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jueves, diciembre 17, 2020

VIRUS Y RACIONALIDAD POLÍTICA

 


Vivimos una verdadera crisis de salud con resultados nefastos para el mundo. De igual manera, por gracia del COVI estamos en la peor crisis económica, en medio de un aislamiento atípico (9 Meses), a los que se les suma un desempleo de más de dos dígitos, migración y xenofobia.

El capitalismo está en una verdadera crisis. En la edición de junio de 2020 del informe Perspectivas económicas mundiales del Banco mundial, se expresaba categóricamente que, sería la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, y la primera vez desde 1870 en que tantas economías experimentarían una disminución del producto per cápita. La predicción se ha cumplido. La incertidumbre, que es el peor de los males, constituye lo común; la confianza y las certezas elementales para que la economía funcione, desaparecieron. A ello se suma la baja en el consumo y el desempleo galopante.

Los gobiernos le apostaron a la economía por encima de la salud, bajaron la guardia en materia de seguridad sanitaria, las aglomeraciones fueron el catalizador del desbordamiento del virus, hoy es el peor problema que tiene Europa y Latinoamérica, para no hablar de lo que pasa en los Estados Unidos. Somos más vulnerables de lo que imaginamos, en medio del más alto avance tecnológico y en plena revolución de las TIC, se nos apreció este monstruo de mil cabezas.

Varios conceptos son relevantes. Hablaré de uno de ellos, la relación sujeto y estado (Poder), eso que Foucault llamó la biopolitica, actualmente revelaron su rostro más nefasto. “La biopolítica es un concepto introducido por Foucault para describir las transformaciones de las formas de gobierno modernas, caracterizadas por el despliegue de todo un conjunto de tecnologías, prácticas, estrategias y racionalidades políticas que tienen como objetivo el gobierno de la vida” (Ester Jordana Lluch)[1].

En sujeto y poder Foucault estableció: “Mi objetivo, por el contrario, ha consistido en crear una historia de los diferentes modos de subjetivación del ser humano en nuestra cultura. Me he ocupado, desde este punto de vista, de tres modos de objetivación que transforman a los seres humanos en sujetos. El primero tiene que ver con el estatus de ciencia, la objetivación del sujeto en términos generales (Primero con la enunciación de los procesos vitales a través de la lingüística). La segunda, las practicas divisorias: El sujeto se encuentra dividido en su interior o dividido de los otros. Este proceso lo objetiva. Algunos ejemplos son el loco y- el cuerdo, el enfermo y el sano, los criminales y los "buenos muchachos"(Sujeto y poder Foucault). Finalmente. he querido estudiar -es mi trabajo actual- el modo en que un ser humano se convierte a sí mismo o a sí misma en sujeto. Por ejemplo, elegí el dominio de la sexualidad -el modo como los hombres aprendieron a reconocerse a sí mismos como sujetos de "sexualidad". Expresa Foucault: Ahora bien, me parecía que la historia y la teoría económicas proporcionaban un buen instrumento para estudiar relaciones de producción; que la lingüística y la semiótica ofrecían instrumentos para estudias las relaciones de significación.

En este caso nunca las expresiones de poder, su jerarquización y la toma de decisiones fue tan importante. En el marco de la biopolitica “que trabaja las transformaciones de las formas de gobierno modernas, caracterizadas por el despliegue de todo un conjunto de tecnologías, prácticas, estrategias y racionalidades políticas que tienen como objetivo el gobierno de la vida”.

El poder preparado para todo, hasta ahora trata de entender este momento excepcional por efecto de un virus. Los mecanismos de prevención en materia de salud no han sido del todo exitosos, se han producido muchas muertes, la impotencia del estado es flagrante. El sujeto, el ciudadano depende de las mismas.

Sólo somos dueños de lo que controlamos, alusión del estoico Epitecto. Hemos sido inferiores al reto. El aislamiento nos obligó a reflexionar sobre temas antes descartados. Cómo es la relación nuestra con el estado y nuestra real capacidad para reaccionar frente a sus decisiones. Hasta dónde llega el poder del estado sobre el sujeto en las democracias liberales. Es un hecho desde esta perspectiva, la filosofía tiene como tarea dilucidar, discutir y vigilar los poderes excesivos de la racionalidad política.

Los grandes problemas de la humanidad en esta crisis son más visibles. Utilizaré un texto publicado en 1980, para comprobar como ciertos significantes y enunciados enfrentados a la realidad no han cambiado para nada: “Vivimos en mundo donde subsisten la pobreza y el hambre en vastas regiones de la tierra; en donde cómo nunca se fabrican y se venden armas y en donde se han acumulado una capacidad destructiva que podría hacer explotar en átomos nuestro planeta (Informe de sobre problemas internacionales sobre desarrollo Willi Brant)”. Nada ha cambiado, es muy curioso.