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domingo, junio 22, 2008

LA XENOFOBIA EUROPEA


La noticia no deja de sorprendernos y contradice en absoluto los presupuestos de igualdad, cooperación, reconocimiento y ayuda entre los pueblos del mundo:” Los legisladores de la Unión Europea acordaron el miércoles que los inmigrantes ilegales pueden ser detenidos por hasta 18 meses y enfrentar una prohibición de reingreso de hasta 5 años, en una decisión que para sus críticos socava los derechos humanos. Tras casi tres años de debate, los ministros de Interior de la Unión Europea aprobaron la medida a comienzos de mes.” La historia de la humanidad cabe en un pañuelo y a los legisladores Europeos se les olvido más de tres siglos de explotación y expropiación de pueblos enteros, que no terminarían de reparar nunca. No es una posición tercermundista, ni mucho menos una nota de resentimiento, los que nos lleva a esta protesta vehemente, pero son muchas las consideraciones para tener en cuenta en este tema tan delicado, en medio de una revolución tecnológica sin precedentes, apertura y globalización económica que permite todo tipo de flujos de mercancías y dinero y que paradójicamente desconoce este derecho para las personas. El cierre de las fronteras de los paieses Europeos para los latinos y en general para los emigrantes ya no es la actitud exclusiva de grupos de derecha, es una política de los gobiernos. Berlusconi, en Italia lo primero que hizo cuando se posesiono fue darle salida inmediata a la Ley Bossi-Fini de inmigración: "Cerraremos las fronteras del país y estableceremos más campos [de detención] para identificar a los extranjeros sin empleo", afirmó, "y comenzaremos a devolver a sus países a los inmigrantes extracomunitarios de los países del Adriático y el Mediterráneo". Medidas como estas abundan en los gobiernos del viejo continente, sumándosele al hecho una xenofobia peligrosa, racista y asesina que a través de bandas criminales, ataca a los emigrantes, como si fueran animales. No corresponde a los tiempos que supuestamente vivimos. Es imposible admitir que la revolución tecnológica, la modernidad en todo su contexto y los supuestos grados de civilización incorporados en la legislación de casi todos los pueblos, no hayan servido para superar los mínimos problemas de convivencia entre lo pueblos. Se nos ha olvidado que las migraciones internacionales son parte de la globalización, y, más allá del turismo masivo, estamos inmersos en una nueva era de grandes movimientos de personas que abandonan sus países con la esperanza de encontrar una mejor vida en el lugar de acogida. Nada podrá evitar estas oleadas y es pertinente que los gobiernos asuman una política más acorde con esta implacable realidad, la cual indudablemente no podrá ser otra, que aquella que asimile el problema y no que lo desconozca, como sucede ahora con la aplanadora legislativa, de carácter represivo y xenófobo, tan en boga en Europa.