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viernes, febrero 19, 2010

LA POLITICA DE DELACION EN COLOMBIA

Muy pocas personas han estudiado con seriedad un capitulo de la seguridad democrática, que tendrá un peso histórico muy grave, ha propósito de evaluaciones y resultados, cuando las aguas turbias comiencen a aclararse en medio de tanto optimismo y encuestas a favor del doctor Uribe. Se trata de la política encubierta contra el terrorismo. Natalia Springer, en una columna en “el Tiempo “, sintetiza en una sola faceta, lo que se ha extendido a todos los niveles peligrosamente: “Según reza en los archivos, uno de los objetivos que perseguía el DAS con "chuzar" y perseguir sistemáticamente a individuos y organizaciones presuntamente críticos de las políticas del gobierno era "crear conciencia sobre las consecuencias de un sistema comunista". Hoy hay que decir que, al menos en ese sentido, el objetivo se logró”.

Ha muchos se les a olvidado en lo que terminaron las políticas de persecución ideológica de los años treinta del siglo pasado en Italia, Alemania y después en Norteamérica, posterior a la segunda guerra mundial. Durante el período conocido como «caza de brujas», protagonizado por el senador católico McCarthy con el objetivo de perseguir la incursión comunista en Estados Unidos, la gran nación democrática bordeo la tentación fascista, al pasar por un período inquisitorial durante el cual muchos ciudadanos inocentes sufrieron persecución por simples sospechas. Veamos los hechos. Espoleadas por McCarthy, las sesiones del Comité de Actividades Antiamericanas, en un clima de sos¬pecha alimentado por la difamación y los rumores, descubrieron efectivamente algunos culpables pero a costa de perseguir a muchos inocentes. El senador católico elevó el nivel de los acusados cuando intentó acusar al prestigioso general Marshall, y ya en el mandato de Eisenhower, al secretario del ejército. Los méto¬dos de McCarthy terminaron por desacreditarlo y fue destituido en 1954, aunque todavía continuó con menor ritmo la actividad del Comité durante algunos años. Colombia ha fomentado todo tipo de sapos, como política de estado, llamada delación, pagado sin ninguna comprobación previa baja de guerrilleros, que después resultaron simples estudiantes, chuzado teléfonos, entregada información a grupos paramilitares de sindicalistas que después resultaron asesinados y ahora quiere volver informantes a taxistas, estudiantes. Recuerdo, un libro, que después fue una de las series más vistas en la televisión que se llamó “Holocausto”, el cual empieza contando todo el proceso de reclutamiento de civiles como informantes que le sirvió a los nazis para iniciar el proceso de exterminio más oprobioso de la humanidad.

Colombia ha sufrido consecuencias muy graves y nefastas por está política. Dice la columnista citada al respecto: Se presume que el presidente Uribe entiende y reconoce las nefastas consecuencias de una política en esta materia, pues ha sido en el marco de su propia gestión, primero como gobernador de Antioquia y más adelante como Presidente de la República, que ha conocido los efectos que tuvieron sistemas similares como el de las Convivir, legalizado como una red de campesinos informantes únicamente autorizados para portar equipos de comunicación, y de los asesinatos de jóvenes conocidos como 'falsos positivos', nacidos de una directiva ministerial y, tal vez, el más macabro ejemplo del efecto que tienen las recompensas en las políticas de seguridad. No hay duda, el DAS cumplió cabalmente con su objetivo, haciéndonos sufrir en carne propia lo peor del terrorismo comunista.”

Ni hablar lo que está pasando en Antioquia, donde el anterior director de la fiscalía entregó el organismo a la mafia y a los paramilitares. Usted sospecha de todos, colombiano de respeto sabe que su celular está chuzado y es imposible  hablar sin levantar sospecha. Cualquier parecido con los gobiernos fascista es apenas una mero atrevimiento para armar paralelos si ningún piso. Lo que está claro es que no existe ninguna intención de variar la política de delación y los candidatos no han hecho hasta ahora, ningún pronunciamiento al respecto, es sumanente curioso que un tema tan delicado no tenga un tratamiento de primera. El tiempo electoral amerita el debate, esperamos como se da el  mismo  y cuales serán los correctivos. Amanecerá y veremos.