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martes, junio 18, 2019

EL ESTADO DE OPINION


martes, junio 18, 2019

 

Al concepto de soberanía popular, de tanto peso histórico en la teoría del estado y de mucha consideración para los constitucionalistas, se le sobre-pone como opción legítima en Colombia, según sus apologistas, el concepto de “Estado de opinión” basado en las mayorías como único factor determinante, entre otras cosas sirve para legitimar dictaduras, pues siempre propone la concentración del poder en el ejecutivo sin algún contra-peso. Las mayorías, se expresan a través del sufragio, en un modelo de participación política donde la abstención es la constante, por aquello del creciente escepticismo, que no cree en los gobernantes y menos en la clase política, imbricando un apoliticismo peligroso.

Pero la política es el eje que articula todo en la sociedad y es imposible prescindir de ella, porque a la vez es la única garantía de gobernanza y de democracia liberal. El partido del “Centro Democrático” en Colombia ha querido a través de un referendo proponer una reforma constitucional, basado en el estado de opinión, para dejar una sola cámara, un congreso corporativo y eliminar las cortes. Recuerda de alguna manera el concepto de poder trabajado en los últimos timos escritos por Foucault: una manera recta de disponer las cosas para conducirlas [...] a un “fin oportuno” [...]. Creo que tenemos aquí una ruptura importante: mientras el fin de la soberanía está en sí misma y ella extrae instrumentos de sí con la forma de la ley, en el fin del gobierno están las cosas que dirige; debe buscárselo en la perfección o la maximización o la intensificación de los procesos que dirige, estos instrumentos, en vez de ser leyes, serán tácticas diversas”.

 

Agrega este filósofo Francés: “Ahora bien, es fundamental comprender que estos poderes no actúan de la misma manera ni afectan-constituyen al mismo sujeto (el individual y el colectivo),  ya  que  estas  diferencias  son  las  que  permiten que el poder disciplinario y el biopoder no se excluyan, sino que se articulen (Foucault, 1997, p. 223). Es más, desde los primeros textos del francés el poder disciplinario está unido a las temáticas de la biopolítica (Trombadori, 2010, pp.  148-150).  Es decir, para Foucault la individualidad es una producción biopolítica orientada al control de la productividad. El individuo es una realidad fabricada por la tecnología específica del poder denominada “disciplina” y este individuo es, a su vez, el sujeto de la biopolítica cuando se aborda su cuerpo productivo en su conexión con la sociedad, bien como especie, bien como máquina productiva-desiderante”.

El centro democrático, en un mesianismo inexplicable, considera que sólo un hombre podría salvar a Colombia y prepara una reforma ajustada al talante de sus condiciones. Qué es el estado de opinión: Una tesis sin definición en la que lo único claro era que la institucionalidad, y en especial el sistema de justicia, debía someterse a la voluntad de las mayorías ciudadanas. Es decir, una versión moderna del populismo (Redacción del periódico “El espectador”). El mismo periódico agrega: “El comité promotor, liderado por el periodista Herbin Hoyos, se denomina Movimiento Libertad y Orden, y tendrá seis meses para recoger más de 1’800.000 firmas ciudadanas para convocar a dicho referendo, que busca modificar la institucionalidad. Y aunque para llegar a las urnas falta mucho trecho —incluyendo pasar un proyecto por el Congreso y por la misma Corte Constitucional—, el camino que abrió el máximo órgano para lo electoral puede convertirse en una vía por la que el Centro Democrático transite hacia su proyecto fundacional: reformar el sistema judicial colombiano, del que ahora es parte la JEP. La propuesta llega en momentos en que la Corte Constitucional y la Suprema de Justicia han tomado decisiones que impiden el avance de la agenda política del uribismo, como la negación de las objeciones, la decisión sobre el Código de Policía que afecta directamente el decreto de Duque sobre la dosis mínima y la puesta en libertad de Jesús Santrich”.

No es la primera vez que aparecen estos esperpentos, esta reforma, con otros arabescos, la propuso Bolívar, la impuso Mosquera y a principios de siglo, por un periodo muy corto, fue el espacio de Reyes que le permitió una constituyente. En este siglo lo ambicionó Laureano Gómez, Álvaro Gómez.  No cito a Foucault por prurito, sino, su teoría del estado y el poder nos permite comprender estos deseos tan des-proporcionados.

La revista coherencia de la universidad Eafit de Medellín de donde tome los acápites sobre Foucault, lo expresa de mejor manera: “No se trata de intervenir menos sobre la sociedad, sino de intervenir de otro modo:  menos reglamentar los procesos sociales, que manejarlos como realidades naturales dadas” (Vila, 2010, p.  192).  Es decir, el biopoder toma en consideración el hecho biológico de que el hombre constituye una especie y se despliega como un conjunto de mecanismos que interactúan con los jurídico-legales y los disciplinarios-correctivos”.