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viernes, diciembre 14, 2007

ECONOMIA NACIONAL VERSUS ECONOMIA MUNDIAL

Estoy de acuerdo con la afirmación del ex ministro Rudolf Hommes expuesta en su columna de esta semana, donde expresa que el gobierno no quiere darse por enterado sobre de la crisis financiera que soporta la economía Norteamericana y por ende el mundo, de absoluta gravedad y que tiene como punto de origen la bancarrota del sistema hipotecario, que tarde o temprano nos afectará. Son innumerables los bancos de peso que están reportando perdidas por encima de sus posibilidades de manejo y dentro del marco de la economía globalizada se convierten en un detonador que afecta todo el sistema financiero mundial. La crisis hipotecaria del 2007, también conocida como crisis crediticia o crisis de las hipotecas subprime es una crisis financiera que se extiende por los mercados financieros, principalmente, a partir del jueves 9 de agosto de 2007, si bien su origen se remonta a los años precedentes. Las hipotecas de alto riesgo, conocidas en Estados Unidos como subprime, son un tipo especial de hipoteca, preferentemente utilizado para la adquisición de vivienda, y orientada a clientes con escasa solvencia, y por tanto con un nivel de riesgo de impago superior a la media del resto de créditos. Su tipo de interés es más elevado que en los préstamos personales (si bien los primeros años tienen un tipo de interés promocional), y las comisiones bancarias resultan más gravosas. Los bancos norteamericanos tenían un límite a la concesión de este tipo de préstamos, impuesto por la FED (o Reserva Federal). Dado que la deuda puede ser objeto de venta y transacción económica mediante compra de bonos o titularizaciones de crédito, las hipotecas subprime podían ser retiradas del pasivo del balance de la entidad concesionaria, siendo transferidas a fondos de inversión o planes de pensiones. En algunos casos, la inversión se hacía mediante el llamado carry trade. El problema surge cuando el inversor (que puede ser una entidad financiera, un banco o un particular) puede desconocer el verdadero riesgo asumido. En una economía global, en la que los capitales financieras circulan a gran velocidad y cambian de manos con frecuencia y que ofrece productos financieros altamente sofisticados y automatizados no todos los inversores conocen la naturaleza última de la operación contratada.
La crisis hipotecaria de 2007 se desató en el momento en que los inversores percibieron señales de alarma. La elevación progresiva de los tipos de interés por parte de la FED, así como el incremento natural de las cuotas de esta clase de créditos hicieron aumentar la tasa de morosidad y el nivel de ejecuciones (lo que incorrectamente se conoce como embargo), y no sólo en las hipotecas de alto riesgo.
La evidencia de que importantes entidades bancarias y grandes fondos de inversión tenían comprometidos sus activos en hipotecas de alto riesgo provocó una repentina contracción del crédito (fenómeno conocido técnicamente como credit crunch) y una enorme volatilidad de los valores bursátiles, generándose una espiral de desconfianza y pánico inversionista, y una repentina caída de las bolsas de valores de todo el mundo, debida, especialmente, a la falta de liquidez.
Varios factores se aliaron para dar lugar a la crisis financiera. En primer lugar, la enorme burbuja especulativa ligada a los activos inmobiliarios. En los Estados Unidos, como en muchos otros países occidentales, y tras el estallido de la burbuja tecnológica de principios de siglo XXI, entre los años 2000 y 2001 y, se produjo una huida de capitales de inversión tanto institucionales como familiares en dirección a los bienes inmuebles. Los atentados del 11 de septiembre de 2001 supusieron un clima de inestabilidad internacional que obligó a los principales Bancos Centrales a bajar los tipos de interés a niveles inusualmente bajos, con objeto de reactivar el consumo y la producción a través del crédito. La combinación de ambos factores dio lugar a la aparición de una gran burbuja inmobiliaria fundamentada en una enorme liquidez.
En el caso estadounidense, la compra-venta de vivienda con fines especulativos estuvo acompañada de un elevado apalancamiento es decir, con cargo a hipotecas que, con la venta, eran canceladas para volver a comprar otra casa con una nueva hipoteca, cuando no se financiaban ambas operaciones mediante una hipoteca puente. El mercado aportaba grandes beneficios a los inversores, y contribuyó a una elevación de precios de los bienes inmuebles, y, por lo tanto, de la deuda.
Todo este panorama ha trasformado el mercado de capitales mundiales y se presentan síntomas claros de una crisis de capital, que lógicamente tocará al país, sobra decirlo, necesitamos del mismo y de la inversión extranjera para que la economía mantenga los niveles de crecimiento actual. Las tasas están bajando en los EEUU y los dineros emergentes comienzan igualmente a producir cambios inesperados. De igual manera si colapsa el sistema en general, se producirá una contracción monetaria la cual siempre pone en aprietos a la economía latinoamericana. La situación es delicada, esperamos el gobierno tome nota atenta.