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sábado, abril 27, 2019

TRES LIBROS QUE NOS AYUDAN A ENTENDER EL ATRIBULADO PRESENTE COLOMBIANO


Se han editado en este año varias libros de análisis sobre aspectos vitales de nuestra historia política y social reciente, todos tendientes a comprender el caótico presente, sobre todo en lo que tiene que ver con la implementación del acuerdo de la Habana. La feria del libro de Bogotá es el escenario de estos lanzamientos.
Hace dos semanas aparecieron las memorias de Juan Manuel Santos sobre el acuerdo de la Habana. Empieza básicamente narrando lo que significó para el país el periodo de la violencia ( 1945-1960);  continua con la dictadura de Rojas Pinilla y su posterior derrota después de 7 años de imposición armada(1957); el frente nacional y el fortalecimiento de los movimientos guerrilleros; la incidencia del narcotráfico en el conflicto a partir del 70, la consolidación de los carteles y organizaciones criminales en los 90, y la historia de  todos los intentos por llegar a una acuerdo de paz de los últimos cinco gobiernos; por último, la historia del acuerdo de la Habana.  Es un texto escrito en primera persona, de carácter testimonial y desde la óptica de quien gobernó al país en los últimos ocho años. Por su puesto que ha generado mucha controversia. Escrito por quien ejerció la profesión de periodista por muchos años, con una prosa bien hilvanada, clara y que responde a una técnica narrativa, que busca atrapar al lector desde el comienzo, no deja de ser una crónica. Políticamente está escrito, por un estadista, que considera que la única manera de superar el conflicto es a través de un acuerdo y por lo tanto es la defensa del pacto de la Habana, que le generó al estado muchas responsabilidades y del que depende gran parte de nuestro futuro. Hay que leerlo, no hay manera de entender el acuerdo, sino es desde la óptica de sus protagonistas, esta es una buena herramienta.
El otro texto, es “Revelaciones al final de una guerra” de Humberto De La Calle. Escrito, por quien dirigió los acuerdos. Humberto, ha sido protagonista y actor directo del país político en los últimos 25 años. Desde la constituyente del 91, hasta el periodo final del gobierno Santos. Es un hombre serio, riguroso y forjado en las grandes ligas, para utilizar un término coloquial.  Este texto es un referente imprescindible para entender el proceso en el que terminamos la guerra con el movimiento guerrillero de la FARC, el más grande del mundo y el más viejo. Humberto, en estos siete años del periplo de conversaciones, de toma y dame, armado una agenda, llevó diarios con una disciplina de relojero, al final se constituyeron en  la materia prima de este libro, tan fresco, directo y que se convierte en un testimonio de primera mano, de quien estuvo al frente del acuerdo de parte del gobierno del Doctor Santos, de ahí su importancia. Hay cosas en este libro, que nos dejan anonadados, dan claridad de muchos hechos desconocidos, no fue fácil el éxito conseguido, menos en un país tan polarizado, la firma de tan trascendental acuerdo le dejó una ruta trazada al país. Es un excelente testimonio.
María Elvira Samper publica "1989". Es una crónica sobre un año sin precedentes para Colombia, lleno de crisis, asesinatos, atentados a granel y masacres. Fue como la punta del iceberg en materia de violencia. No sólo asistimos a la exposición del año más cruel, el que significó el comienzo del narco-terrorismo, dejó ver la debilidad del estado en su máxima expresión,  acorralado por las bandas criminales, paralelo a una crisis política sin precedentes. Las fuerzas vivas del país, la clase política, el clero, los lideres sociales, trataron de salir de esta encrucijada, acudiendo a las pocas reservas morales que nos quedaban, pese a que éticamente no estábamos en el mejor momento. Al final, nunca hemos tenido una paz duradera. Los que vivimos estos años, no sabemos cómo sobrevimos a tantos hechos nefastos. Cuando terminamos este libro, entendemos muchas cosas que el tiempo nos ha hecho olvidar. La clase política que maneja hoy este país, pareciera que no aprendió la lección. Esperamos, mis lectores se lean estos tres textos, de suma importancia, para entender la crisis actual.







domingo, abril 21, 2019

EL SISTEMA DE SALUD EN COLOMBIA UNA EXPERIENCIA PERSONAL


Vivo en Colombia, en Medellín, soy un ciudadano anodino, común diría, todos los días oigo hablar de la crisis del sistema de salud y realmente la padezco, pues tengo un hija diabética con todo lo que ello implica, mi conocimiento es directo. Por causas que apenas estoy develando, me apareció una trombo-flebitis en la parte inferior de mi pierna derecha, que me permitió vivir el sistema desde adentro, lo que me llevó a varias reflexiones que quisiera compartir.
Casi todas las constituciones en el mundo, contemplan la salud como un derecho fundamental, esto les genera a los estados unas responsabilidades inconmensurables y de obligatorio cumplimiento desde el tenor de la ley. La ley 100 creó el modelo de salud en Colombia, cuyo objetivo principal es darle cumplimiento a este ítem, el modelo fue tomado del sistema Chileno, quien igualmente lo tomó del sistema americano.
Hay un régimen contributivo y uno subsidiado conviviendo en el mismo modelo en Colombia. Los insumos que necesita el sistema  para funcionar frente a la demanda de salud, con los recursos disponibles que son escasos, resulta asimétrico, lo que genera siempre déficit: En el servicio, la cobertura real y  el presupuesto. A esto se suma los criterios con que se maneja, el negocio siempre prevalece sobre la salud.
Para llegar a realizarme un Dopller en la pierna, con mucha ayuda de los médicos, pese a la urgencia expuesta, duré treinta días, lo que ya habla mucho del sistema. Después de haber obtenido los resultados fui enviado de inmediato a urgencias. Llegue a la unidad intermedia de Belén en Medellín. Allí, sentí la congestión, el exceso de pacientes, la atención se lleva a cabo con muchas dificultades, me imagino por la demanda tan alta, esto hace que trabajen siempre a presión. La estadía en urgencias es torturante, uno puede esperar  hasta tres horas para que lo atiendan, hay casos en que pasan hasta cinco horas. Una vez llamados, nos atiende de nuevo un médico, que de acuerdo a su evaluación nos ordena la hospitalización o la descarta. Hasta este momento, nuestra óptica del sistema es caótica.
Cuando estamos adentro, en la sala de atención de urgencias propiamente, somos testigos de un cuerpo médico y de enfermeras, realmente atento, diligente, trabajando con cariño, pese a la presión, puedo decir sin temor a equivocarme y pese a que trabajan con escasos recursos,  que su cuota de voluntad es muy alta, nadie valora este factor de tanta importancia, hay una labor encomiable.
La orden fue hospitalizarme y de hecho, a las 24 horas estaba en el segundo piso en una habitación compartida. El modelo desde lo estructural  genera todos los déficit inimaginables, no funciona, aun así, el cuerpo medico y las enfermeras realizan su mejor esfuerzo, la atención es muy buena al interior de la clínica, no deja de ser paradójico; un país con un recurso humano tan valioso, preparado, no es capaz de generar un modelo estructurado, con disponibilidad física y recursos técnicos, que pueda cumplirle al ciudadano  común con la salud. El ex ministro de salud, Alejandro Gaviria, en muchas de sus entrevistas, dejó entrever que es imposible que funcione,  precisamente por el modelo, la cobertura total y el régimen subsidiado por si mismo, generan asimetrías imposibles de hacerlo viable.
Quiero darle gracias al Doctor Sergio Álvarez, al médico jefe, al cuerpo de enfermeras que me atendió con tanta diligencia, a las practicantes del Censa, a los médicos practicantes, a las señoras del aseo, a los celadores, todos ellos hacen su trabajo a cabalidad. Estos reconocimientos son apenas un testimonio y prueba de que no todo es malo. Igualmente es un llamado a nuestra clase dirigente desde esta experiencia personal. Indudablemente el sistema requiere hacer cambios. Lo mejor es emprender la tarea, hacerlo cuanto antes es prioritario, el sistema puede colapsar, el riesgo es latente, esto nadie lo duda.

lunes, abril 08, 2019

TECNOLOGÍA Y DESARROLLO SOSTENIBLE


En la oficina, que es de consultaría minera,  tratando de obtener ventajas de la tecnología para la puesta en marcha de mecanismos de desarrollo sostenible en lo que hacemos, nosotros, que tan solo manejamos lo aspectos jurídicos, fuimos sorprendidos por uno de los socios, quien expresó: El primer interrogante que debemos resolver, es cuánto sabemos realmente de desarrollo sostenible?. Esto me cuestionó de sobremanera, la pregunta fue pertinente. Trataré de ser escueto. 
Jeffrey Sachs, el premio nobel de economía, en un texto llamado: “La era del desarrollo sostenible”  publicado hace dos meses, define el concepto al principio: Es un “concepto básico para nuestra era en tanto una forma de entender el mundo como método para resolver los problemas globales”. El punto de partida es nuestro super-poblado planeta y el maltrato recibido a lo largo de cinco siglos de desarrollo industrial, que ha roto el equilibrio natural y que hasta la fecha presenta consecuencias graves, más para la humanidad, que vive de sus recursos, que para el mismo planeta, que siempre cuenta con todo el tiempo para recuperarse a su manera.
El tema viene, sobre lo necesario que es aplicar los avances tecnológicos y de ciencia en favor del desarrollo sostenible. No solo es un tema ecológico, político y económico, sino social, nos compete a todos. Dice el autor en su introducción: El DS es una forma de entender el mundo como interacción entre sistemas económicos, sociales, ambientales y políticos. Es también una visión normativa o ética del mundo, una forma de definir los objetivos  de una sociedad bien ordenada, una sociedad que se preocupa tanto por el bienestar  de sus ciudadanos actuales como por el de las generaciones futuras.
A la pregunta, que saben de DS, la respuesta categórica es: debemos saber, no hay opción,  es necesario conocer lo básico, éticamente nos compete a todos, es casi obligatorio. Rodrigo un ingeniero de minas muy agudo, afirma, es necesario empezar por lo más simple: Clasificar las basuras, no utilizar material dañino, ordenarnos en el consumo, tener conciencia práctica, es una sentencia para todos.
El tema va más allá. Dice Sachs: “Desde una perspectiva normativa podríamos decir que una buena sociedad no es únicamente una sociedad económicamente prospera (Con unos elevados ingresos per capita) sino que debe ser socialmente inclusiva, ambientalmente sostenible y bien gobernada.  Quiere decir, estamos obligados a saber mucho de desarrollo sostenible, la relación saber- poder en este contexto se hace más evidente y el tema de la gobernanza de igual manera es de suma importancia. No hacerlo, desde la norma, desde la prospectiva, desde nuestro diario quehacer, productivamente hablando y socialmente, se constituye en una especie de corrupción.
Dice   Brigitte Baptiste al respecto: “La noción de justicia ambiental está fuertemente anclada en el entendimiento de que el funcionamiento ecológico es un bien común que subyace a todo emprendimiento (sensu lato), sea la agricultura itinerante indígena, las economías pesqueras artesanales, la agroindustria, el desarrollo inmobiliario o la provisión de servicios. Detrás de toda apropiación de lo que llamamos naturaleza existe un entramado funcional de vida, que si bien es menos evidente que la integridad atmosférica del planeta, opera de manera extremadamente conectada. De ahí que la salud climática de todos dependa de la preservación del Amazonas (destruida por corruptos) o la capacidad de restituir la funcionalidad de los páramos. Si los encadenamientos productivos que llevan esa capacidad ecológica de producir riqueza (podría decirse que ricardiana) a los niveles más abstractos de la monetización no garantizan el cierre adecuado de sus ciclos funcionales, nos estamos robando a nosotros mismos en términos de seguridad ambiental, es decir que nuestros actos productivos y reproductivos representan una forma de corrupción de la cual apenas estamos haciendo conciencia: comernos el futuro de nuestros propios hijos, un gesto nada adaptativo”.
Toda actividad productiva desde la norma, tiene  responsabilidades puntuales frente a los impactos ambientales. Cumplirla no es suficiente, es necesario admitir hasta donde debemos ir, es un tema de conciencia y de ciencia, la norma siempre es corta y llega tarde.
Los gobiernos en general, aplican todas sus baterías al crecimiento económico, este mide la variación del PIB a lo largo de un periodo determinado. Según Sachs, el PIB está lejos de dar la medida perfecta de bienestar. Dice, es concebible que el PIB aumente y mucha gente siga peor, lo que es más grave, nunca se mide en términos del equilibrio ecológico, cual es nuestra relación con el entorno, con el medio ambiente vital.
A mi amigo Yeison, le queremos decir, que no solo es necesario saber de medio ambiente, sino que debemos articular nuestras actividades con insumos de mitigación. Si no sabemos, debemos aprender.