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martes, mayo 11, 2021

LA PROTESTA SOCIAL EN CALI

 



La sociología le ha dedicado tiempo y estudio al análisis pormenorizado de las protestas sociales en las sociedades modernas, para entender los procesos de identidad, los marcos en que se desenvuelve y los objetivos que persigue atendiendo a las visibles estrategias con las que procede. “Dentro del área específica de la sociología, las teorías norteamericanas de las “protestas sociales” ocupan un lugar central en el estudio de estos fenómenos. Entre ellas se pueden distinguir tres enfoques principales: las teorías de movilización de recursos, de los procesos políticos y de los marcos culturales”.

No es casual el estallido social en Cali en los barrios populares a pesar de la coyuntura: Colectivos con mucha pobreza producto de la marginación social, el desplazamiento y fenómenos urbanos de migración que responden a violencias concomitantes en sectores rurales. En un trabajo sobre violencia y segregación social en Cali, se establece: “Nuestra aproximación a esta problemática se plantea desde una doble preocupación. Si bien aceptamos las críticas a la explicación de la violencia a partir de las condiciones de pobreza y desigualdad social como factor único (cf. Deas, 1995) o estructural (cf. Ortiz, 1992: 66-67), nuestro propósito es poner de nuevo especial atención a su incidencia a escala micro y meso, pero articulados a otros factores más de carácter político e institucional. Esto significa que a pesar de las características socio-históricas específicas del conjunto de violencias por las que atraviesa la sociedad colombiana en las últimas dos décadas, es posible encontrar procesos comunes a los que viven diversas ciudades; uno de ellos tiene que ver con los patrones de segregación urbana con exclusión para determinados grupos de la población. Fenómenos que se relacionan con la “ausencia” del Estado como regulador de la vida urbana, además de la dinámica de segregación espacial, pueden ser sin duda una característica transversal a múltiples sociedades contemporáneas”[1]

La sociología clásica americano en el caso de las protestas, sobre la intención de los grupos sociales en la protesta, desde la teoría de los marcos, expresa: “Si bien es innegable que toda acción colectiva supone un grado de organización y alineamiento consciente y estratégico de las acciones para lograr los objetivos trazados colectivamente, se considera que entender a los sujetos como agentes racionales y estratégicos impide pensar a la identidad como una construcción que excede las intenciones conscientes del sujeto, lo sobrepasa. Según esta visión racional y estratégica, la identidad se construye de manera intencionada, se puede dirigir. Entonces, aunque es posible que los teóricos de los marcos acuerden en que la cons­trucción identitaria tiene un sustrato inconsciente que no puede ser “manejado” o manipulado por los sujetos, no existe en esta teoría una consideración de las implicancias de esta cuestión para la construcción co­lectiva, ya que el énfasis está puesto en el estudio de los aspectos conscientes y estratégicos”. Siloe en Cali y Agua Blanca, para sólo citar los dos barrios populares por excelencia, son barrios con un ADN especifico, con una migración considerable  producto del desplazamiento escalonado y las violencias múltiples que conllevan a una ciudad fracturada por la concentración de la riqueza, la división acentuada con diferentes dualidades: Ricos y pobres, blancos y negros, indios y otros… sumatoria que nos permite hablar de colectivos con puntos comunes que sirven de identidades frente a la ausencia del estado y la pobreza. Escuche un habitante casual de Siloe que enfatizaba: “Lo común de estos barrios son la marginalidad, la economía informal, las organizaciones propias, de ciudadanos con poder de mando y capacidad estratégica, para regular la convivencia sin la presencia del estado (Llámese oficinas) y el rebusque”. El diario el espectador en el día de hoy establece en un excelente artículo sobre el tema: “Lo que pasa acá (Cali) es una sumatoria de factores históricos. Organizaciones al margen de la ley que están en el entorno, que tienen milicias urbanas, corredores estratégicos, economías basadas en lo ilegal, cultivos ilícitos, minería ilegal. Cali aparece como un epicentro, está en el ojo del huracán de todas estas dificultades, que son de la región”[2]. Uno supone que de acuerdo a la teoría de los marcos “los sujetos que llevan adelante las acciones de protesta lo hacen de manera racional y estratégica”.

En el fondo es la teoría del estado, del presidente, quien supone que los factores objetivos no cuentan, la ausencia del estado menos y que la parcelación de los colectivos entre malos y buenos dirime una realidad que va más allá del énfasis puesto por la clase dirigente que establece la "penetración subversiva" y el estigmatismo de los colectivos con el estereotipo de “vándalos” y “movimientos anárquicos”, evadiendo factores sociales importantes represados.

“Es pertinente pensar en la necesidad de colocar a un nivel “superior” (en términos analíticos) la dimensión socio-económica de la desigualdad social”. También considera el documento que: “En contextos urbanos la desigualdad en cuanto forma de pobreza relativa se asocia a mayores niveles de violencia si ella se presenta con una relativa alta segregación espacial, que produce formas de exclusión social y, en algunos contextos urbanos como el nuestro, también pueden operar efectos de discriminación socio racial”. Esta es la realidad que debe ser tenida en cuenta en cualquier análisis sobre los barrios marginados quienes por años han sido falseados por el estado y están lejos de alcanzar los mínimos presupuestos para tener una vida digna. El presidente no debe esquilmar sus responsabilidades y menos volver a mentir con pactos que no va a cumplir, está obligado a reunirse con los líderes de barrios como Siloe en Cali y lógico con el comité de paro. Es atendiendo a las personas directamente afectadas que empezamos a tener reconocimientos de los verdaderos problemas que aquejan a grandes sectores de la población. Con rigor y en atención a una historia velada por muchos. Está claro "que el desarrollo urbano equitativo no se construye a punta de vidrio y cemento. La equidad es el resultado de la participación democrática de los pobladores urbanos en la construcción de ciudad; es el resultado del ejercicio del derecho a la ciudad que garantiza el acceso a la toma de decisiones en materias como el ordenamiento territorial, la planeación socioeconómica y la definición de las políticas públicas". De hecho estos colectivos están lejos de cualquier participación. 

 



[1] Segregación urbana y violencia en Cali. Quintín Quílez, Pedro - Autor/a; Urréa Giraldo, Fernando - Autor/a;

http://biblioteca.clacso.edu.ar/Colombia/cidse-univalle/20121113043808/segregacion.pdf

[2] Diario El espectador/11-05-2021. Cali, las raíces del estallido social.


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