Después de ver la
entrevista realizada por la periodista Arastegui a la actriz Kate del castillo
sobre los hechos que tienen que ver con su encuentro con el Chapo Guzman, se
confirma la nefasta corrupción que
domina a México, que dejan al descubierto mil aristas y articulaciones entre funcionarios del gobierno y las fuerzas
militares con el narcotráfico, gobierno que a propósito, aún no es capaz de
tener algún manejo frente al poder de los capos, palabra entre otras cosas, ya
no se ajusta al entramado que domina el negocio, la gramática utilizada para
describirlo, la jerga, se quedó también
corta para todo lo que sucede, que lógicamente no termina en el Chapo, su
figura es apenas un eslabón de una estructura invisible, que ha permeado a todo
el sistema y que además ha demostrado
ser capaz de realizar los peores actos para mantenerse vigente, sin recato, de
frente, como sucedió con los estudiantes en el caso de Iguala, lo que se conoce
como el caso Ayotzinapa, el cual constituye el peor oprobio para este país y
para el propio presidente de la republica.
Cuando la actriz Kate, en
medio de la confusión que le producen tantas acusaciones, habla de la cortina
de humo del gobierno, lo hace con la plena convicción que nada de lo sucedido es importante frente todo lo que pasa en México,
existen infinidad de investigaciones, todas calientes, para volver a la jerga
que describe mejor algunas acciones, paradójicamente a medio camino, se
sorprende por la relevancia que se le da a su encuentro, el problema de México es
más grave de lo que parece, con este hecho el gobierno una vez más ha logrado
desviar la atención sobre aspectos de suma importancia que están en el tintero, Kate sabe
que en su país nada se aclara, todas las investigaciones son gaseosas, simplemente
no terminan y la mafia, sigue funcionando como si nada.
Esto demuestra hasta la
saciedad una vez más, como ha sido de errada la guerra contra el narcotráfico
en Latinoamérica, el consumo de drogas alcanza niveles inimaginables, nosotros aun
pensamos en las drogas tradicionales y con las drogas sintéticas, el negocio creció demencialmente, su espectro es tan amplio, es preciso reconocer que realmente no conocemos nada sobre el mismo, sabemos de su rentabilidad exponencial, aún así, lo que
nunca logramos entender, es como los Estados Unidos nunca han bajado sus niveles de consumo, el negocio está tan vivo, que llegó la hora de compartir
responsabilidades, en este país se vende todo, se meten lo que sea y
Latinoamérica es la que paga el costo, a un precio muy alto, hasta el punto
fatal, que el estado se volvió incapaz, por una simple razón, hace parte del
entramado del negocio, de una manera o de otra.
Lo que es peor en estos
momentos, es que la población parece aceptar que la situación no cambiará y se acomodo a
vivir entre corrupción, narcos y hechos de sangre insólitos, la economía
funciona contando con esta variable, la comunidad se margina por impotencia,
desamparo, lo que la pone también en cuestión, es imposible saber cómo
terminará semejante situación, pero alguien debe hacer algo, por lo menos una
parte del periodismo cumple con su parte.
Ver a la actriz tratando de
capotear las zancadillas puestas por la burocracia estatal, que no desaprovechó
la oportunidad puesta sobre la mesa por productores de Hollywood, para desviar el problema central del país, que
no es otro que su incapacidad para controlar a la mafia, la corrupción
galopante, resulta al final un espectáculo grotesco, pues a pesar de los muertos, las
masacres, nada pasa.
La óptica de la historia
depende del interlocutor que la interprete, por eso es imposible tener algún texto
canónico del pasado. Ahora hay algunas visiones de nuestros orígenes que
realmente sorprenden por su originalidad y por su capacidad de crear nuevas
maneras de entender nuestro presente. Yoval Noah Harari entre otros, con su
texto “De animales a dioses”, constituye un ejemplo emblemático de estos
cambios de tercio.
“Hace unos 13.500 millones
de años, materia, energía, tiempo y espacio tuvieron su origen en lo que se
conoce como Big Bang. El relato de estas características fundamentales del
universo se llama física.
Unos 300.000 millones de
años después de su aparición materia y energía empezaron conglutinarse en
estructuras complejas, llamadas átomos, que después se combinaron en moléculas,
el relato de los átomos, las moléculas y sus interacciones se llama química.
Hace 3800 millones de años,
en un planeta llamado tierra, determinadas moléculas se combinaron para formar
estructuras particularmente grandes e intrincadas llamadas organismos. El
relato de los organismos se llama biología.
Hace 70.000 millones de
años, organismos pertenecientes a la especie Homos Sapiens, empezaron a formar
estructuras todavía más complejas llamadas culturas. El desarrollo subsiguiente
de las culturas se llama historia.”
El autor señala tres
revoluciones que configuran la historia humana:
1.- La revolución cognitiva
que marco el inicio de la historia hace 70.000 años.
2.- La revolución agrícola que
la aceleró hace unos 12.000 millones.
3.- Y la revolución científica
que la se puso en marcha hace tan solo 500 años.
A partir de este esquema
realiza una de las historias más originales que rompe muchos paradigmas, esa
historia lineal y épica puesta en cuestión por la escuela Francesa, parece quedar atrás,
por lo menos en la óptica de este joven Israelí, Expresa con mucha inteligencia y originalidad: “La historia
del hombre es la de un inventor de ficciones”.
Ernest Alost, del periódico
“Ocio y Cultura” público una entrevista al autor que me parece importante traer
a colación:
-¿Qué sentido tiene cada
uno de los dos títulos?
--Originalmente el título
era De animales a dioses. Intenté resumir en él toda la
historia de la humanidad. Empezamos hace 70.000 años como animales, no muy
diferentes a otros animales. Y nos hemos desarrollado hasta una situación en la
que estamos a punto de convertirnos en dioses. Y esto no es una metáfora,
literalmente estamos adquiriendo capacidades que tradicionalmente eran
consideradas poderes divinos, como crear vida y modificar nuestros cuerpos y
mentes. Pero cuando lo publicamos en inglés, el editor propuso Sapiens, que
es más breve y más sexy. Y también es un buen título porque refleja de qué
trata el libro: sobre el homo sapiens. Es la historia de toda la especie. Y
también nos da una idea de la relación entre la historia y la biología.
.
-¿Hasta qué punto se puede
resumir la historia de una humanidad en una idea tan general?
-Tenemos tres revoluciones,
la cognitiva, que transformó hace 70.000 años a un animal africano poco
relevante en la fuerza más potente del Planeta. Después la agrícola, otro paso
enorme. Y después la científica, que puede acabar dando a los hombres esas facultades
divinas. El hilo común es el aumento continuo del poder, de transformar el
entorno y a sí mismo, y que ese poder es muy difícil traducirlo en felicidad.
-Dice que la fuerza motriz
fue, primero, la capacidad de cotillear. Y después, de inventar historias.
-Son dos facultades
relacionadas. Cotillear te permite crear sociedades de 150 o 200 individuos.
Para crear grandes redes de cooperación política, la clave es la imaginación,
la capacidad de crear y difundir ficciones. Realidades que existen porque
nosotros nos las inventamos. El poder se basa en la ficción: la religión,
evidentemente, pero también la economía y la política. La nación es una
ficción. El dinero también. Pero sirve para que personas que no se conocen
colaboren, porque ambas creen en una misma historia. Dos chimpancés de grupos
distintos no sabrán intercambiar un plátano y un coco. Nosotros sí sabemos
cambiar un trozo de papel en el que ambos creemos por una botella de agua.
-Para usted, todo son
religiones...
-El capitalismo es también
una religión. Y la más exitosa de la historia. Es la única religión en la que
creen casi todas las personas del mundo. No estoy diciendo que sea un engaño.
Son realidades que funcionan de verdad porque crean confianza y permiten
cooperar. Cuando todo el mundo confía en las mismas historias puedes construir
catedrales, hospitales o ir a una cruzada.
-Reducir a ficciones
conceptos como la libertad, la igualdad, la opresión... ¿No puede llevar a un
relativismo moral peligroso?
-No, si no olvidamos que la
única realidad es el sufrimiento. Y su reverso, la felicidad. Muchas veces
estas ficciones esconden la realidad del sufrimiento de nuestros ojos. Eso es
moralmente peligroso. Cuando una nación se embarca en una guerra, la nación es
una ficción pero el sufrimiento es real y no lo tenemos que olvidar. El
sufrimiento de humanos y otros animales sí es real. Ante esa realidad tenemos
un compromiso ético.
-¿El éxito de su libro se
debe a que ofrece una narración coherente cuando justo lo que necesitamos que
den sentido a lo que nos sucede?
-En las últimas décadas la
posmodernidad deconstruyó las viejas narrativas. El nacionalismo, las
religiones tradicionales... Y eso ha dejado a la gente vacía en un mundo
confuso.
-Pues su planteamiento
parece más bien posmoderno. Defiende que solo existen construcciones mentales,
repudia la historiografía marxista o liberal...
-No soy un posmoderno
típico. Porque no comparto esa oposición a las grandes narrativas. Yo construyo
una gran narrativa, creo en su poder. Y pienso que no todo son ficciones e
imágenes: hay esa realidad real, la del sufrimiento. Si tomas la revolución
agrícola, la pregunta básica es si redujo o aumentó la cantidad de sufrimiento
en el mundo.
-Pues dice que los
cazadores recolectores eran más felices recogiendo bayas que los primeros
agricultores. ¿No los idealiza?
-Intento no retratar esa
sociedad como un paraíso. Si te caías de un árbol y te rompías una pierna
morías. Pero sí creo que tras la revolución agrícola para la mayor parte de la
gente la vida fue más difícil. Los esqueletos muestran más mala nutrición,
enfermedades, lesiones óseas. Hemos evolucionado para coger setas por el
bosque, no para arar el campo o sentarnos en una oficina. ¡Y aún nos gusta más
coger setas!
-Y viajemos al futuro.
Plantea dos horizontes inquietantes. El apocalipsis ambiental y que una parte
de la humanidad se convierta en superhombres.
-Estas son posibilidades
que hay que tomar muy seriamente. La élite económica y política está más
comprometida con el crecimiento económico que con la estabilización ecológica.
En parte porque presuponen que tendrán dinero y tecnología para salvarse de las
peores consecuencias. Como en una arca de Noé tecnológica, mientras los pobres
de Bangla-Desh se ahogan. El otro futuro preocupante es la creación de castas
biológicas utilizando la biotecnología o la comunicación directa entre el
cerebro y los ordenadores para conseguir capacidades mucho mayores que las del
homo sapiens. Por primera vez en la historia habría una barrera biológica real
entre ricos y pobres. En un futuro no muy distante puede resultar que los ricos
sean más inteligentes que los pobres. Y eso abre unos escenarios terroríficos.
-Defiende que hay una
barrera ética para estas investigaciones, pero que en el futuro caerá. Así que
deberíamos asustarnos.
-Ahora no estamos haciendo
mucha ingeniería tecnológica con humanos. Pero cuando una innovación permita
suprimir una enfermedad, lo haremos. Si no en Europa, sí en China o Corea del
Norte. Pero todo empieza intentando curar una enfermedad y después resbala por
una pendiente resbaladiza. El objetivo en el siglo XX de la medicina era curar
a los enfermos. En el siglo XXI será mejorar el estado de personas sanas. Más
allá de la normalidad.
El
proceso de la Habana pasa por un momento delicado, previsible además, se están definiendo aspectos prácticos del mismo,
nada menos que la bitácora de implementación de los puntos sustanciales producto de
los acuerdos firmados hasta la fecha. Hablo de la forma, fundamental para
las partes, debe recordarse que esta negociación es bilateral y no un sometimiento como muchos
pretenden, lo que significa que es un acuerdo sobre el acuerdo. Se está discutiendo: La entrega de armas,
donde se ubicaran los guerrilleros, cuáles
son sus derechos políticos; cómo será su situación jurídica, de la A hasta la Z, dentro del
marco de la justicia transaccional; que pasos lleva la re-inserción como tal; en fin, aquellas cosas que tienen que ver con la experticia del
proceso, que debe ser absolutamente clara,
responder a un cronograma exacto y a unos protocolos predeterminados.
Varias
cosas me quedan en el tintero, dudas diría. El presidente tiene facultades
expresas para liderar el proceso y para decidir a fondo sobre el mismo, muchas
leyes así lo facultan. Pareciera que le pide permiso a ciertos sectores para
tomarlas, cuando no necesita consensos para esto, contrario a esta actitud, el
momento le exige actuar con carácter y talante, ser líder, está en juego la paz
a la que le ha apostado en los últimos seis años con un costo político muy alto.
El senado no debió agregarle condiciones al plebiscito que no hubiesen sido acordadas en la mesa de negociación. Para eso
está la mesa. El congreso cuando aprobó
las leyes para llevar a cabo el acuerdo entregó facultades
legales previendo gran parte de los protocolos requeridos.
En
todo caso, cincuenta años de conflicto, el que más ha producido víctimas en el
mundo después de la segunda guerra mundial, con masacres oprobiosas e inenarrables,
crueles y bárbaras; asesinatos a granel de toda índole; extinción de un partido
completo de izquierda ( Mas de cinco mil militantes); desplazamiento y pobreza a lo largo de la geografía
nacional; la muerte de muchos candidatos a la presidencia, requiere todo el esfuerzo
de los Colombianos. Era previsible que hubiese muchos debates alrededor del
acuerdo con la insurgencia, no se
entendía de otra manera, lo que no
se dimensionó es la posición recalcitrante de ciertos sectores, su
capacidad de distorsión, estos solo ven la
guerra como salida al conflicto, su desmesura y despropósito no tiene límites.
Quería
dejar el tema de lado esperando la publicación en firme de ciertos documentos de
la mesa de negociación, pero es necesario salirle al paso a tantos rumores maledicentes,
con la esperanza que se cierre este ciclo rápido, pues no se debe quemar una posibilidad tan grande y oportuna para el país por culpa de los enemigos
ocultos de la paz, recordando la afirmación de Otto Morales. El viaje de
Enrique Santos puede reorientar ciertos malentendidos, espero así sea.
La detención en Colombia de
Santiago Uribe hermano del doctor Álvaro Uribe por hechos muy graves
ocurridos en Yarumal Antioquia hace 20 años, terminó en un espectáculo
grotesco y un ejemplo de cómo un cumulo de mentiras terminan siendo verdades
irrefutables. Desde que se conoció la noticia el expresidente se vino lanza en ristre sobre la decisión de la fiscalia, ha logrado desviar la atención sobre la historia de lo sucedido, que está lleno de asesinatos, nunca hace alusión a las investigaciones periodísticas, muy rigurosas, investigaciones que hasta la fecha no han sido
desmentidas, manipula a cada rato a la opinión pública, fomentando la polarización política, que demuestra una vez más su vulnerabilidad absoluta. He oído a muchos jóvenes defender con vehemencia las posiciones asumidas por el
ex-presidente, sin verificarlas si quiera, no revisan las fuentes, para ellos son verdades absolutas, en tanto el señor repite por todos los medios su
alharaca, hablando con odio y realizando acusaciones
contra el gobierno, ni siquiera se pretexta a un debate civilizado.
Como una aplanadora, el Doctor Uribe, utilizando
todos los medios posibles a su alcance, ha patrocinado protestas, manifestaciones ( Realmente muy pocas personas) de aúlicos frente al palacio presidencial, como es lógico y de costumbre, acompañado además de los congresistas de su bancada, ha vendido muy bien la idea de ser un
perseguido político, una victima, denunciando acciones de la justicia contra su familia.
Esta es la información de
la revista semana sobre el fallo del Consejo de estado sobre las matanzas de
Yarumal que es pertinente recordar: “Las masacres realizadas por el grupo paramilitar de los ‘Doce
apóstoles’, conformado por ganaderos, empresarios y hasta un sacerdote en la
región de Yarumal, en Antioquia, vuelve a meter en líos judiciales al Estado
colombiano. Por segunda vez en menos de 10 meses el Consejo de Estado condenó a
la Nación al comprobar la complicidad entre las autoridades y este grupo armado
ilegal. La decisión responsabilizó a la Policía Nacional y al Ministerio de
Defensa por los asesinatos colectivos realizados en esa región de Antioquia en
los años 1993 y 1994, en donde amparados en un afán de limpiar la región,
realizaron más de 30 crímenes contra prostitutas, indigentes, drogadictos,
entre otras personas, argumentando que no eran personas gratas para la sociedad
La Sección Tercera, con ponencia del magistrado Enrique Gil Botero, encontró probado
que los crímenes cometidos son atribuibles a un grupo organizado por personas
reconocidas de la región. “Los ‘Doce apóstoles’ fueron financiados por los
comerciantes de la región, además de tener el apoyo irrestricto de miembros de
la Policía Nacional, miembros del Ejército y un sacerdote católico de la
iglesia de La Merced”, dice la sentencia”[1].
“Si un cuestionado policía de apellido Meneses no le hubiera confesado a The
Washington Post, en 2010, su participación ( La de Santiago Uribe) en los
crímenes rutinarios de Los 12 apóstoles (y si no hubiera repetido desde
entonces que lo primero que supo de aquel grupo monstruoso fue que su jefe era
el enjuto Uribe), entonces el caso habría seguido siendo un puño cerrado. Y la
fiscalía no habría capturado al terrateniente Uribe la semana pasada. Y el
partido de su hermano no estaría llamando a una guerra civil”.
Desde que se aperturó la
investigación sobre la masacre ha corrido mucha sangre, hay desaparecidos,
algunas personas se tuvieron que ir del país, no aguantaron el constreñimiento de los grupos ilegales armados, que incluyen a los periodistas; la impunidad frente a estas masacres es oprobiosa, con la contribución triste del sistema de justicia, lento por naturaleza, paquidérmico, sin desconocer las dificultades en el proceso de indagación. Todos estos hechos son el pan de cada día en el país, con las consecuencias por todos conocidas, el odio nos caracteriza, se fomenta a granel en todas las instancias.
Lo que quiere relevar en este caso, es
como le mediático va diluyendo la verdad, no se atiende a las fuentes
históricas y el debate no se hace de manera abierta, sobre los hechos puntuales y se resliza inexplicablemente desde la periferia. Ni siquiera se han traído a la palestra los protagonistas
directos, el debate es de oídas. Lo que presenciamos, sucede tristemente con muchos hechos de suma importancia de nuestra historia, es una constante esta manera de proceder, como un virus.