José Salgar murió ayer a
sus 92 años. Este es el papa de todos los periodistas colombianos. El
espectador, la casa donde libró todas sus batallas durante setenta años, lo
recuerda con nostalgia y consciente del peso específico que tuvo en la larga
historia de este diario: Testigo de excepción de buena parte de los
acontecimientos del siglo XX en Colombia; viajero incansable y dueño de una
poderosa memoria; visionario de los asuntos propios de Bogotá, ciudad que le
dedicó centenares de artículos desde creó la columna de opinión llamada
"El hombre de la calle", don José Salgar, como era reconocido en la
redacción, deja un ejemplo de periodista incansable.
Anota este diario en este
día: “Nacido el 21 de septiembre de 1921 en Bogotá, “El Mono” Salgar, como fue
bautizado por sus amigos desde sus tiempos de estudiante, desentrañó su
devoción por las noticias. Él mismo contaba que pasaba las tardes embelesado en
los periódicos, hasta que por recomendación del maquinista de El Tiempo, Julio
Sánchez, amigo y vecino de su familia, ingresó a El Espectador. Era el año de
1933, tenía apenas 13 años y entró a fundir barras de plomo para alimentar los
linotipos desde las cuatro de la mañana. En ese labor, empezó a tener el
privilegio de ser el primero en leer la edición del periódico. Pero como tenía
un talento particular para olfatear las noticias y además era uno de los pocos
que sabían teclear la máquina de escribir con los diez dedos, rápidamente pasó
a la redacción. Al lado de Luis Cano y Gabriel Cano, y bajo la batuta del jefe
de redacción Alberto Galindo, aprendió todo lo que era necesario para
desempeñarse en el oficio. Eran los tiempos de un periodismo afrancesado de
grandes talentos”.
El periódico “El tiempo” de
Colombia recuerda sus más emblemáticos reconocimientos: “La trayectoria de
Salgar fue reconocida por los premios más importantes del periodismo
colombiano: en 1990, recibió tanto el Simón Bolívar, como el Premio CPB, del
Círculo de Periodistas de Bogotá, ambos a su trayectoria. Y años después, en el
2005, recibió el premio Cémex-FMPI, de la Fundación Nuevo Periodismo
Iberoamericano (FNPI), en la categoría de homenaje. Tanto en este último, como
en el Simón Bolívar, recibió el galardón de manos de Gabo, con quien mantuvo
una estrecha amistad”.
Un capítulo especial
amerita su amista con Gabriel García Márquez. Tratare de escribirla en esta
semana.
Esta entrevista realizada
por Julián Martínez Vallejo aparecida en la red, es muy bella, está el maestra
en carne y hueso:
¿Cuándo
y cómo llegó al espectador?
Yo soy el más antiguo de
los periodistas del mundo, comencé a los 13 años. Era un muchacho que estaba
comenzando a estudiar bachillerato y caí en el periodismo, esa es una historia
que se ha contado mucho, Gabriel García Márquez la cuenta en sus memorias. Yo
pase más de 70 años de trabajo en El Espectador. Toda la vida he estado allá y
pasé la mayor parte de mi vida con Guillermo Cano.
J.M.V.: ¿Usted cuándo se
conoció con Guillermo Cano?
J.S.: Cuando
él estaba de estudiante en el Gimnasio Moderno yo ya era jefe de redacción de
El Espectador, ahí nos conocimos. Él entró a mis órdenes como redactor y ahí
comenzó. Después tuvimos 38 años continuos de trabajo hasta que él murió.
J.M.V.: ¿Cómo fue su
relación con Guillermo Cano durante esos 38 años continuos de trabajo?
J.S.: Ni
un sí, ni un no. De una amistad muy cordial, de una afinidad como periodistas
muy grande y dos personas que siempre tuvieron una gran amistad y un gran
profesionalismo.
J.M.V.: Don Guillermo Cano
le hizo una dedicatoria a usted en una de sus editoriales el 31 de julio de
1983. Éstas fueron sus palabras:
"Escribo sobre José
Salgar con un grado de admiración que se acerca muchísimo a la idealización del
periodista perfecto. No en vano me ha tocado ser testigo de excepción de la
mayor parte de su vida profesional y puedo dar fe y testimonio irrefutable de
que como el Mono Salgar no hay dos ni ha habido dos en el periodismo
colombiano. Se hizo a sí mismo, en todos los sentidos. Se educó, se capacitó,
se perfeccionó por propio esfuerzo, sin ayuda externa, en razón de su
inteligencia y del alma de periodista que nació con su alma.
Pero sobre todo, sin
proponérselo, por inescrutable destino, se convirtió en maestro de periodistas.
Son más los alumnos consagrados de José Salgar que trabajan en la prensa
escrita, en la radio, en la televisión, en las revistas, en todo lo que tenga
que ver con la ciencia de la comunicación de masas, que los egresados de las
universidades. Abundantes testimonios darán fe de que no exagero". (El
Espectador, 'Libreta de Apuntes', 31 de julio de 1983)
¿Usted qué hizo y qué le
dijo a don Guillermo?
J.S.: Yo
le agradecí mucho esa nota que se publicó como editorial de El Espectador
cuando yo cumplí 50 años de trabajo en el periódico. Guillermo siempre fue muy
particular conmigo y esa fue una muestra. Yo le di un abrazo muy fuerte. Me
recuerdo con mucho cariño y muy agradecido de esas palabras.
J.M.V.: ¿Cuál es el
recuerdo que más lo impacto el 17 de diciembre de 1986 cuando asesinaron a
Guillermo Cano Isaza?
J.S.: Mi
actitud fue únicamente encargarme de la edición del otro día. Yo lo único que
hice fue retirar el editorial y poner en lugar del editorial una frase que
decía: “Seguimos adelante”, y hemos seguido adelante. Con el ejemplo de
Guillermo, El Espectador y su política editorial siguió adelante.
Siempre leí sus columnas.
Mi padre fue lo que hoy llamamos un fans incondicional y siguió su trayectoria
religiosamente. Su muerta es una pérdida irreparable para el periodismo no sólo
nacional sino mundial, pero es importante recordar, que este hombre dejó la
casa en orden, se retiró a buen tiempo y para todos los interesados queda su
legado, escritos y vida como bitácora que les dará los mejores consejos “En la profesión
más bella del mundo”.