No es casual cuando se define a la prostitución como la profesión más
antigua de la humanidad. Siempre ha existido una especie de maniqueísmo sobre
este tema, pues suele asumirse desde
ópticas moralistas que desvían la discusión de los aspectos esenciales que
encubre este oficio tan complejo.
Colombia, desde hace más de un mes vive un escándalo por un suceso
desafortunado entre unas prostitutas criollas y el cuerpo de seguridad del
presidente Obama, que ha servido para que sirios y troyanos especulen alrededor
del hecho, le saquen todo el jugo posible, sobre todo la prensa de farándula y
se estigmatice a las prostitutas como víctimas de la sociedad.
Por encima de las organizaciones criminales, del trato de blancas, de
la prostitución infantil, que es un oprobio, existen mujeres que ejercen el
oficio por voluntad propia y esperan que se les
respete su decisión y nunca muestran objeción por que el estado las
regule en aquellos aspectos necesarios: Salubridad, convivencia, seguridad..Etc,
etc.
Muchas personas venden la fuerza bruta, su capacidad creativa, su
inteligencia, para empresas que nos llenarían de pena. Hay científicos
trabajando en armamento, médicos en actividades lucrativas en contra de los
principios mínimos de su profesión, ingenieros militares solo pensando en crear
instrumentos de muerte y también caballeros, mujeres que venden su fuerza erótica, su
capacidad de seducción, sus artes amatorias. El paralelo nos permite develar la
opacidad con que se trata el tema la mayoría de las veces.
Francia fue el primer país en legislar
seriamente sobre el oficio. La mayoría de los países sustentaron su regulación
en la presunción de que la prostitución es un fenómeno imposible de eliminar e
incluso útil para satisfacer las tensiones sexuales, sobre todo las masculinas,
mecanismo para poner freno al libertinaje más evidente y un dique a la difusión
de las enfermedades venéreas. Otros, como Holanda han aceptado el fenómeno
desde un perspectiva más amplia, ósea aceptando con absoluta convicción, que es
un oficio legitimo y por lo tanto, como todos los trabajos, exige un marco
legal.
La corte constitucional Colombiana
tiene sentencias memorables sobre el tema. Un juez de la ciudad de Pereira, considero legítimas
unas cuentas presentadas por una prostituta de un cliente que no pago sus
servicios. Consideró que debería pagársele por los servicios prestados.
Existe de igual manera esa otra realidad: “La prostitución es un proceso de
dominación y explotación, es una empresa
económica y social, y cuando se convierten una empresa criminal, la explotación
adquiere connotaciones muy peligrosas e inhumanas. Sobra decir que también es
un fenómeno de comercio sexual históricamente organizado, creado, reprimido y
explotado por la delincuencia organizada". Es una realidad cruel, pero
para nada niega, que también es un oficio legítimo, hay quienes la aceptan,
viven de la misma y se sienten bien en lo que hacen.
La historia de la sexualidad debe mirarse sin los encubrimientos que la
someten los poderes instaurados nos dice Foucault. “No es posible realizar un
acercamiento comprensivo de fenómenos sumamente complejos como la prostitución,
sin tomar en cuenta la complejidad de
los fenómenos sociales, en especial de la misma sexualidad. Pero es preciso
distinguirlas desde el comienzo para no condenarlas de igual manera como
atentados al bien social y moral.” La sociedad excesivamente patriarcal, ha
sido un factor determinante, los problemas de género y aquellos matices
fundamentales del rol femenino en las sociedades, que es otra historia trágica
y de sometimientos.
El tema da para largo, pero
el escándalo que viven los cuerpos de seguridad del presidente Obama, el trato
moralista de la sociedad fundamentalista americana y la ausencia de una óptica contextual,
en este hecho demuestra hasta donde llega el desconocimiento sobre el tema.