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miércoles, julio 27, 2011

LA CONSOLIDACIÓN DE LA DERECHA EN EUROPA

La derecha en Europa se consolida cada vez más y parece avasallar a la izquierda a lo largo del continente en todos los contextos. Cuando hablamos de derecha, no solo nos referimos a los extremos de una ideología, ni a la toma del poder por los partidos conservadores, sino a la imposición peligrosa del la peor ortodoxia, cargada de xenofobia y radicalismos.

En la dulce compañía de los partidos ganadores en casi todo el continente: El Partido Conservador británico, de David Cameron; el Partido Popular (PP) español, de Mariano Rajoy; la Unión por un Movimiento Popular (UMP), del presidente francés, Nicolas Sarkozy; la democracia cristiana alemana, de Angela Merkel; el Partido del Pueblo de la Libertad (PDL), del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi; el partido húngaro Fidesz, y la derecha búlgara, del GERB. Además del triunfo obtenido por los partidos de derecha en Lituania, Bulgaria y Eslovenia, se esconden movimientos fundamentalistas, de la peor pelambre, que están produciendo efectos muy peligrosos: odio a la inmigración, neo-nazismos, xenofobia, con consecuencias nefastas para la sociedad y para la humanidad, que significan un retroceso al pluralismo y la democracia.

Anders Behring Breivik, el acusado de la matanza en Noruega, dijo en su primera comparecencia ante la justicia que tenía cómplices y habló de tener vínculos con grupos de extrema derecha en Europa. Con su declaración, el escrutinio del nexo entre violencia y el extremismo de derecha cobró especial relevancia.

Auxiliar Alcantar, escribía en el 2010, algo que adquiere una vigencia inusitada a propósito de los últimos hechos:

“El ensayista italiano Raffaele Simone, en su libro Il mostro mite. Perché l'Occidente non va a sinistra?), publicado este año en Ediciones Gallimard, frente a la galopante imposición de la derecha, sugiere que es porque la izquierda se ha quedado estática y sin proyecto. La derecha ha sabido aprovechar un mundo cada vez más consumista, individualista y mediático, asociándose a empresarios y medios de comunicación para promover una sociedad de diversión, símbolo de modernidad. Para Simone, Italia es prototipo de esa nueva derecha que reduce los servicios públicos, obstaculiza la toma de decisión democrática, desprecia la vida intelectual, y promueve una ideología de éxito individual. En la sociedad actual, dice, la felicidad reside en el consumo, se estimula al gasto en lugar del ahorro. Estamos inmersos en un mundo virtual con computadoras, pantallas y celulares por todas partes. El trabajo está cada vez más desvalorizado y se privilegia la distracción: televisión, video juegos, emisiones people. Hay una infantilización de los adultos, un culto al cuerpo y a la juventud. En un mundo donde el consumidor reemplaza al ciudadano, donde la diversión reemplaza al realismo y la reflexión, el terreno es fértil para que se imponga la nueva derecha europea. Para el ensayista, la izquierda no ha sabido comprender este cambio de época. Pero además, no reivindica su herencia y ha dilapidado lo que constituye su patrimonio. Las grandes conquistas sociales se consiguieron gracias a los combates de la izquierda: derechos de los trabajadores, libertad de asociación, vacaciones pagadas, seguro médico, jubilación, derecho a la educación, sufragio universal, derechos de las mujeres, servicios públicos, etcétera”.

Otro fenómeno es la aceptación de extremos por la sociedad más culta de Europa. Los nórdicos, han empezado a ver como legitimo y justo todas las leyes contra la inmigración y las condenas del racismo ortodoxo e inclusive asumen que la crisis europea tiene serias consecuencias en el exceso de leyes permisivas para los extranjeros. Algunos países han cerrado sus fronteras, inclusive para la propia comunidad, en un desconocimiento a los pactos de la unión. No es un hecho nuevo, ni casual. Marc Lazar, un historiador especialista en la izquierda y la política italiana, publicaba para la revista Esprit en el 2008, algunas razones muy validas para nuestro análisis, que explicaban para la época, la pérdida de espacio de la izquierda: Cómo interpretar esta situación? Lazar cree que es falsa una de las razones adelantadas desde la izquierda según la cual los europeos “ceden a los cantos de sirena del “populismo”, de la xenofobia o incluso del racismo, y giran inexorablemente hacia la derecha“. Por el contrario, opina que la derecha gana porque “ha realizado una tarea d”aggiornamento’ bastante coordinada, entre los partidos y los parlamentarios europeos, en el seno del Partido Popular europeo o gracias a las fundaciones y los ‘think tanks’”. Y porque “se ha provisto de verdaderos líderes, que a menudo son excelentes comunicadores“. La derecha, añade, “tiende a unificarse“, “refuerza sus organizaciones y no descuida el trabajo sobre el terreno“. Ocupa, además “un ancho espectro político” y no duda en ampararse, si le hace falta, de los temas de la izquierda. Este dominio de la derecha no es ineluctable. La opinión pública en Europa no se ha pasado en bloque a la derecha: “Si bien se muestra más sensible en algunos temas predilectos de la derecha, como la inseguridad, la inmigración y la identidad nacional también, al mismo tiempo, una gran parte de la opinión reclama protección social“. Por otra parte, señala Lazar, hay ciclos electorales: en los años noventa la izquierda gobernaba en once de los quince países que entonces formaban la UE. Pero añade (y creo que tiene en eso toca un punto esencial) la izquierda “cometería un grave error si esperara pasivamente un cambio del ciclo, con, por ejemplo, un hipotético retorno de la prosperidad económica que le sería ‘a priori’ más beneficiosa porque le permitiría reclamar políticas de más ancha redistribución social“. Por el contrario, tiene que superar con decisión sus “handicaps“: su déficit de credibilidad en cuestiones de seguridad, la falta de envergadura de sus líderes, la negligencia del trabajo sobre el terreno. Le falta, sobre todo, un “cuerpo de valores mobilizadores” que se distinga claramente de los de la derecha y “le permitan hacer vivir de manera mobilizadora su reformismo“.

La situación no es fácil y de la toma de posición de los partidos democráticos y porque no decirlo de la izquierda, depende que no se siga consolidando la extrema derecha. Esperaremos como se desenvuelve el ovillo, sobre todo después del último atentado.











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