Se cumplen en este mes dos hechos lamentables de nuestra historia. 40 años de la toma del palacio por el M19 y la posterior retoma del ejercicito sin ningún respeto por los magistrados, empleados y civiles que aún no terminamos de resolver, menos descifrar, como siempre, la sacrificada es la verdad. El otro, los 30 años del asesinato de Álvaro Gómez Hurtado cuya investigación de quienes lo perpetraron está aún en pañales. El presidente Trump cumple un año en el poder, con los niveles de impopularidad más bajos en la historia de un mandatario de los Estados Unidos, la razones son muchas, la confluencia de estos hechos, permite hacer una mirada de lo que repetimos inexplicablemente con otros actores en el mundo y nuestro país, lo haré desde una perspectiva histórica, pues parece que nada cambia, volvemos atrás como si no aprendiéramos de nuestros errores del pasado, aquí y en Cafarnaúm.
Colombia está más violento que nunca. La guerra hoy es territorial, verdaderos carteles compiten por el control ilegal de vastas regiones, de rutas de salida por un narcotráfico galopante, de negocios de extorsión, secuestro, vacunas e incluso de control político de algunos municipios y usufructo del estado a través de la contratación. En Colombia los problemas en vez de solucionarse se agravan. Álvaro Gómez fue secuestrado por el M19, después dirigió la constituyente del 91 con un líder perteneciente al grupo que le perpetró su aprensión después de un indulto y un proceso de paz, acompañado de Horacio Serpa del partido liberal. Pensamos que este momento era la apertura de un nuevo país, con instituciones más solidas, derechos fundamentales claros e incluyentes y un nuevo modelo de estado y justicia. Pocos años después estábamos de nuevo en plena crisis con el proceso ocho mil, la campaña presidencial fue penetrado por el cartel del Valle y por ello, las relaciones del gobierno Samper con los Estados Unidos estaban en su peor estado.
Creía que con la caída de Pablo Escobar, los nefastos sucesos de la toma del palacio de Justicia de tan triste recordación, su retoma, la infinidad de victimas, la falta de claridad, el país no volvería a caer en financiaciones espurias para las campañas de sus candidatos presidenciales, el narcotráfico sería controlado por lo menos en sus justas proporciones y no volvería a llegar a tanto poder e incidencia en nuestras instituciones, que la paz negociada se daría, esa era la promesa del gobierno del doctor Andrés Pastrana y entonces, por fin superaríamos una violencia de más de 40 años. También fracasamos y la guerrilla se fortaleció exponencialmente.
Álvaro Uribe combatió con firmeza a la guerrilla durante sus dos mandatos, pero de igual manera, fomentó el paramilitarismo. Sus dos gobiernos están marcados por hechos deplorables desde la perspectiva del derecho humanitario y su reelección se dio de forma ilegal, con trampas y una reforma llena de sobornos, para modificar la constitución que dejaron a una congresista en la cárcel por razones harto conocidas, se le llamo la Yidis política. Después vino la paz firmada con la FARC durante el gobierno del doctor Juan Manuel Santos, se firmó un acuerdo y se desmovilizó la guerrilla más grande del mundo. Pareciera que esto no fue suficiente, los acuerdos no se han cumplido, es más se negaron o entorpecieron en el gobierno de Duque y el retiro de la FARC del territorio nacional, fortaleció a una infinidad de pequeños carteles, al ELN y lo que llamamos el clan del golfo que hoy tiene presencia nacional. Colombia hoy está más violento que nunca, el estado no ha podido garantizar la paz, la convivencia y el control en vastos territorios y el presidente actual, quien fracasa con su paz total, tiene una crisis de grandes magnitudes con los Estados Unidos, generada con una perversidad inexplicable.
A ello se suma un mandatario Estadunidense, que actúa como un dictador, que maneja el mundo con resoluciones administrativas y que domina el congreso y por lo tanto el control político de sus actos administrativos es cero y hoy pretende una política de intervención en Latinoamérica sin ningún respeto por el derecho internacional.
En eso estamos. Repitiéndonos y recayendo en los mismo errores. Nada que hacer. Ahora creé el país que la salida no las darán Cesar Gaviria y Álvaro Uribe. Por favor.
