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domingo, febrero 08, 2015

LA VIOLENCIA EN COLOMBIA A PROPOSITO DEL ASESINATO DE CUATRO NIÑOS


Hay hechos que logran sacudir al país por su brutalidad, reflejan la más cruda barbarie, delatan la flagrante impotencia del estado, de las autoridades, exponen la capacidad de los violentos, del crimen organizado que parece nadie controla a pesar de que se sabe, quiénes son y cómo actúan, pero el tras-fondo de todo, es la muestra de nuestro estado mental, eso que el editorial del periódico “El Espectador” de Colombia, denominó; “Sicología colectiva”, la pregunta es: cómo llegamos a esa especie de inmunidad, de indiferencia, de absoluta frialdad, lo que es peor, cómo es posible que exista alguien capaz de cometer semejante acto; el sicario para este caso, ese asesino a sueldo, ahora que desgraciadamente los exportamos, como llegó a semejantes límites, matar un niño, el ser más inocente, está claro que no le despertó la más mínima compasión, los asesina vilmente con un tiro de gracia. La prensa relato estos episodios, que realmente nos apenan para el mundo de la siguiente manera:
“En la noche del miércoles en la vereda Las Brisas, de Florencia (Caquetá), personas armadas incursionaron en una vivienda donde, sin mediar palabra, dispararon contra cuatro hermanitos. Los menores, hijos de Jairo Vanegas Lozada y Victoria Grimaldo Amézquita, se encontraban solos en su casa porque sus padres habían viajado a la capital del Caquetá para matricularlos en el colegio. Otro pequeño de 12 años logró sobrevivir y antes de que fuera trasladado de urgencia a un centro hospitalario en Florencia, logró llegar hasta la vivienda de un pariente cercano, a quién le comentó lo sucedió y quien posteriormente aviso a las autoridades”.
De acuerdo con un familiar de las víctimas, la masacre se presentó por un problema de tierras, el cual asegura que ya había sido avisado a las autoridades.
Colombia tiene un grave problema de salud mental,una gran mayoría de colombianos sigue viendo la violencia como opción, nos acostumbramos a resolver todos los problemas de esta manera: En todas las ciudades hay oficinas de cobros, extorsión, fronteras invisibles, combos y organizaciones criminales, delincuencia perfectamente articulada con la sociedad, que los tolera y los usa, para referirse a la tranquilidad de un barrio, dicen sin ruborizarse: aquí no pasa nada, los muchachos mantienen el control. Vivimos inmersos en muchos tipos de violencia, nuestra historia esta plegada de guerras, de masacres, de mafia, de muerte. Lo que quiero destacar es la falta de conciencia frente a un fenómeno que nos socava, que no nos permite tener un mínimo grado de civilización. Hablamos de educación, pero estamos lejos de ver resultados prácticos que nos permitan sentir un cambio al respecto, que toque la herida, la violencia, parece un virus, ha sido imposible erradicarlo.
“La Organización Mundial de la Salud, OMS, define la salud mental no solo como la ausencia de trastornos mentales. Se refiere a ella como “un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”. Todas las tensiones las resolvemos en nuestro país con violencia, de la más descarnada, ahora que la exportamos, los que tenemos la fortuna de viajar al extranjero, sabemos cómo al colombiano en muchas partes,  se le respeta por lo despiadado, por su capacidad de impartir violencia.
La violencia se refleja en nuestra cotidianidad: Como hablamos, como actuamos y como pensamos. Lo sucedido en Caquetá, como lo que pasó en México con los 43 estudiantes, refleja nuestra condición mental, muchas de las insuperables condiciones sociales de inequidad e injusticia social, la impotencia del estado, así como la incapacidad de la sociedad para generar soluciones  a un problema, muy grave. Como ciudadano de a pie, ahora que estaba fuera del país, quede impertérrito con la noticia. He venido estudiando el fenómeno de la violencia con mucho juicio,  a propósito de las conversaciones de la Habana y sucesos como este me dejan anonadado, la mente en blanco, como sí tuviera que aceptar de antemano, la solución no es tan fácil, existe una realidad compleja, que está por encima de los intringulis políticos y sociales, hacen parte de nuestros genes históricos, los que nunca hemos enfrentado seriamente. El fenómeno amerita otra mirada, mucho más profunda.