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domingo, julio 27, 2025

VEREDICTO (DANIEL CORONEL-REVISTA CAMBIO)

 La historia la escriben los hombres, la padecen los congéneres, la propia naturaleza, para bien o para mal. Colombia, país de personajes y caudillos tiene como constante grandes confrontaciones, más que ideológicas solo buscan el poder, para usufructuarlo a sus anchas y con mucha tragedia como secuela y por supuesto muertos, desaparecidos y desplazados. Por la importancia del fallo en el juicio contra el expresidente Álvaro Uribe, transcribo esta columna aparecida hoy en la revista cambio. No importa el resultado, el juicio y la sentencia fueron un buen comienzo para levar anclas de cambio y de justicia  CESAR HERNANDO BUSTAMANTE


Lo normal es que otros paguen por los delitos que tienen como único beneficiario a Álvaro Uribe. Mientras tanto, él se presenta como víctima y gana más poder. Sucedió en el episodio conocido como la yidispolítica. Con puestos públicos, notarías y contratos, compraron los votos parlamentarios para aprobar la reforma constitucional que autorizó la reelección inmediata. El único posible favorecido con ese delito era él, pero nada le pasó.


Quienes terminaron yendo a la cárcel fueron otros: Yidis Medina, la congresista que confesó cómo la habían convencido de venderse diciéndole: “hijita, hay que hacer patria”; Teodolindo Avendaño, a quien le pagaron por no votar y terminó aplastado por las evidencias; e Iván Díaz Mateus, quien hizo trato con el gobierno para silenciar a la principal testigo. 


También los ejecutores del soborno. Fue condenado a seis años de prisión el ministro del Interior Sabas Pretelt, un dirigente gremial tan feliz de haber llegado al gabinete que se saltó la ley para ayudarle al jefe. A la misma pena fue sentenciado el ministro de Protección Diego Palacio, un médico que habría podido tener una brillante carrera si Uribe no se le hubiera atravesado en el camino. Y Alberto Velásquez, el secretario general de la Presidencia, sentenciado a cinco años, también por comprar congresistas. 


Otro tanto sucedió en el caso de las chuzadas del extinto Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, del que fueron víctimas los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, los entonces congresistas Piedad Córdoba y Gustavo Petro, y el periodista Daniel Coronell. Por esa razón, han sido condenados el exsecretario general de la Presidencia Bernardo Moreno, la directora del DAS María del Pilar Hurtado —quien me dijo que el propio Uribe la había instruido para burlar la justicia, asilándose—, y seis funcionarios más del organismo de inteligencia. Esta semana fue imputado por estos hechos Andrés Peñate, exdirector del DAS.


Durante el gobierno de Uribe, usaron las herramientas de investigación del Estado para espiar a jueces que estaban investigando la parapolítica, es decir, la relación de los aliados políticos del entonces presidente con paramilitares, a dirigentes de la oposición y a un reportero, porque querían identificar sus fuentes de información. 




Un documento de la Corte Suprema de Justicia, emitido esta semana, establece: “Los informes de inteligencia resultantes fueron compilados en documentos reservados y entregados directamente a la Presidencia de la República, sin autorización judicial, ni amparo en la seguridad nacional”.


Dice el auto con todas las letras que el resultado de los seguimientos ilegales llegaba a la “Presidencia de la República”, pero al máximo jefe de la entidad jamás le pasó nada.

Lo mismo ocurrió con el escándalo de “La Casa de Nari”. Una sentencia definitiva a 63 meses de prisión fue recientemente expedida contra el secretario de prensa de la Presidencia, César Mauricio Velásquez, quien sigue prófugo, y contra el secretario jurídico Edmundo del Castillo, quien cumple su condena cobijado con el beneficio de la detención domiciliaria. Otros involucrados en los mismos hechos como José Obdulio Gaviria y Jorge Mario Eastman, siguen tan campantes que esta semana han salido a presionar la absolución del jefe, a quien el episodio –como es costumbre– le salió completamente gratis.

Un capítulo más es el de la carta falsa de Tasmania, fabricada para desacreditar al principal investigador de la parapolítica Iván Velásquez, participaron los presos Iván Roberto Duque y Juan Carlos ‘el Tuso’ Sierra. Este último, ahora testigo a favor de Uribe, declaró bajo juramento: “Quiero contar la novela de la carta, cómo llegó, que salió el presidente a decir que por medio de un abogado, que yo no sé qué, que me la entregaron ¡Miente! La carta la mandé yo, por medio de Sergio González Mejía”.



El Tuso, quien reitero, ahora oficia de testigo a favor del expresidente,  identificó también a quien daba las instrucciones para ese montaje: “El presidente manda la siguiente razón. A mí no me puede llegar una carta así, al sol de los tamarindos. Por una vía así tan folclórica. Esta carta la tienen que radicar en Presidencia. Entonces hay otra carta copia, que es la que se radica en Presidencia”.



También reveló los participantes en el plan de desprestigio: “entonces ahí aparecen José Obdulio Gaviria, Santiago Uribe Vélez, Edmundo del Castillo, Bernardo Moreno, Mario Uribe y el presidente Álvaro Uribe. María del Pilar Hurtado, Martha Inés Leal. Ellos hacen una carta, la famosa carta que lee el presidente”. 


El único condenado por estos hechos fue el abogado Sergio González, que era el Diego Cadena de ese momento. A él le tocó pasar un tiempo en la cárcel, a Uribe no le costó nada.

Ahora —a través de una feroz presión de opinadores, influencers, medios uribistas y partidarios del expresidente— buscan que la juez Sandra Liliana Heredia ratifique lo que ha venido pasando a lo largo de los últimos años. La elogian, la apremian, la aconsejan: ¿para qué condenarlo si en todo caso no va ir a la cárcel? La amenazan veladamente con perseguirla, con desacreditarla, con el juicio de la historia, con la inteligencia artificial, con quitarle la visa a Estados Unidos. Le advierten sobre el terrible apocalipsis que se cierne sobre Colombia si ella se atreve a tocarlo, si toma el riesgo de ver lo que ellos quieren tapar. Y la estimulan, en cambio, para que valide la cómoda teoría que promueven.

De acuerdo con la versión de los áulicos del señor expresidente, un curioso bestiario se juntó espontáneamente para voltear testigos y ponerlos a favor de Uribe, sin que él tuviera participación alguna. 

De esa conspiración para favorecerlo, hicieron parte un abogaducho —más bien un fixer carcelario—, que mezcla en proporciones similares estupidez y maldad; el elegante secuestrador del suegro del expresidente Andrés Pastrana, un pelafustán del bajo mundo de Neiva que se declara “aférrimo” uribista, el vergonzoso presidente del Consejo Nacional Electoral, el buen Tuso, tres hampones de la órbita del jefe de la Oficina de Envigado, una abogada que llama al capo “mi Cesarín” y una fiscal condenada por recibirle millonarios sobornos al mellizo Mejía Múnera. Esa muy honesta y desinteresada comparsa quería ayudarlo, por supuesto, sin que él se enterara de nada, ocupadito como vive en hacer el bien.

Para ellos, esta larga impunidad no es el resultado del poder omnímodo que ha ostentado Álvaro Uribe en el último cuarto de siglo, sino un derecho natural que solo él tiene y que todos los ciudadanos tenemos que acatar.



miércoles, julio 02, 2025

TRUMP Y LA DIPLOMACIA DEL DESASTRE

La diplomacia desempeña un papel fundamental en el marco de la geopolítica internacional, siendo una herramienta esencial para la gestión de las relaciones entre Estados y actores no estatales en un escenario global cada vez más complejo y multipolar. En este contexto, analizar el papel de la diplomacia y las consecuencias que surgen cuando sus canales se rompen requiere comprender su función, los mecanismos que la sustentan y las implicaciones de su deterioro. Es un hecho que el actual presidente de los Estados Unidos a roto todos los canales diplomáticos y tiene en vilo al mundo con sus resoluciones ejecutivas, usurpándole al congreso un buen número de funciones constitucionales. Este excelente artículo aparecido en la última revista de "Letras Libres" hace un análisis muy serio de este desastre. CESAR H BUSTAMANTE 


 por Eduardo Turrent Mena 27 junio 2025


A la memoria de Isabel Turrent


La política exterior de Donald Trump fue presentada, en sus propias palabras, como una extensión natural de su supuesto genio para hacer tratos, ese “arte de la negociación” que lo elevó en el imaginario del éxito empresarial. Sin embargo, su verdadera contribución ha sido la imposición de un orden mundial puramente transaccional que desmantela el multilateralismo y debilita tanto la arquitectura internacional como las propias instituciones democráticas de Estados Unidos. Trump no solo está desmontando el andamiaje global que sostuvo el poder y la legitimidad estadounidense tras la Segunda guerra mundial y la Guerra fría; también está erosionando, desde dentro, los cimientos institucionales que han garantizado la estabilidad democrática de su país. Al sustituir la diplomacia estratégica por el beneficio inmediato y las alianzas por la imposición narcisista, olvida –o desprecia– una verdad histórica elemental: las potencias no solo caen por el asedio de sus enemigos, sino por las grietas que, silenciosas, se abren en las entrañas de sus propios imperios.


Desde su primer día en el poder, Trump se propuso redibujar las relaciones comerciales y estratégicas de Estados Unidos, convencido de que solo rompiendo con el statu quo podría restaurar el poder y la centralidad global de su país. Pero el lema “Make America Great Again” esconde una paradoja evidente: sus decisiones no han fortalecido la posición internacional de Estados Unidos, sino que han acelerado su aislamiento y debilitado su credibilidad. El reciente ataque de Israel contra Irán ilustra esta hipótesis de forma inquietante. Aunque la Casa Blanca estaba informada de los planes, no había dado luz verde definitiva; aun así, Israel decidió actuar, desafiando abiertamente la histórica disciplina estratégica que, durante décadas, había caracterizado la relación bilateral. Analistas como James M. Lindsay, del Consejo de Relaciones Exteriores, advierten que la política exterior de Trump ha vaciado de contenido las alianzas tradicionales, al punto de que los socios actúan por su cuenta, convencidos de que ya no existe una brújula clara en Washington. Ese deterioro es visible: lo que antes requería consenso, ahora se decide unilateralmente. Incluso los aliados más cercanos, conscientes de la erosión del liderazgo estadounidense, tratan con condescendencia al presidente mientras avanzan sin esperar instrucciones, ocupados en la defensa de sus propios intereses.


El conflicto entre Rusia y Ucrania es otro ejemplo del deterioro estratégico provocado por la política exterior de Trump. Durante su mandato, no solo cuestionó abiertamente la utilidad de la OTAN, sino que debilitó deliberadamente los compromisos de defensa colectiva que, durante décadas, habían sostenido la estabilidad en Europa. Sus amenazas retóricas y su ambigüedad estratégica enviaron a Moscú un mensaje peligroso: la cohesión occidental estaba fracturada y la determinación de respuesta, en entredicho. El resultado fue previsible. Con una OTAN debilitada y una Casa Blanca errática, el Kremlin encontró el terreno propicio para probar los límites y redibujar el equilibrio de poder en Europa. La consecuencia no es solo la devastación de Ucrania y el retorno de la inestabilidad continental, sino también el inicio de un proceso de rearme a gran escala, incluido el de Alemania, que durante décadas había evitado asumir un papel militar protagónico. Para colmo, con Estados Unidos y buena parte del mundo distraídos en la crisis entre Israel e Irán, Putin ha redoblado sus esfuerzos en Ucrania, consciente de que, en un escenario global fragmentado y saturado de frentes simultáneos, la capacidad de Occidente para contener sus ambiciones se diluye aún más.


La fractura en el flanco oriental no termina en Ucrania. Los estados bálticos –Estonia, Letonia y Lituania– se han convertido en el siguiente eslabón vulnerable. Aunque un asalto militar directo por parte de Rusia sigue siendo improbable en el corto plazo, la amenaza es real y latente en el largo. Moscú, debilitado pero no disuadido, mantiene intacta su ambición de recuperar lo que considera “territorio histórico ruso”, y la región lo sabe. Los tres países han incrementado su gasto militar, reforzado sus fronteras y comenzado a abandonar tratados como la prohibición de minas terrestres. El riesgo no se limita a un ataque convencional: la mayor amenaza son las operaciones híbridas –provocaciones, sabotajes o incidentes fabricados– que sirvan de pretexto para una intervención, como ya ocurrió en Crimea. Una crisis en la línea ferroviaria que conecta Rusia con Kaliningrado (enclave ruso situado entre Polonia y Lituania y aislado del resto del territorio ruso) bastaría para poner a prueba la coherencia de la OTAN. Y con las alianzas debilitadas y Washington atrapado en su propio laberinto de contradicciones, el margen de disuasión se reduce peligrosamente.



En Asia, el deterioro estratégico impulsado por Trump se manifiesta con igual claridad. Durante décadas, la ambigüedad estratégica de Estados Unidos en torno a Taiwán –suficientemente clara para disuadir a China, pero lo bastante ambigua para evitar una escalada directa– había contenido las tensiones en el estrecho. Trump dinamitó ese equilibrio con gestos improvisados, declaraciones contradictorias y una política exterior marcada por la inconstancia. Aunque reforzó la venta de armamento a Taipéi y promovió iniciativas legislativas como el TAIPEI Act, su retórica errática y su credibilidad deteriorada terminaron debilitando la posición estadounidense en la región. Para Beijing, el vacío estratégico resultante se tradujo en una oportunidad: en los últimos meses, China ha incrementado su presencia militar en el estrecho y elevado su presión diplomática, percibiendo en Washington un liderazgo inconsistente y un entorno internacional fragmentado. Desde Japón hasta Australia, pasando por Corea del Sur y Filipinas, los aliados observan con escepticismo la capacidad real de Estados Unidos para contener una crisis que, lejos de disiparse, se perfila como uno de los principales puntos de fractura del orden global.


Por ahora, el conflicto entre Israel e Irán no desatará la tercera guerra mundial. Ni China ni Rusia parecen dispuestas a intervenir directamente, e Israel, con ataques quirúrgicos tan precisos como calculados, ha logrado –al menos por el momento– contener la expansión del incendio en Medio Oriente. Pero mientras el mundo desvía la mirada hacia esa región, dos frentes mucho más delicados se consolidan en los márgenes estratégicos: Ucrania y Taiwán. Allí, donde confluyen la ambición de las potencias revisionistas y el vacío de liderazgo estadounidense, se está gestando el verdadero punto de ruptura. No será una chispa lo que encienda un conflicto global, sino un deterioro lento, previsible y, sobre todo, autoinfligido: la gradual descomposición de la hegemonía que durante décadas sostuvo el orden internacional.


¿Cuánto puede durar un imperio cuyo prestigio se ha erosionado y en el que sus propios aliados ya no creen? ¿Qué sucede cuando la arquitectura internacional de seguridad que durante décadas contuvo las ambiciones comienza a resquebrajarse? ¿Y qué futuro le espera al orden global cuando la hegemonía que lo sostenía ya no inspira respeto ni certidumbre? Como advirtió la literatura distópica que Orwell encarnó: al final, no se conquista el poder, se hereda el vacío. ~


El autor es fundador de News Sensei, un brief diario con todo lo que necesitas para empezar tu día. Engloba inteligencia geopolítica, trends bursátiles y futurología. ¡Suscríbete gratis aquí!




jueves, junio 26, 2025

CÓMO SE DAN LAS NOTICIAS Y QUÉ PAPEL JUEGA LA PRENSA ALTERNATIVA?: CONVERSATORIO DE PRENSA EPM

 El moderador del grupo, Fredy Ochoa, en la reunión del pasado viernes en la biblioteca EPM de Medellín, generó como corolario del conversatorio, una premisa puntual que, parte de un interrogante como  a priori: "Quién nos informa?, mis queridos interlocutores.....De ahí se desprenden, más variables: Quiénes son los dueños de los grandes medios y a partir de ahí, ¿sí es posible ser neutro? cómo se presenta una noticia y por supuesto, cómo debería leerse o, a partir de que prevención, bien sea un medio escrito, radial, en red o una revista...en fin. De ello, nace otro interrogante: ¿Existen medios alternativos y qué papel juegan en la sociedad? en este entramado inicial, el enfoque parte necesariamente de nuestro entorno especifico, Medellín y por lógica, los grandes medios de comunicación nacionales y la prensa alternativa regional de la ciudad, aprovechando la presencia del director, Oscar Villada, del periódico "Tanimara" (15 años de historia) del municipio de Bello, que hace parte del grupo.

Parto para esta síntesis del conversatorio de esta premisa como soporte para mis lectores: Los medios de comunicación desempeñan un papel fundamental en la conformación de la opinión pública, la difusión de información y la construcción de la cultura en sociedades modernas. Desde una perspectiva monopólica, se entiende por grandes medios de comunicación aquellos que dominan el mercado de la información, concentrando en pocas manos la producción y distribución de contenidos. En contraste, los medios alternativos emergen como respuestas a la concentración y monopolización, buscando ofrecer voces distintas, democratizar el acceso a la información y promover la diversidad cultural y de opinión.

Desde una óptica monopólica, los grandes medios de comunicación son aquellos que, por su tamaño, recursos y alcance, controlan la mayor parte de la producción y difusión de información en un país o incluso a nivel global. Estos medios suelen estar vinculados a grandes corporaciones, conglomerados mediáticos o grupos económicos que concentran en sus manos múltiples plataformas, como prensa escrita, televisión, radio, internet y plataformas digitales (Ejemplo en Colombia, el conglomerado alrededor del periódico "El tiempo" de la organización Luis Carlos sarmiento Angulo).

La perspectiva monopólica pone énfasis en el carácter de concentración del poder mediático. La existencia de unos pocos actores dominantes puede limitar la pluralidad de voces, reducir la diversidad informativa y facilitar la influencia de intereses económicos, políticos o ideológicos en la agenda pública. Además, estos medios suelen tener una gran capacidad de llegar a amplios segmentos de la población, influyendo en las percepciones sociales y en las decisiones políticas.

El coordinador nos dice, con la clara intención de poner el dedo en la llaga, para generar puntos de vista: Señores que leen y desde los dueños de los medios, que vislumbran en el tratamiento de la información?, hablemos de los que llegan a la biblioteca, que son, el principal medio regional, el periódico  "El Colombiano" y los grandes medios nacionales, "El espectador", "El tiempo", "La republica", "Portafolio" y la revista "Semana". Como en botica, la discusión dio para todo. 

Algunos enumeraron quienes son los dueños de estos medios, establecieron por qué del tratamiento sesgado de ciertas noticias desde la perspectiva ideológica y monopólica e incluso comparamos todos,  el tratamiento de una misma noticia desde los titulares para ver el grado de manipulación o las perversas intenciones detrás de una entrega de primer plano. 

Muchas cosas se aclararon con mucho sentido documental y práctico. Por ejemplo: Como el surgimiento de los grandes medios de comunicación está ligado a procesos históricos, tecnológicos y económicos que han favorecido la concentración de recursos en manos de unos pocos actores. Durante el siglo XIX, con la Revolución Industrial, la expansión de la prensa escrita y la aparición de la radio y la televisión facilitaron la creación de grandes corporaciones que gestionaban múltiples plataformas.

La consolidación de los medios monopólicos se aceleró en la segunda mitad del siglo XX, con la expansión de las telecomunicaciones, la publicidad masiva y la globalización. Empresas como News Corporation, Time Warner, Viacom, y más tarde, conglomerados como Disney o Google, lograron consolidar imperios mediáticos que controlan la mayor parte del contenido informativo y de entretenimiento a nivel mundial. En Colombia "El espectador" a finales del siglo XIX en Medellín, "El Tiempo", para citar sólo dos.

Este proceso fue favorecido por la inversión en tecnología, la integración vertical (control de producción, distribución y comercialización) y la adquisición de competidores más pequeños o emergentes. La regulación también jugó un papel importante, ya que en muchas ocasiones las leyes permitieron o facilitaron la concentración del poder mediático en pocas manos, justificando la idea de que los grandes medios garantizaban la eficiencia, la inversión y la innovación.

La discusión reflejó como el sesgo de estos medios, se replicó en el mismo conversatorio, por lo que cada quien del mismo leía y dejó ver su ideología,  por la predilección de algunos de estos medios: Fue una radiografía en cierta forma, de como estamos manipulados y en ocasiones, ni siquiera nos percatamos de ello. 

En esta discusión apareció necesariamente, el papel de los medios alternativos. Primera anticipación. Frente a la concentración y monopolización de los grandes medios, surgen los medios alternativos, que buscan democratizar la información, promover la diversidad cultural y ofrecer voces disidentes o marginadas. Los medios alternativos se caracterizan por su estructura descentralizada, su énfasis en la participación comunitaria y su orientación a la transformación social.

Desde el sentido comun se puede establecer en primera instancia: Los medios alternativos son aquellos que, en su concepción, buscan ofrecer una visión diferente a la que predominan en los medios monopólicos. Se caracterizan por promover la participación activa de comunidades, grupos sociales o individuos, con un enfoque en la justicia social, los derechos humanos, la diversidad cultural y la democratización del acceso a la información.

A mi parecer en el conversatorio se definieron algunas características:

Entre las principales se encuentran:

Descentralización: No dependen de grandes corporaciones, sino que son gestionados por comunidades, colectivos o individuos.

Participación comunitaria: Incluyen la colaboración activa de los usuarios y productores de contenido.

Enfoque en temas marginalizados: Abordan problemáticas sociales, culturales, ambientales o políticas que no suelen ser cubiertas por los grandes medios.

Uso de tecnologías accesibles: Se valen de medios digitales, radio comunitaria, publicaciones autogestionadas, entre otros.

Compromiso social: Tienen un fuerte contenido político y ético que busca promover cambios sociales.

Los retos y desafíos son evidentes para estos medios. Lo explico el doctor Oscar con absoluta lucidez: "Enfrentan obstáculos como la financiación limitada, la falta de infraestructura tecnológica, la escasa presencia en los grandes canales de distribución y la dificultad para alcanzar audiencias masivas. Sin embargo, el avance de las tecnologías digitales y las redes sociales ha facilitado su expansión y la democratización del acceso a la producción de contenidos".

En conclusión establecimos que desde la perspectiva monopólica, los grandes medios de comunicación son actores que concentran la producción y difusión de información, con raíces en procesos históricos de expansión tecnológica, económica y regulatoria. Aunque ofrecen beneficios en términos de alcance y eficiencia, su concentración genera preocupaciones sobre la diversidad y pluralidad informativa. Frente a ellos, los medios alternativos emergen como voces que buscan democratizar la comunicación, promoviendo la participación social, la diversidad cultural y la crítica a los poderes establecidos. La coexistencia y el diálogo entre ambos tipos de medios son fundamentales para una comunicación social plural, democrática y transformadora.

ADDENDA: Pese al respeto del conversatorio por el otro, el tema hizo que algunos alzáramos la voz, replicáramos con vehemencia, abriéramos los ojos como si fuéramos  a echarnos gotas, uno de sus miembros replicó con sórdida y perversa intención, que es buena en estas discusiones: "Yo los he visto leer estos periódicos todos los días...Es más, en ocasiones los voy a tomar y todos están ocupados". Me pregunté entonces: Será que estamos manipulados por los grandes medios?.


martes, junio 24, 2025

LA HISTORIA OLVIDADA DEL LIBERALISMO (Desde la antigua Roma hasta el siglo XXI)

He querido transcribir el prologo de este excelente texto de política que de alguna manera expresa la crisis de una idea e ideología de suma importancia para la historia del estado, la democracia y la sociedad, escrita por Helena Rosemblatt y publicada por "Editorial CRITICA" pertinente para estos momentos por la vitalidad que han adquirido ciertos populismos en el mundo y por la vulnerabilidad en que se encuentran los elementos básicos de la democracia que implica de alguna manera el surgimiento de totalitarismos que pensamos eran cosa del pasado. 

CESAR HERNANDO BUSTAMANTE HUERTAS


PROLOGO


 La luz del liberalismo se apaga. O eso parece. La intensidad luminosa que proyectó con las revoluciones atlánticas y su victoria en la guerra fría se ensombrece por culpa de una época que parece darle la espalda. En tres décadas ha pasado de vivir una apoteosis a tener ahora que luchar por la supervivencia. Arrinconado contra las cuerdas de la historia, afronta un futuro que le pasa factura por sus excesos de confianza. Lo hace, además, en un contexto político complejo, que recuerda lo sucedido en el período de entreguerras, cuando la revolución soviética y el fascismo marginaron sus ideas.

Las causas son diversas. Por un lado, la canibalización de su proyecto por un neoliberalismo que quiso reemplazarlo en la segunda mitad del siglo XX con su deificación del laissez faire y su ideologización economicista del mercado. Por otro, la repercusión negativa que sobre su imagen tuvieron la crisis de seguridad que produjo el 11-S, así como la dislocación social causada por las crisis financiera y económica de 2008, y cuyas desigualdades todavía repercuten sobre el bienestar de Occidente.

La fortaleza narrativa de las ideas liberales y su capacidad de seducción social se han debilitado profundamente. Lo mismo que la institucionalidad que soporta la democracia liberal en la que se inspiran. Hasta el punto de que, hoy en día, las sociedades democráticas parecen decididas a dejarse arrastrar por un populismo que va haciéndose estructural al verse como la única salida posible a las incertidumbres y angustias que plantea el horizonte del nuevo milenio. En este cambio es determinante la desconexión emocional que sienten las clases medias hacia el liberalismo. Un fenómeno de descontento generalizado al no ver cumplidas sus expectativas de prosperidad y libertad debido, entre otras causas, a que la revolución digital relativiza y margina progresivamente el valor económico del trabajo cualificado que hegemonizaban en el pasado. Esto hace que las clases medias pierdan el rol y el estatus que tenían desde la revolución industrial, precipitándolas en un riesgo de proletarización que favorece los extremismos populistas.

Estas circunstancias, sumadas a la incapacidad resolutiva de la democracia liberal ante la agenda de problemas que plantea el siglo XXI, hacen que las clases medias empiecen a dejar de ser las aliadas históricas del liberalismo para convertirse en sus enemigas. Un proceso de mutación política que debe conectarse con el auge de los populismos y, también, con un autoritarismo cesarista que gana adeptos en el seno de las democracias occidentales.

Con un panorama así, el liberalismo solo puede hacer dos cosas. O aceptar su derrota y asumir que pasó su tiempo, o refundarse y abordar una resignificación política del relato sobre sí mismo. Esto último solo será posible si revisita sus ideas y propone una evolución radical de las mismas. Para hacerlo debe asumir una actitud crítica con su pasado. Primero, para determinar cuándo empezó el invierno del descontento que, parafraseando a Thomas B. Reverdy, padecen las ideas liberales. Y segundo, proponer una nueva teoría de la emancipación humana que, adaptada a las urgencias del siglo XXI, permita hacer frente a los poderes que tratan de maniatarla y manipularla.

La historia olvidada del liberalismo de Helena Rosenblatt contribuye a estos objetivos. Especialmente porque ofrece un mapa cronológico sobre la geografía semántica de las ideas liberales. Esto puede ser de gran ayuda en la empresa de refundación conceptual que comentamos. Sobre todo porque estamos ante una obra que aborda una reconstrucción histórica de los materiales que necesitan los liberales si quieren diagnosticar críticamente su presente y proponer un nuevo relato a partir de sus ideas. En este sentido, Rosenblatt recuerda algo que se perdió en el siglo XX: que el liberalismo no nació como una ideología individualista sino como una actitud generosa. Una conducta virtuosa de liberalidad hacia los otros. Una disposición del espíritu que originariamente acompañó la tarea formativa del patriciado forma protestante hizo cristiana y, además, democratizó al extenderla más allá del perímetro inicial de los hábitos de la nobleza.

Vinculada desde entonces al calvinismo que profesaban las clases medias de su tiempo, esta conducta transformó la liberalidad aristocrática de los antiguos en el liberalismo democrático de los modernos. El dato relevante que Helena Rosenblatt destaca a la hora de explicar esto es que el liberalismo surgió dentro de un contexto moral que propició que la liberalidad se dotara de atributos semánticos que complementaban la generosidad del pasado. Así, llegó a ser el comportamiento de alguien que respetaba la alteridad. Un espíritu que proyectaba a su alrededor una conducta tolerante, abierta y desprejuiciada. Una conducta racional y libre que rechazaba el entusiasmo y el fanatismo, y que caló entre las filas de una clase media protestante que asumió la disposición liberal como un rasgo de su cultura de clase. Sobre todo cuando la Modernidad que protagonizaron las revoluciones atlánticas dio densidad política a esta conducta liberal al conectar a Locke con Constant. En este proceso de politización fue esencial la Ilustración escocesa. Relacionó la «liberalidad de espíritu» de la aristocracia con el «plan liberal» que permitió a los ciudadanos perseguir sus propios intereses siempre que lo hicieran dentro de los límites trazados por una disposición generosa y empática que se ajustaba a las coordenadas de la igualdad de oportunidades, la libertad y la justicia.

El liberalismo nació como un proyecto político de colaboración humanitaria y búsqueda del bienestar de los otros a través del propio perfeccionamiento moral. Algo que el siglo XIX bifurcó con la aparición del capitalismo de la Escuela de Manchester y el librecambismo, que introdujeron una cuña economicista y utilitaria que ensalzó el egoísmo individual y el laissez faire como elementos constitutivos del liberalismo tras la revolución industrial. Con el paso del tiempo esta bifurcación fue a más. El siglo XX agrandó la brecha y separó dos corrientes que se hicieron, incluso, contradictorias, pues, como señalaba John Dewey en los años treinta: una de ellas era «más humanitaria y abierta a la intervención y la legislación social» y otra era «defendida por la gran industria, la banca, el comercio y, por tanto, comprometida con el laissez faire».

Esta dualidad llegó a convertirse después de la segunda guerra mundial en una trinchera. Lo hizo bajo la presión totalitaria del comunismo y el estrés de la guerra fría. Ambas circunstancias transformaron la dualidad en enemistad. A ello contribuyó decisivamente Hayek, cuando en Camino de servidumbre (1944) acusó de socialista a la primera familia liberal, tesis que desde entonces fue agravándose en su beligerancia. Helena Rosenblatt evidencia de manera excepcional como el liberalismo —y el relato virtuoso asociado a la liberalidad— fue canibalizado por la revolución conservadora de los 80 y el posterior neoliberalismo.

Para ello rastrea el itinerario del liberalismo cuya huella fue perdiéndose por el estruendo neoliberal y el triunfalismo que blandió a los cuatro vientos tras la caída del muro de Berlín. Bajo el establecimiento global del imperio ideológico del laissez faire, las ideas liberales fueron sustituidas por un neoliberalismo que hegemonizó la defensa de la libertad desde una arrogancia economicista que desembocó en la crisis financiera cuyos efectos todavía arrastramos.

Hoy, cuando yace el neoliberalismo entre sus ruinas, se abre una nueva oportunidad para un liberalismo virtuoso. Un liberalismo que hable de derechos y deberes, que invoque sus orígenes morales y que defienda el humanitarismo de un reformismo social que actualice en el siglo XXI lo mejor que dio en los siglos previos. De esta posibilidad trata La historia olvidada del liberalismo. De localizar arqueológicamente dónde están los cimientos morales que subyacen en la historia de un pensamiento que, quizá, todavía esté a tiempo de reconectar con su energía original. Al menos si quiere reconstruir críticamente su ideario y propiciar una primavera que neutralice el descontento que amenaza con derruir, también, su principal obra: la democracia liberal.

JOSÉ MARÍA LASSALLE


martes, junio 10, 2025

IA DE LA MANO PRODIGIOSA DE JOSÉ RAMIREZ GIRALDO

 



La labor pedagógica hecha desde hace mucho tiempo atrás, hablo de años, con la IA, por este montañero entrañable, de Santuario Antioquia: Estadístico, experto en  inteligencia de datos y administración de sistemas, es de relevar. Por lo pragmático, operativa y focalizada esencialmente a profesiones y problemas puntuales.

Expresa con contundencia: "La inteligencia artificial (IA) es ya una parte integral de nuestra vida cotidiana, aunque a menudo pasa desapercibida. Desde aplicaciones que parecen anticipar nuestras necesidades hasta asistentes virtuales que responden a nuestras preguntas, la IA está transformando el mundo tal como lo conocemos. Aunque suene como algo sacado de la ciencia ficción, no lo es; está aquí y es más accesible de lo que podrías imaginar. Este artículo desentraña qué es la IA y cómo funciona, explicado de forma sencilla para que, independientemente de tu nivel tecnológico, puedas comprenderla y sentirte como un experto". Son muchos lo mitos alrededor de esta formidable herramienta tecnológica, los miedos infundados y por su puesto las virtudes. 

Es un hecho quela IA es la capacidad de las máquinas para imitar procesos propios de la inteligencia humana, como aprender, razonar y tomar decisiones. No es magia, sino una combinación de tecnologías que procesan información para resolver problemas. Su funcionamiento se basa en matemáticas y algoritmos que analizan datos, identifican patrones y generan soluciones. 

José Maria ha escrito libros y cartillas, que van desde lo elemental a lo más complejo sobre IA. Sus textos son sencillos, prácticos, con ejemplos a la mano, pedagógicos por excelencia, ha sido maestro desde hace más de veinte años. Su labor es reconocida en Medellín y Colombia y ha realizado consultorías en varias ciudades de Latinoamérica. En los dos últimos años ha estado vinculado a la "Escuela superior de administración pública". Tiene estudios puntuales de las aplicaciones de la IA en la salud, la arquitectura, la educación, comunicación. En general en muchas áreas de conocimiento, la divulgación la realiza a través de talleres, con mucha receptividad y éxito.

Recodé al principio mi rechazo como escritor por esta herramienta. Después y gracias a José Maria entendí que  cuando decimos inteligencia artificial, generalmente queremos decir  una de dos cosas. La primera es una IA estrecha o específica que  permite que una computadora resuelva problemas complejos, pero  no mucho más. El otro es el tipo de inteligencia que permitiría a una  computadora pensar como nosotros. Inteligencia general artificial  (AGI) es lo que los investigadores consideran el "santo grial“ de la  investigación de la IA. Estoy seguro que será una herramienta que ayudará a la humanidad a resolver los graves problemas sociales que la aquejan. Personas como José Maria, son un soporte valioso para comprender la importancia de esta herramienta.


lunes, junio 09, 2025

EL EGO Y EL PODER EN LA ACTUAL COYUNTURA DEL PAÍS Y DEL MUNDO (CLUB DE PRENSA DE LA BIBLIOTECA EPMA MEDELLÍN)

 Con magistral acierto el director del conversatorio de prensa de la biblioteca EPM de Medellín, Fredy Ochoa, propuso este tema, frente a la actual coyuntura del mundo y el país; para elucidar, cómo afecta al ciudadano de a pie, el cruce de dos factores de suma importancia, desde la perspectiva psicológica y sociológica, en la relación concomitante, entre gestión pública, los gobernados y algunos factores de poder, como los gremios. El tema propuesto fue: El ego en el eje del poder y cómo nos afecta.

Parto de algunos contextos necesarios: El concepto de ego ha sido interpretado y analizado desde diversas perspectivas dentro de la psicología y el psicoanálisis, revelando su profunda influencia en la formación de la identidad, el comportamiento y las relaciones humanas. Para comprender qué es el ego, primero es fundamental entender su lugar en la estructura de la mente según estas disciplinas y cómo su funcionamiento puede afectar a las personas, especialmente a aquellos en posiciones de poder. 

Desde la psicología general, el ego se suele entender como la parte consciente de la mente que medía entre los impulsos internos, los deseos del ello (la fuente de instintos y pasiones), y las exigencias del entorno, representadas en el superyó (las normas sociales y morales internalizadas). En términos sencillos, el ego actúa como el mediador que busca equilibrar estos componentes, permitiendo a la persona interactuar de manera adaptativa con su realidad.


Siguiendo la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud, el ego es una de las tres instancias psíquicas, junto con el ello y el superyó. Freud describe al ego como la parte racional y consciente que se encarga de la percepción, la memoria, la lógica y la toma de decisiones. Se desarrolla en la infancia como resultado de las primeras interacciones con el mundo y la internalización de las normas sociales. El ego tiene una función adaptativa: gestionar los deseos internos, que pueden ser impulsivos y desafiantes, y las demandas del entorno social, que requieren autocontrol y racionalidad.

Desde esta perspectiva, un ego saludable permite a una persona actuar de manera equilibrada, reconociendo sus propios deseos y limitaciones, y ajustándose a las expectativas sociales. Sin embargo, cuando el ego se vuelve demasiado rígido o débil, puede generar problemas: un ego inflado puede llevar al egocentrismo, la arrogancia y la desconexión con la realidad, mientras que un ego débil puede provocar inseguridad, ansiedad y dependencia excesiva de otros.

Los amigos del club de prensa establecieron con absoluta claridad, cómo los egos de los poderosos, de la oposición, de los hombres de poder en la industria y los medios; en los actuales momentos tienen al mundo y al país en una incertidumbre inusitada, que lleva a confrontaciones inútiles, radicalismos y polarizaciones muy peligrosas. De alguna manera, todos hemos caído en este caldo de cultivo. 

Dos guerras del mundo (Ucrania y Gaza) cercanas al genocidio nacieron del ego de los gobernantes, la verborrea y acción irresponsable del hombre más poderoso del mundo, quién a través de resoluciones ejecutivas, sin ningún control, siembra odios e irrespeta acuerdos comerciales y diplomáticos a granel y al vaivén de sus caprichos . En el país, un presidente con presunciones irresponsables de caudillo, sin respeto por la constitución y las instituciones; una oposición sesgada y ciega con ansias del poder perdido; una prensa parcializada y la total ausencia de partidos y canales de expresión, realidad que nos tienen al borde de violencias escaladas que ya no somos capaces de tolerar, en medio de un conflicto con más de cincuenta años y con muchos muertos y un desplazamiento sin parangón en la historia nacional.

El atentado a Miguel Uribe, precandidato a la presidencia de Colombia por el partido "Centro Democrático", el sábado en el bario Modelia de Bogotá, es la expresión triste de estas irresponsabilidades. A dónde llegaremos sino le bajamos al tono, nadie lo sabe, pero ya lo hemos vivido de manera inexorable y ciega, cómo si no pudiéramos cambiar de actitud.

La conclusión del club fue contundente: Los hombres en el poder con un ego inflado suelen tener una percepción distorsionada de sí mismos, creyendo que son superiores a los demás o que sus decisiones no necesitan ser cuestionadas. Esto puede llevar a comportamientos arrogantes, intolerancia, y a decisiones que priorizan su imagen o interés personal por encima del bienestar colectivo. La historia está llena de ejemplos donde el ego desmedido de líderes ha tenido consecuencias desastrosas.

ADDENDA: Con beneplácito recibimos la presencia de Isabella Peláez al club, estudiante de comunicación social de la universidad  Pontificia Bolivariana de Medellín. Esperamos siga acompañándonos.


miércoles, junio 04, 2025

(CARLOS MANRIQUE) LA RECONFIGURACIÓN DE LA ESFERA DE LO PÚBLICO EN LA REFLEXIÓN DE FOUCAULT SOBRE LA PARRHESIA COMO MODO DEL DECIR

 Me encontré un texto muy lúcido escrito por Carlos Manrique de la universidad de los Andes,  me pareció pertinente traerlo a colación frente a la crisis mundial de la política como herramienta discursiva, acción comunicativa, para mediar entre lo publico y lo privado, entre el sujeto y la gestión pública, en el fondo toca la ética y la gobernanza desde el sujeto.  El mismo explora la relación entre ética y política en la reflexión de Foucault sobre la parrhesía como un modo de decir veraz, proponiendo una reconfiguración de la esfera pública como espacio de crítica y resistencia. he aquí un resumen que espera sea fiel al texto.

La reconfiguración de la esfera de lo público en la reflexión de Foucault sobre la Parrhesía cómo modo del decir veraz.pdf

La Intersección entre Ética y Política

El texto sugiere que en los últimos cursos de Foucault se produce un esfuerzo por unir la ética y la política a través de la reflexión sobre la parrhesía y la Ilustración kantiana.

  • Foucault introduce la pregunta por el presente histórico en su análisis de Kant.
  • Se busca entender cómo la ética puede tener una función política en la modernidad.
  • La relación con la alteridad es clave para reconfigurar la esfera pública.
  • Se plantea que la parrhesía y la Ilustración pueden ofrecer nuevas formas de crítica y resistencia.

Implicaciones contemporáneas de la parrhesía

Foucault invita a reflexionar sobre cómo la experiencia de la alteridad y la reconfiguración de la esfera pública pueden ser relevantes en el contexto contemporáneo. ​ Esto plantea desafíos sobre la relación entre el lenguaje, la violencia y la soberanía.

  • La interpelación de la alteridad puede ser incómoda y violenta, pero es necesaria.
  • La soberanía cínica se manifiesta en la marginalidad y la irrisión.
  • La universalidad de la palabra se entrelaza con su historicidad y su capacidad de alterar vidas.
  • Se abre la pregunta sobre cómo aplicar estas reflexiones en el presente y en nuestras vidas.