España ha entrado en una recesión
endémica que puede traer consecuencias graves a la unión Europea y que
inexplicablemente no recibe las medidas que le permitan salir de tan grave
remolino. El crecimiento está por debajo de todas las expectativas, el
desempleo es galopante, el déficit no logra ser reducido a sus proporciones
lógicas y las exportaciones están en un descenso impresionante. Las medidas tomadas
por el gobierno, concretamente por los tecnócratas, seres inhumanos por naturaleza y que suelen equivocarse ciclicamente, generaron
un ajuste que significó un recorte atroz de los ingresos de la clase trabajadora y para la sociedad en general, una reducción en el ingreso
y el recorte de muchos de sus privilegios. La situación en general para el ciudadano común y silvestre es un caos y no parece tener ninguna esperanza de mejoria en el corto plazo.
Como se llegó a esta recesión e inercia. Emilio Ontiveros lo sintetiza
providencialmente: “En el principio fue la deuda. El desencadenante de esta
crisis, recordemos, fue la explosión de una burbuja crediticia. El exceso de
crédito, la elevación de los precios de los activos más utilizados como
colaterales y la insuficiente calidad de la gestión y supervisión de sus
riesgos derivados pasó factura, primero a Estados Unidos y al poco tiempo a la
eurozona. Los mercados mayoristas donde los bancos captan parte de su pasivo se
colapsaron. Una crisis crediticia en toda regla, efectivamente. La metástasis
en el seno de las economías, entre diversos sectores y agentes económicos, fue
tan rápida como el contagio entre los sistemas bancarios de algunos países
avanzados. Los de la eurozona, con un gran peso específico en sus sistemas
financieros, acusaron más el impacto. Y, dentro de estos, aquellos con el mayor
nivel de endeudamiento de sus agentes. El de España es uno de ellos”. Siempre las crisis se generan por un manejo irresponsable
de los superávit económicos, del exceso de dinero y de la creación de consumos
creados falsamente por el mercado, siempre de la mano de un exceso de crédito irresponsable, gastar
por encima de los ingresos como regla de oro.
A esto se suma, que los llamados inversionistas, se llevan el dinero
para los mercados que estén funcionando, son maquinas sin ningún corazón,
capaces de quebrar a una nación y van dejando a los países en crisis sin
ninguna posibilidad de recapitular y negocias su deuda y por lo tanto oxigenar
la crisis.
La unión Europea, no goza igualmente de buena salud. Hay un excesivo
nacionalismo, xenofobia, falta de interés en llegar a acuerdos globales y una
ausencia literal de liderazgo.
Ontiveros, refiriéndose a la banca, establece con acierto: “los riesgos
derivados del proceso de desendeudamiento de los bancos. Sus consideraciones
cobran una especial significación en el caso de la eurozona, dado el dominio de
los bancos en la conformación de los sistemas financieros nacionales. Es
también en esta región donde ahora se localizan las principales amenazas sobre
la estabilidad financiera global. Las presiones sobre los bancos de la eurozona
no derivan solo del cuestionamiento al que se encuentran sometidos los riesgos
soberanos, sino de la ausencia de crecimiento económico. Las insuficientes
posibilidades de recuperación de la actividad agravan los requerimientos de
renegociación de vencimientos de las deudas bancarias y las exigencias de
fortalecimiento de sus recursos propios. El desenlace es el adelgazamiento, la
reducción del tamaño de sus balances, en definitiva. Hacerlo con prisa no solo
no es bueno en el necesario proceso de selección de activos a vender, sino que
ejerce efectos depresivos sobre el propio crecimiento económico”.
Parece mentira, la soluciones son políticas. La crisis no se ventilará
realmente hasta que no se terminen las elecciones en Francia. Esperaremos como
se resuelve tan grave momento para España y Eurtopa. No será fácil la tarea y se
requieren cuidados intensivos.