Powered By Blogger

lunes, abril 28, 2025

AYN RAND UNA IDEOLOGA Y ESCRITORA DE SUMA IMPORTANCIA PARA LOS DEBATES PLANTEADOS POR LA ECONOMÍA DE MERCADO

Siempre he dicho que hay libros que le buscan a  uno como lector impenitente y esto me pasó con una gran escritora y pensadora que ha trabajado sobre temas de mi absoluto interés: El poder, la ética, la construcción del capitalismo como sistema y de las grandes corporaciones. Hablo de Ayn Rand. Leí una novela extensa que se llama "El rebelión de Atlas". Así la presenta la editorial: "Tremendamente ambiciosa, con una estructura argumental brillantemente ejecutada y un irresistible suspense, La rebelión de Atlas presenta un asombroso panorama de la vida humana. Desde el genio de la producción que se convierte en un vulgar playboy, hasta el gran industrial del acero que no sabe que está trabajando para destruirse a sí mismo, pasando por el filósofo que se convierte en pirata, el compositor que renuncia a su carrera en la noche de su mayor triunfo, la mujer que dirige un ferrocarril transcontinental y el empleado de más bajo rango en los túneles de su Terminal". Escribiré de ella en otro artículo, sobre todo de una mujer que se inscribe en esta historia como la representación de la ética en un sistema que adolece de ella. Quiero enfocarme en los textos de ensayo de esta escritora y de un texto que recopila conferencias, artículos y ensayos, publicado bajo el nombre de "Capitalismo".

Ayn Rand, escritora y filósofa nacida en Rusia en 1905, su nombre es: Alisa Zinóvievna Rosenbaumes,  conocida principalmente por su filosofía del Objetivismo y por su defensa apasionada del capitalismo de libre mercado. Sus ideas se encuentran dispersas en obras como La rebelión de Atlas (1957), La virtud del egoísmo (1964), y otros ensayos y discursos, donde promueve un sistema económico basado en la libertad individual y la propiedad privada.

Su visión del capitalismo está estrechamente vinculada con su filosofía del Objetivismo, que sostiene que la realidad existe independientemente de la conciencia, que la razón es la única facultad para adquirir conocimiento, y que el individuo tiene derechos inalienables a su vida, libertad y propiedad. Para Rand, el capitalismo no es solo un sistema económico eficiente, sino una expresión moral del respeto por el individuo y su derecho a buscar su propio interés racional.

Argumenta que el capitalismo es la única moralidad coherente con la naturaleza del ser humano. Desde su perspectiva, la existencia del individuo y su derecho a la vida son la base de toda ética. La propiedad privada, en este contexto, es una extensión del derecho a la vida, pues permite a los individuos mantener y utilizar los frutos de su esfuerzo.

Para Rand, la justicia no consiste en la redistribución o en la obligación de sacrificio, sino en el reconocimiento de los derechos individuales. La protección del derecho a la propiedad privada es, por tanto, un requisito moral y no solo legal.

Con respecto a los fundamentos epistemológicos, Rand sostiene que el conocimiento se obtiene mediante la razón, la facultad que permite al individuo percibir la realidad de manera objetiva. En su visión, la ciencia y la lógica son las bases para comprender el mundo, y cualquier forma de subjetivismo, relativismo o irracionalismo es perjudicial para la sociedad.

Este enfoque epistemológico refuerza la idea de que el capitalismo, basado en la libertad individual y en la búsqueda racional del interés propio, es compatible con un orden social que respeta la realidad y la naturaleza del hombre.

Al concepto de Objetivismo, le agrega otro: El egoísmo racional como virtud. Contrario a las nociones altruistas comúnmente aceptadas, Rand propone que el egoísmo racional —es decir, actuar en el propio interés racional— es moralmente correcto. Esto no implica explotación o inmoralidad, sino la búsqueda de la felicidad y la realización personal mediante el trabajo productivo.

El capitalismo, en su visión, fomenta y recompensa este egoísmo racional, ya que permite a los individuos crear, innovar y prosperar en un entorno donde sus derechos son respetados.

Para esta pensadora Rusa-Estadunidense, entonces, el capitalismo es el único sistema que garantiza la libertad individual, ya que protege los derechos de los individuos frente a la coerción del Estado o de otros actores. En su visión, la intervención gubernamental es perjudicial y viola los derechos naturales, por lo que aboga por un Estado mínimo cuyo único rol sea la protección de los derechos mediante la ley y la justicia.

Rand no solo defiende el capitalismo como un sistema económico eficiente, sino que busca darle una base filosófica sólida que lo legitime en términos epistemológicos y éticos. Su objetivo es contrarrestar las corrientes que ven en la ética o en la ciencia una justificación para limitar la libertad individual y la propiedad.


Bases epistemológicas: Rand propone que la razón es la única vía válida para adquirir conocimiento y tomar decisiones. Esto implica que las ideas y decisiones en un sistema capitalista deben basarse en la evidencia, la lógica y la objetividad. Al rechazar el irracionalismo y el subjetivismo, Rand busca crear una epistemología que avale la libertad individual como una consecuencia lógica de la realidad y la razón.


Bases éticas: Desde su perspectiva, la ética del capitalismo radical se fundamenta en el egoísmo racional y el respeto a los derechos individuales. La moralidad no es sacrificio ni altruismo, sino la búsqueda racional de la propia felicidad y supervivencia. La justicia consiste en respetar las propiedades y derechos de los demás, promoviendo un entorno donde cada quien pueda actuar según su juicio racional.


El capitalismo radical en la visión de Rand

Rand no solo defiende el capitalismo como un sistema económico eficiente, sino que busca darle una base filosófica sólida que lo legitime en términos epistemológicos y éticos. Su objetivo es contrarrestar las corrientes que ven en la ética o en la ciencia una justificación para limitar la libertad individual y la propiedad.

Bases epistemológicas: Rand propone que la razón es la única vía válida para adquirir conocimiento y tomar decisiones. Esto implica que las ideas y decisiones en un sistema capitalista deben basarse en la evidencia, la lógica y la objetividad. Al rechazar el irracionalismo y el subjetivismo, Rand busca crear una epistemología que avale la libertad individual como una consecuencia lógica de la realidad y la razón.

Bases éticas: Desde su perspectiva, la ética del capitalismo radical se fundamenta en el egoísmo racional y el respeto a los derechos individuales. La moralidad no es sacrificio ni altruismo, sino la búsqueda racional de la propia felicidad y supervivencia. La justicia consiste en respetar las propiedades y derechos de los demás, promoviendo un entorno donde cada quien pueda actuar según su juicio racional.

Rand denomina “capitalismo radical” a un sistema donde los derechos individuales y la propiedad privada son absolutamente respetados, sin intervención del Estado ni redistribución. En este esquema, la economía funciona mediante contratos voluntarios, libre competencia y la innovación sin restricciones.

Su “capitalismo radical” es, en esencia, un sistema donde:

A.-La propiedad privada es absoluta y protegida por el Estado, que actúa solo para hacer cumplir los derechos.

B.-La intervención estatal en la economía y en la vida de los individuos es completamente eliminada.

C.-La iniciativa individual y la búsqueda de interés propio racional son los motores del progreso social y económico.

D.-La moralidad se basa en la racionalidad y en la aceptación de la ética del egoísmo racional.

Estos conceptos no están exentos de críticas. Su simplismo conceptual y el hecho de reducir el estado a sus mínimas proporciones, suprimiéndole responsabilidades mayores.

Ayn Rand murió en el 82, pero sus principios e ideas mantienen muchos adeptos, su obra es muy interesante y genera como todo lo inteligente debates a granel.


martes, abril 15, 2025

MARIO VARGAS LLOSA

 En mi blog "Literatura al día" escribí sobre este gran escritor  ante la noticia de su deceso, que tanto lamento. Mí deseo es recordarlo como lector en todos mis blogs, motivado por la gran deuda que tengo en razón de las gratas lecturas que le debo gracias a una obra vasta, exquisita, valiosa, que me lleno, tanto intelectualmente como emocionalmente.

Desde "la ciudad y los perros", esa novela escrita siendo muy joven, hasta sus novelas más densas, su itinerario como creador, siempre en ascenso, fue rico en matices, lleno de la experimentación que solo un hombre cultivado, se atreve a acometer, pese al posicionamiento que obtuvo desde sus primeras publicaciones y huyendo de esa zona de confort que tantos escritores asumen, convirtiendo su obra en repetitiva y sosa.


"Conversación en la catedral" fue un verdadero reto para mi como lector. Recordemos. Se desarrolla en un marco narrativo no lineal, utilizando una estructura fragmentada y polifacética que refleja la complejidad de la realidad peruana de la época. La novela sigue el diálogo entre Santiago Zavala, un joven periodista, y su antiguo chofer, Ambrosio. Este encuentro tiene lugar en un bar de Lima, donde ambos personajes rememoran su pasado, lo que permite al lector vislumbrar la vida social, política y económica del Perú de los años 50.


La estructura de la novela se caracteriza por el uso de flashbacks y saltos temporales, que constituyen un recurso fundamental para la construcción de los personajes y la exposición de la trama. A través de estos saltos, Vargas Llosa logra crear un mosaico de voces y perspectivas que enriquecen la narrativa. La obra no se limita a una línea argumental única; más bien, presenta una serie de historias interconectadas que trazan un retrato de la sociedad peruana, marcada por la corrupción, el autoritarismo y la desesperanza.


El diálogo entre Santiago y Ambrosio se convierte en el hilo conductor de la novela, donde las conversaciones se entrelazan con las memorias y reflexiones de ambos personajes. Este recurso permite al autor explorar temas como la identidad, la traición, la clase social y el poder, mientras que también se examina la condición humana en un contexto social adverso.


Los lectores anodinos como el suscrito, leíamos a Faulkner, gracias a las elucidaciones y rastros que le seguíamos a los escritores de Boom, a Borges, tratando de  leer a quienes tanto habían influido en estos grandes escritores latinoamericanos que conmoverían al mundo desde la perspectiva estética.


MVL, fue un liberal a carta cabal. El caso Padilla en la Cuba de Castro, las posiciones de la intelectualidad Europea, Sartre, Camus, Foucault y los fracasos de la izquierda latina, le dieron un giro completo a sus posiciones políticas, convirtiéndolo en un fervoroso defensor de la democracia, del pensamiento liberal clásico y de la libertad como punta de lanza de su fe política.


Lector infatigable, estudioso por vocación sus ensayos son un icono para los estudiosos de la literatura. Sartre, de quien preparaba un libro, que debió adelantar mucho, Flaubert, Víctor Hugo, Onetti, García Márquez, la novela de caballería, le permitieron publicar trabajos muy valiosos y acuciosos.


Una obra aparte la constituyen sus artículos de prensa. Los dos tomos de "Contra viento y marea", las publicadas en el diario "El país" de España por más de 30 años y sus bastas colaboraciones en la prensa de Latinoamérica. Realmente son un faro sobre los principales acontecimientos contemporáneos, en un mundo que no deja de sorprendernos.


Son mas de veinte novelas las publicadas. "La guerra del fin del mundo" es mi preferida, lo que no habla mal de las otras. Se inspiró en suceso histórico. La Guerra de Canudos fue un episodio real en la historia de Brasil que tuvo lugar entre 1896 y 1897. Este conflicto se originó en el estado de Bahía, cuando un grupo de seguidores de Antonio Conselheiro se asentó en la región de Canudos, desafiando abiertamente la autoridad del gobierno de la República Brasileña. Conselheiro, un hombre carismático que predicaba un mensaje de esperanza y redención, atrajo a miles de campesinos que buscaban escapar de la opresión y la miseria. El gobierno brasileño, que en ese momento estaba intentando consolidar su poder y modernizar el país, vio en Canudos una amenaza a su autoridad. A medida que la comunidad crecía, el gobierno decidió enviar tropas para sofocar la revuelta. Esto condujo a una serie de enfrentamientos violentos que resultaron en la devastación total de Canudos y la muerte de miles de personas, tanto combatientes como civiles. La brutalidad de la represión y la falta de comprensión hacia la comunidad de Canudos son aspectos que Vargas Llosa aborda en su novela, reflejando la historia de un conflicto que fue tanto una guerra civil como un choque cultural.


La estructura de "La guerra del fin del mundo" es una de las características más distintivas de la obra. Vargas Llosa utiliza una narrativa fragmentada que permite al lector experimentar la complejidad del conflicto desde diferentes perspectivas. La novela no sigue un único hilo narrativo; en cambio, se despliega a través de múltiples voces y personajes, lo que enriquece la trama y ofrece una visión más completa de los acontecimientos.


Cada capítulo puede ser visto como un microcosmos que refleja las tensiones sociales y políticas de la época. Vargas Llosa emplea un estilo polifónico, donde los personajes tienen sus propias voces y visiones del mundo, lo que añade profundidad y realismo a la narración. Entre los personajes principales se encuentran tanto los habitantes de Canudos como los soldados del gobierno, así como otros personajes secundarios que aportan diferentes puntos de vista sobre la guerra y sus implicaciones.


La novela también incorpora elementos de realismo mágico y simbolismo, lo que permite a Vargas Llosa explorar la dimensión espiritual del conflicto. La figura de Conselheiro es central en este sentido, ya que representa no solo un líder religioso, sino también un símbolo de resistencia y esperanza para los oprimidos. A través de su carácter, el autor plantea cuestiones sobre la fe, el fanatismo y la búsqueda de significado en un mundo caótico.

La he leído varias y esa un hecho que esta semana Santa la abordaré de nuevo. Maestro gracias por habernos regalado una obra tan rica y encantadora desde todas las perspectivas.  





viernes, abril 04, 2025

QUERIDAS LECTORAS QUERIDOS LECTORES 21 MARZO 2025(ANAGRAMA)

 

¿En qué se parecen un poeta y un niño? A esta pregunta han intentado responder durante años los críticos y los escritores. En Sobre la poesía ingenua y poesía sentimental, Friedrich Schiller distinguía el poeta «ingenuo», aquel que es espontáneo y natural como una criatura, del poeta «sentimental», más reflexivo. La poesía pura, decía Schiller, es aquella que tiene algo de ingenuo. Está claro: hay que hacer caso a los niños.

El romántico William Wordsworth señalaba la conexión especial que surge en la infancia con lo divino y lo trascendental. Y Arthur Rimbaud, que dejó de escribir poemas a los veinte años, encarnó como nadie la idea de que el poeta adolescente tiene algo único, inigualable.



Sin embargo, fue la poeta rusa Marina Tsvietáieva quien escribió, en El poeta y el tiempo, una de las mejores reflexiones sobre esta relación. A menudo, poeta y niño son comparados por su inocencia, nos cuenta: les une aquella mirada cándida y crédula hacia el mundo, como si no supieran de nada. Pero para ella, lo que los une de verdad no es eso, sino la irresponsabilidad, el atrevimiento que no conoce los límites. Irresponsables en todo menos en una cosa: el juego. Poetas y niños, sean de donde sean y vengan de donde vengan, se toman su juego como la gesta más trascendente del universo. Esa imagen de una criatura protegiendo su castillo sin miedo o defendiendo a los suyos en los universos imaginarios es el símbolo más idóneo para representar el poeta cuando se dispone a escribir. «Ni en el momento de morir seremos más serios», sentencia Tsvietáieva.


La poeta rusa convirtió esta divisa en una forma de vida: huida después de la Revolución Rusa de 1917, de la cual fue muy crítica, vivió una vida en el exilio, probó de ser reconocida en París, no se adhirió nunca a ninguna escuela ni tendencia poética y regresó a su país con la promesa del perdón, pero el estalinismo asesinó a su marido y ella se acabó suicidando.


La poesía fue lo único que, en vida, la salvó: en el cuestionario ficticio que ella misma responde al inicio de El poeta y el tiempo, escribe que «si tuviera escudo, grabaría en él: "Ne daigne", que significa "No te dignes"». Como el niño irreverente que no calla cuando se lo piden los mayores o que desobedece constantemente el designio de sus padres, Tsvietáieva escribió que no accedería a nada, que no consentiría a nadie, que nunca seria condescendiente con el deseo impuesto de los otros.


Puede que esa sea la labor del poeta. Hoy, que celebramos el Día Mundial de la Poesía, esta reflexión de Tsvietáieva nos recuerda, como afirmaba Rainer Maria Rilke en las Cartas a un joven poeta, en las que escribía consejos a Franz Xaver Kappus, escritor primerizo que había enviado sus poemas al consagrado Rilke pidiéndole opinión, que para el poeta no hay pobreza ni lugar indiferentes: que, como el niño, el poeta sabe mirar. Seriamente, pero sin dejar de jugar. Y ver, allí donde los demás no ven, reinos, dinastías y verdades resplandecientes.


NOVEDADES DE LA SEMANA


Esta semana publicamos Proust, novela familiar, de la historiadora Laure Murat, un magistral homenaje a Marcel Proust en el que la autora entreteje su fascinación por En busca del tiempo perdido y la revisión de su propio pasado en el que encuentra coincidencias muy proustianas. Con traducción al castellano de María Teresa Gallego Urrutia y Amaya García Gallego en «Panorama de narrativas» y al catalán bajo el título Proust, novel·la familiar, por Valèria Gaillard, en «Llibres Anagrama».


En la colección «Argumentos» llega Como el amor, de Maggie Nelson, una de las intelectuales más brillantes de nuestra época. En este libro recopila artículos, perfiles y conversaciones de variadísimos temas contemporáneos como el feminismo, la cultura queer, los conflictos raciales y las transformaciones sociales pendientes, entre otros. Traduce Damià Alou.


En «Nuevos cuadernos Anagrama» publicamos Despojos racistas, de la investigadora y activista Josefa Sánchez Contreras, un ensayo que es un alegato a favor de las luchas indígenas y que, en el marco de la catástrofe medioambiental, desmantela las falacias de las transiciones verdes sobre las que se justifican el extractivismo minero y los megaproyectos energéticos en Latinoamérica.


Y en la «Biblioteca Raymond Carver» aparece Short Cuts, un libro de relatos con «una original estructura, en la que los magníficos relatos de Carver se entretejen como los temas de una sinfonía de jazz» (Newsweek), en el que se basó Robert Altman para su película Vidas cruzadas y que cuenta con las traducciones de Mariano Antolín Rato, Benito Gómez Ibáñez, Jesús Zulaika Goicoechea y Mónica Martín Berdagué.


PILDORAS

PARA ESTAR AL DÍA


El verano mágico de 1926

Durante el verano de 1926, Marina Tsvietáieva, Borís Pasternak y el mismísimo Rainer Maria Rilke empezaron (y terminaron) una correspondencia que configuraría uno de los triángulos amorosos más impresionantes de la historia de la literatura. Lo más alucinante de todo: con Rilke no se habían visto nunca en persona cuando empezaron el intercambio de cartas. Ese fue un amor intenso, fulgurante, celoso, en la que el trío se convertía en dúo ante la sorpresa de Pasternak, y en el que las palabras de amor eran más importantes que el amor mismo: «el amor vive de palabras y muere de acciones», escribía Tsvietáieva en una de las últimas cartas que envió a Rilke. Cuando Rilke murió, ese mismo año, Tsvietáieva le dedicó el poema «Carta de Año Nuevo», una de las elegías más bellas que se han escrito nunca.



La poesía y el diablo

En El diablo, un relato en el que la poeta rusa cuenta su llegada a la escritura, se narra el momento en que una pequeña Tsvietáieva se encuentra al diablo sentado en la cama de su hermano: la mirada de ese ser horroroso y a la vez sublime es lo que la conduce a la creación. El miedo, la intensidad, el peligro, el atrevimiento… todo eso lo encarna esa figura que ella misma ha inventado. Muchos años más tarde, Leila Guerriero escribió una conferencia titulada «El diablo», publicada en Zona de obras, donde cuenta cómo la mirada del diablo, esta vez encarnada por un actor desmaquillado al final de una función, bien sudado, agotado, es una mirada que no la ha abandonado nunca y que todavía la guía a la escritura: «lo que hacía ese fauno endemoniado desde el escenario no era llenarme el corazón de euforia sino de venerable pánico, de completo pavor. Nunca dejé de buscar –en lo que escribo– algo que se vuelva hacia mí, me mire a los ojos y me diga, “Hola, nena: yo soy tu diablo”. No soy nada sin él. Sin eso».


Un poema de Claudia González Caparrós

Para celebrar el Día Mundial de la Poesía os invitamos a ver y a escuchar a Claudia González Caparrós recitar un poema de su más reciente libro Los augurios se rechazan, publicado por La Bella Varsovia, que explora la memoria y la forma en la que contamos los recuerdos. Os invitamos a descubrir en el Instagram de la editorial a más poetas recitando, entre ellos a Pilar Adón, Andrés Barba, Mario Obrero, Miriam Reyes y María Sánchez.



La destrucción de los poetas

El final trágico de Sylvia Plath, la vida turbulenta de Baudelaire, la desaparición misteriosa de Rimbaud, los excesos de Allen Ginsberg, el suicidio de la misma Tsvietáieva… Cuando contamos la vida de un poeta es para señalar su mala estrella (como hicimos en esta newsletter pasada), ese relato intenso que contamos para justificar, de alguna manera, su creación: nos gusta ver que los creadores son capaces de convertir el horror en belleza. ¿Pero qué ocurre con los que fueron felices? Walt Whitman y su canto a la vida, Gabriela Mistral y ese ímpetu por las cosas bellas, Mary Oliver y la fascinación por la naturaleza y las formas sublimes del mundo… ¿qué pasa con todos ellos? La misma Oliver lo escribía así: «La alegría no está hecha para ser una migaja».


La poeta Mary Oliver y su perro Percy