Hace dos días
producto de las declaraciones realizadas por un grupo de disidentes de la FARC,
encabezadas por Iván Márquez y Seuxis Paucias Hernández Solarte, ‘Jesús
Santrich, acompañados de el paisa y Romaña, anunciando la vuelta a la lucha
armada, Colombia vivió un tsunami de declaraciones y reacciones, frente a lo
que han llamado la peor crisis después de la firma e implementación de los
acuerdos de la Habana.
Sí y no, sí lo miramos con la objetividad y rigor que el hecho amerita. Primero: Es un grupo
muy pequeño de desmovilizados, frente a los 10.000 0 12.000 actualmente
están cumpliendo con el acuerdo y representan la mayoría de excombatientes.
Segundo: Como lo declaró el presidente, lo importante es continuar con la
implementación del acuerdo, el cumplimiento de lo pactado y en estricto
sen su con las obligaciones que asumió el estado y la sociedad con la firma del mismo, donde las víctimas del conflicto y la verdad son lo prevalente. Aquel que se aparta de sus compromisos y obligaciones emanadas del acuerdo, deberá ser
perseguido, más cuando la actitud que asume, es de retornar a las armas.
Esta crisis
obliga indefectiblemente a la clase dirigente y a todos aquellos comprometidos
en los acuerdos a varias cosas. Al presidente a cumplir con los acuerdos con
más diligencia y hacer presencia eficaz del estado en las zonas donde están los
desmovilizados. Tiene que dejarle en claro a su bancada, el centro democrático su
compromiso con la paz y los acuerdos, pues hay una flagrante oposición,
expresada con vehemencia por su partido contra el proceso de paz, no tiene parangón,
incluso es irresponsable e incita a la violencia, sus miembros no miden sus
palabras y están dispuesto a realizar lo que sea para romper con los acuerdos, su actitud es tropelera y guerrerista.
A las fuerzas
militares a cumplir con su deber y hacer presencia en vastas zonas dominadas
por las BACRIM y el narcotráfico, además de algunos grupos guerrilleros como el ELN. Esto quiere decir que se pueden dar sórdidas alianzas entre estos grupos con este pequeño numero de desmovilizados, de no perseguirles y acabarlos,
podrían ser con el tiempo un problema mayor.
A la clase
política a ser más responsable con sus declaraciones, a medirse en sus
palabras. A la vez, deberán comprometerse con los compromisos asumidos, sobre
todo en el congreso de la república.
A los
colombianos a entender lo que significa el acuerdo y la importancia del mismo y
de esta manera asumir una actitud de compromiso total con el mismo. El acuerdo
es la ruta de guía para darle a nuestro país esa paz que tanto anhelamos.
Esta crisis
nos obliga a definirnos y a comprometernos. Todo proceso de paz y de acuerdo de este tipo corre estos riesgos, lo importante es realizar los correctivos y seguir
adelante. Vastas zonas del país están viviendo en paz después de muchos años,
espero nos sirva todo lo que está pasando para enderezar el camino. Importante,
no sobre-dimensionar lo que sucede, algunos sectores radicales lo están
haciendo con propósitos perversos.
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