de La esencia del Cristianismo”.

domingo, diciembre 18, 2016

ALDEA GLOBAL Y SUBJETIVIDAD

Cada vez sentimos más desasosiego por lo ínfimo que somos frente al cumulo de poderes que nos avasallan, que deciden todo y que nadie puede identificar a cabalidad. Nunca terminamos de saber quien decide sobre lo fundamental de nuestras vidas. Sí miramos el tema económico, la vida está sometida a variables que nunca entendemos ni sabemos de dónde vienen y las cuales nos imponen implacablemente deberes, de pronto se nos aparecen nuevas servidumbres que nos atan y de las que es muy difícil escapar, nadie por ejemplo podría vivir sin internet, sin cable en el mundo comercial de hoy. Así pasa con la mayoría de cosas. Nacemos con diez mil compromisos que es imposible eludir. El solo estudio constituye una obligación ineludible, de entrada tenemos 20 años de academia por delante cuando nacemos, para poder ser alguien como dicen las mamas, de no ser así, no seremos competitivos, no serviremos para algo y no podremos entrar al mundo comercial con alguna opción de sobrevivir al mismo. Todo nos viene de afuera, tal vez así ha sido antes, pero ahora constituye un camino ineludible, sino valemos cero, no decidimos nada, se nos dan opciones, pero la ruta está marcada de antemano.
Lo global, con el infinito de articulaciones, de entravamientos, configurados desde los poderes, que no identificamos sino a través de sus efectos, de pronto nos va imponiendo modas, requisitos, pensamientos, no solo en el marco de jerarquías premeditadas sino de sanciones sociales,  pautas dentro del voraz capitalismo, cada vez más inhumano. “La configuración de nuevas articulaciones sociales, una nueva relación entre el estado y la sociedad civil, el surgimiento de actores políticos diversos, nuevas formas organizativas y de poder económico-político, mercados regionales y movimientos sociales de nuevo tipo y una profunda crisis de representatividad, son algunas de las dimensiones que dan cuerpo a este escenario y nos habla de la profundidad de las transformaciones emergentes sugiriendo la idea de que el proyecto de la modernidad pareciera explotar”[1]. No sólo, las relaciones de poder entre el sujeto y poder atienden a un genealogía que sigue siendo impuesta por el sistema económico, la trama de los intereses: “Es decir, el Estado moderno atribuye al hombre los derechos solo en la medida en que el hombre mismo es el fundamento que se desvanece inmediatamente (y que incluso no debe nunca salir a luz) en la figura del ciudadano. Ese ciudadano tiene obligaciones con la ley (el estado) y solo después, tiene derechos”. Dentro de la virtualidad que administra los imaginarios y crea las pautas de reconocimiento y ascenso, el capitalismo se sirve del infinito de sus articulaciones para extender el cumulo de valores, de lo que es viable y reconocible, de nuevas servidumbres, que siempre se traduce en que unos pocos ganan mucho y casi todos muy poco, apenas para cumplir con las obligaciones que el sistema impone. Ahora, en estas circunstancias, es imposible salir de la red, vivir de otro modo, pensar diferente, no existe alternativa, todo es permitido en la aldea global, pero nadie puede salirse de ella, no existiría, entraría en un agujero negro.
Este final de año he pensado en estas divergencias con el sistema en una especie de divertimento, pues imposible escapar del sistema. La literatura, que es una manera de ser Dios, de crear, para mí se ha convertido en una verdadera opción. He sido un lector impenitente y ahora quiero ser un escritor de tiempo completo, no solo por el hecho de apasionarme, uno debe vivir de lo que le apasiona, sino también como una manera de rebelarme. Este es el propósito de mis próximos años.
                                  



[1] Susana Melcaza.  
https://periodicos.ufsc.br/index.php/katalysis/article/viewFile/7120/6621

miércoles, diciembre 14, 2016

EXPECTATIVAS POLÍTICAS Y ELECTORALES DE COLOMBIA

El proceso de negociación de la Habana de manera curiosa acentuó los radicalismos  en Colombia, los actores políticos, tanto del partido de gobierno con su variopinta coalición, como la oposición centrada en los partidos “Centro Democrático” y “El polo”, hasta la fecha no han sido capaces de remover el ausentismo anquilosado del electorado Colombiano, está en un 70 %, la mayoría de los ciudadanos capaces de sufragar decidieron no participar, darle la espalda a cualquier proceso político, cansados de la corrupción y de lo mismo, ni siquiera el plebiscito que significaba el principio de una salida al conflicto los conmovió, lo que habla mucho de la grave situación en materia política de nuestro país.
El año que viene será de campaña total, no solo arranca la renovación del congreso con toda su parafernalia, sino saldrán a la palestra los candidatos presidenciales. La situación política del país es muy compleja. Habrá tres candidatos muy fuertes: El de la coalición de Gobierno, el del Centro Democrático y uno que denominaré de tercera vía. Ninguno de estos tres está claro y de hecho su  suerte depende no sólo de las alianzas, que medirán el peso de las fuerzas y la capacidad de los lideres en lo que tiene que ver con su aceptación masiva, sino del mismo proceso de paz, como se vaya desenvolviendo, lo que generará nuevas expectativas, no siempre electorales. A esto se suma la situación de facto de un país seriamente radicalizado, con vastas zonas en una situación difícil, nueva por demás, la FARC se medirá electoralmente y de hecho es previsible que se le provoque buscando hacerlo caer en actos de violencia, los actores radicales que no aceptan esta nueva realidad están al acecho.
El partido Liberal, una parte del partido conservador y ciertas fuerzas independientes están más cerca de elegir a Humberto De La Calle, que al Doctor Germán Vargas Lleras, quien pese a su fuerza electoral y peso en el actual gobierno, después del plebiscito ha perdido liderazgo a nivel nacional, lo que no le resta importancia, pues su capacidad electoral está descontada, de hecho su partido, cambio radical, mantiene una organización electoralmente vigente, esto quiere decir con muchos votos. La ortodoxia del partido conservador que escogió candidato hace mucho tiempo, el doctor Ordoñez, parece no verlo hoy tan fuerte, como cuando fungía como procurador de la nación, parece que sin cargo ya no es el mismo, aún así, no está descartada su candidatura. Sergio Fajardo y Jorge Robledo, son dos candidatos con muchas posibilidades, depende de la capacidad que tengan para convertirse en una tercera vía, aquella que puede canalizar el descontento inmenso de este país. Muchas variables son las que deberían tenerse en cuenta para que les brille el sol a estos señores con más liderazgo que partido.
El mundo ha demostrado las sorpresas en que se mueve la opinión en los últimos tiempos a la hora de votar. Nada está garantizado y las campañas dependen de variables muy poco medibles, difíciles de cuantificar y  definir; las redes sociales, las campañas negras, lo perverso del mismo sistema y la falta de educación política son factores que inciden en las elecciones y nadie garantiza un control sobre estas variables. La atomización de los partidos en pequeñas maquinarias electorales, convierte cualquier elección en un mercado persa de alianzas y favores. Hay posiciones que no se pueden esquivar y los candidatos presidenciales tendrán que exponerlas sin sesgos. Cada candidato deberá sentar una posición clara frente a la actual negociación con la FARC y con la que se vendrá con el ELN. A esto se le suma el reto que será el manejo de  las relaciones con el próximo gobierno norteamericano en cabeza del imprevisible Trump, la situación delicada con la frontera Venezolana y el proceso de apertura comercial, para sólo citar algunos de los más importantes.
Quiero enfatizar en el proceso electoral, está para alquilar balcón, cada región se cocinarán una infinidad de alianzas que matizarán todas las relaciones políticas en adelante, incluyendo el proceso de paz. Como siempre viviremos en medio de una delicada situación frente a los actores radicales y los factores de violencia que no dejan de mostrar su lado más grave, cualquier hecho fatal puede incidir en el orden público.




jueves, diciembre 08, 2016

DOS LIBROS DEL PERIODISMO QUE NOS AYUDARAN A ENTENDER A COLOMBIA



La situación de Colombia es muy compleja, nuestro país vive una incertidumbre política y social difícil de entender, más sí no se tiene todos los elementos de juicio necesarios para descifrarla, pues son muchos los factores históricos y de facto que inciden sobre la misma. Hoy esperamos que la corte Constitucional se pronuncia el 12 de diciembre sobre la constitucionalidad  de la refrendación realizada por el congreso del nuevo acuerdo firmado entre la FARC y el gobierno, que es el comienzo de una paz con este grupo después de 52 años de conflicto armado, esto permitirá darle salida al 'Fast track', un procedimiento legislativo ágil que permitiría la aprobación de leyes necesarias para la implementación de la bitácora de leyes nacidas del acuerdo, establecida por las partes. Este nuevo acuerdo tomó buena parte de las sugerencias hechas por la mesa de concertación entre quienes fungen como representantes del NO y el gobierno. Llegamos a este punto después de un periplo muy largo, que tomó más de cuatro años. Comenzó con los acercamientos realizados por el presidente, al final buscaban una salida negociada del conflicto armado, después de idas y vueltas, comenzó al fin el proceso de negociación en la Habana con la FARC, proceso que terminó en un acuerdo contenido en un documento de 270 páginas, el cual fue puesto a consideración del país. Para ello el presidente convocó a un plebiscito para su refrendación popular, el cual tuvo un resultado imprevisible, fue adverso  insólitamente, ganaron los del NO, pese al escaso margen, obligó al gobierno y a  la mesa de negociadores a incorporarle las propuestas sugeridas y lideradas por los  representantes que se abrogaron dicha representación.  Este galimatías se ha vivido en medio de la oposición recalcitrante del Centro Democrático y la ceguera de la clase política tradicional del país, inferior a las circunstancias históricas, cargada de radicalismos irreconciliables, leguleya y Santanderista al extremo, pendiente del inciso, como sí viviéramos en un país normal, siempre aduciendo razones en la mayoría de las veces mentirosas. Mientras tanto 8500 guerrilleros que desean entregar las armas, quienes   esperan incorporarse a la nación, no saben qué hacer, cosa que nadie entiende en el mundo.
Acaban de publicar dos libros que nos ayudan a entender a este país: “Recordar es morir” de Daniel Coronel y “El país que se hizo posible” de Julio Sánchez Cristo. El primero sorprende por lo descarnado, muestra la corrupción de este país la cual no tiene parangón, denuncia la sevicia de un gobierno contra el periodismo, la persecución implacable a que se sometió al periodista Daniel Coronel,  narrada columna por columna, están las denuncias hechas contra el doctor Álvaro Uribe que muestran la infinidad de actos ilegales de su gobierno, tendientes no sólo a perpetuarse en el poder, a favorecer a sus amigos, denuncias perfectamente documentadas que nos dejan estupefactos, pues no se puede entender cómo este personaje tiene tanta capacidad para mantenerse vigente, como sí fuera la madre Teresa de Calcuta, pese a denuncias como esta. El país continua girando en torno a sus caprichos, sus ansias de poder son irrefrenables, siempre funge como si fuera el salvador de Colombía, mantiene una influencia y  favorabilidad inentendedible, pese al daño que le sigue haciendo a la institucionalidad.

El otro libro, el de Sánchez Cristo, es una radiografía del plan Colombia en los 15 años de su implementación,  a través de muchas entrevistas, que nos dan una claridad impresionante sobre lo que significó este plan y en cierta forma la infinidad de hechos y sucesos alrededor del conflicto armado desde la óptica de los entrevistados. Es un diagnostico esclarecedor y que nos genera muchas sorpresas, pues no brinda datos desconocidos y análisis importantes.  Comienza con la entrevista de Bill Clinton, Andrés Pastrana, general José Serrano Cadena, General Fernando Tapias Stahelin, Barry MacCafrey, German Castro Caycedo, Enrique Santos Calderon, Juan Manuel Santos, Martha Lucia Ramirez, George Bush, Antonio Caballero, Barack Obama entre otros.











domingo, diciembre 04, 2016

TODOS LOS FEMINISMOS DEL FEMINISMO

Siempre he pretendido en este blog divulgar artículos y reseñas que por su importancia ameriten ser replicadas. Esta radiografía del feminismo me parece de la absoluta importancia, ha sido publicada por el periódico “El país” de España.

ANDREA VALDEZ

Entre el oportunismo editorial y las aportaciones de relieve, una avalancha de títulos afronta desde diversos ángulos el debate sobre un movimiento en plena reinvención.

1. NUEVOS LECTORES, VIEJAS HERIDAS
Si el mundo se ordenara con el mismo criterio con el que se ordenan las revistas en los aeropuertos, obtendríamos una visión hipersexualizada que aún asigna a la mujer los temas de belleza y decoración y le dedica al hombre su rincón de deporte y finanzas. A saber cómo impactaría al tráfico aéreo si entre la selección de best sellers colocasen varias pilas de Vernon Subutex 1, la última novela de Virginie Despentes. Ya en la primera página de su ensayo, Teoría King Kong (Melusina, 2007), enumeraba a sus potenciales lectoras, describiendo un paisaje recóndito y variable. Aquel discurso fue calando mucho antes de que varias actrices hicieran pública su demanda de sueldo equitativo (Robin Wright, Jennifer Lawrence), cuando el feminismo solo era noticia en relación con la violencia de género y no por lo que soltara Beyoncé en directo ni la youtuber Isabel Calderón Pérez-Barba en una de sus reviews fuertecitas.

No fue hasta que las Femen irrumpieron en la esfera pública y protestaron con su cuerpo que el asunto despertó nuevas atenciones. Un par de años después, el encarcelamiento del grupo punk-feminista Pussy Riot movilizó a la opinión pública contra el régimen de Putin y fue ampliamente difundido, aunque no tanto como la condena que le cayó al responsable de una de las mayores filtraciones de la historia. Bradley Manning, el enemigo número uno de EE UU. Fue noticia dos veces y en la segunda apareció con peluca: “Soy una mujer y me llamo Chelsea”. Mientras tanto, en televisión las disputas de género dejaban de ser un tema secundario y la prensa se hacía eco del impacto de series como Transparent y Orange Is the New Black. En este drama carcelario escrito en clave feminista, los cuerpos son atravesados por otras circunstancias como la raza o la identidad sexual, lo que nunca sucedió en Girls. En este caso, Lena Dunham exhibía sus pechos respingones y culo de señora en respuesta, es presumible, a un determinado canon de belleza. De hecho, su primera novela, No ese tipo de chica (Espasa/Columna), no es tanto una obra feminista como una proyección irreverente de la feminidad.

En esta misma clave podrían leerse Cómo ser mujer y Cómo se hace una chica (Anagrama), de Caitlin Moran, y títulos más recientes como Mala feminista, de Roxane Gay (Capitán Swing); Solterona (Malpaso), de Kate Bolick; Madres arrepentidas (Reservoir Books), de Orna Donath, o The Time of my Life (Blackie Books), de Hadley Freeman. Estos libros celebran la imperfección de la mujer y revisan algunos de sus mitos con la misma ironía con la que piden platos las clientas de un restaurante en el último anuncio de Pavofrío, lo que confirma, una vez más, que ya existe un feminismo para todos los públicos.
Mención aparte merece Los hombres me explican cosas (Capitán Swing), de Rebecca Solnit. Se trata de una compilación de artículos periodísticos, escritos por una activista que comenta las noticias del diario y comparte reflexiones y anécdotas. Solnit se queja de que ciertos hombres se arrojen saberes hasta extremos ridículos, mientras nosotras tendemos a ser más pudorosas o a opinar en privado. Llama la atención que la autora considere su libro un ensayo, cuando el tono y la eliminación de las notas al pie de página nos sitúan ante una mujer que nos explica cosas. ¿Será una provocación?
El feminismo suele estar ubicado junto a los estudios de género, como corriente que ha tenido su evolución

2. UNA SECCIÓN PROPIA

En el muy notable El patriarcado del osito Teddy, la pensadora Donna Haraway, de quien Sans Soleil acaba de publicar otro gran libro (El manifiesto de las especies en compañía), reconstruye cómo se fraguó el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York. Para ella, las escenas exhibidas gracias a la taxidermia y la fotografía ilustran un trozo de África, pero, sobre todo, el ansia de permanencia del hombre blanco, cuya supremacía y virilidad empezaban a verse amenazadas por la inmigración y el impacto de los discursos feministas. En este caso, el display esconde un segundo relato. Análogamente, como comenta Paul B. Preciado (El manifiesto contrasexual, Testo Yonqui), “toda biblioteca es una taxonomía posible del mundo. No hay lugares naturales para los libros. Respecto al feminismo, se abre paso en las bibliotecas y librerías a partir de los años setenta, que es cuando varias autoras politizan el acceso a la escritura y la lectura y, por tanto, reivindican su lugar en las estanterías”.

Hoy, el feminismo suele estar ubicado junto a los estudios de género, como una corriente crítica que ha tenido su propia evolución. Entre las pioneras estarían Mary Wollstonecraft y el movimiento sufragista. A mediados del siglo XX, Simone de Beauvoir hizo una contribución muy importante con El segundo sexo, que anticipó los debates de los setenta. Fue esta la década en la que el feminismo se separó en dos corrientes: la de la igualdad centró su crítica en el patriarcado por entender que la mujer era una identidad subsidiaria del hombre, de ahí la necesidad de abolir ambos géneros. La de la diferencia, en cambio, reconocía en ella unas cualidades propias y dignas de celebrarse. A este contexto pertenece Mi vida en la carretera (Alpha Decay), de Gloria Steinem. En los ochenta, figuras como Angela Davis o Gloria Anzaldúa (Capitán Swing) cuestionaron que la mujer fuera un único sujeto político; que su identidad también dependía de la clase social, la raza o la religión. Esta crítica tiene momentos memorables en Borderlands/La Frontera, de Anzaldúa.
Otra apertura muy productiva surgió en los noventa, con la teoría queer, que inauguró todo un campo de análisis, incorporando otras identidades y usos del cuerpo: de la butch (camionera) a los transgénero. En este aspecto, hay que celebrar la reciente traducción de Mother Camp. Un estudio de los transformistas femeninos en los Estados Unidos, de Esther Newton, en el que se inspiró Judith Butler. De esta se acaba de publicar el muy recomendable Los sentidos del sujeto (Herder).
Dicho esto, parece que en los países hispanohablantes, el feminismo y los estudios de género no han acabado de consolidarse. En varios casos, esta sección sigue ocupando los estantes superiores, o su selección se ve desdibujada por la falta de espacio. En la actualidad, las novedades citadas conviven con un ensayo sobre lo poshumano de la filósofa Rosi Braidotti (Gedisa), una biografía de la activista verde Petra Kelly (Clave Intelectual), una antología ilustrada (Wonderwomen: 35 retratos de mujeres fascinantes, Sd Edicions) y hasta un libro de manualidades “empoderantes” (El libro de actividades feministas, Ediciones B). Cuando le pregunto a Silvia Federici por la ubicación de su extraordinario ensayo, Caliban y la bruja (Traficantes de Sueños), me contesta: “Me alegro de que se presente en España en la sección de estudios feministas, pero también debería verse en la sección de historia. Esto no es ‘una’ historia de las mujeres. Es una relectura de la historia del capitalismo desde el punto de vista de la reproducción de la fuerza de trabajo. Y una crítica de los procesos que, según Marx, condujeron al desarrollo de este sistema, por eso, también debería pertenecer a los estudios marxistas”.
“Necesitamos estanterías como el transfeminismo que desacralicen el resto de jerarquías”

Su caso no es único. Otros podrían preguntarse por qué pensadoras como Simone Weil, Hannah Arendt o Virginia Woolf rara vez aparecen ubicadas en esta sección. Además de ser una disciplina especializada, el feminismo es una aproximación crítica que atraviesa varias secciones (de la teoría literaria al cine), pero también una moda a la que dan cancha cada vez más editoriales. En las secciones de muchas librerías convergen estos tres criterios, lo que dificulta su valoración y acceso. María Llopis, autora de Posporno y Maternidades subversivas, es sensible al problema: “Creo que la perspectiva lúdica del movimiento queer sería la más apropiada. Juguemos a clasificar los libros, pero manteniendo siempre en mente que no hay catalogación buena. Porque el ser humano es diverso, la diversidad nos enriquece, y las librerías reflejan esa riqueza”. Paul B. Preciado lo lleva más lejos: “Soy partidario de una librería que actualiza sus estanterías constantemente, con nuevas categorías que abren nuevos espacios de acción y conocimiento. Hoy necesitamos estanterías urgentes como el transfeminismo, la descolonización y el animalismo, que vengan a desacralizar al resto de jerarquías. Si hay un espacio de conocimiento, que haya una estantería”. Y añade: “El feminismo es también literatura y filosofía, no es un pensamiento menor, sino quizá una de las teorías críticas más importantes de los últimos dos siglos”.

Cabría preguntarse cuánta de esta importancia queda reflejada en los espacios de mayor acceso y en los grandes medios, donde el feminismo no es una política editorial sino lo que asumimos aisladamente unas cuantas firmas, ya sea como una vieja batalla o una tendencia que inventa su léxico al calor de los acontecimientos, aun a riesgo de caer en incongruencias. Al final, todo tiene un precio.