Una cosa es la oposición
constructiva, sin apasionamientos, lúcida, y otra es la posición radical,
enceguecida y cerrada. El “Centro Democrático”, partido de la oposición en
Colombia, no le ve absolutamente nada bueno al acuerdo firmado entre el gobierno y la FARC en la Habana, lo descalifica de la A
hasta la Z, hasta ahí está bien, no espero que todo el mundo lo acepte y menos
que lo vote favorable, de eso se trata cuando una decisión se somete al
escrutinio; otra cosa pasa cuando entran
a falsearlo, tergiversarlo y lo interpretan
al amaño de sus propósitos, de antemano se que no aceptarán los resultados del
plebiscito, en caso de ser positivo, se vendrán demandas por inconstitucionalidad
como ya lo hicieron con la pregunta del mismo, así pasará con la
reglamentación que se apruebe después, para el CD
la FARC es y será un grupo terrorista, un cartel sin ningún matiz ideológico y
como si fuera poco, sin historia, por lo tanto la única salida que aceptan es
la militar, desde su óptica es imposible cualquier negociación, solo les sirve el sometimiento.
El CD, tampoco acepta la
justicia transicional, no importa todas las fuentes y el sustrato teórico que
la respalda, ni el reconocimiento que tiene en el mundo. Este mecanismo, que es
una salida legal que permite aplicar un tipo de justicia excepcional en conflictos
como el nuestro, donde se antepone la paz como bien supremo, objetivo principal
de las negociaciones, parte de la obligación irrestricta para los victimarios de hacer un reconocimiento de sus actos, la confesión de la verdad, la no repetición,
igualmente se establecen los mecanismos de reparación y restitución que se aplicarán. Para el CD
la FARC es un grupo terrorista, ellos solo contemplan el sometimiento o la
salida militar, lo que hace imposible cualquier principio de acuerdo.
Señores la paz se firma,
con el enemigo, con los insurgentes, en este caso la FARC, quienes durante
cincuenta años han estado en la búsqueda del poder por la vía armada, desde una ideología
especifica y con una concepción de estado acorde a sus ideales, no han sido derrotados, de igual manera la dirigencia, me refiero a la del grupo guerrillero, sabe que es
imposible que obtengan el poder, lo que hace que la violencia
y la guerra no tengan razón de ser en los actuales momentos, entró en una fase netamente destructiva e inercial con
las consecuencias sabidas para la población civil; este conflicto ha producido seis millones de víctimas, infinidad de muertos,
desplazamientos, es un exabrupto desde la racionalidad más simple, en todo caso, en muchas zonas del
país la FARC constituyen aún un poder tangible y vigente, con reconocimiento, gobiernan
desde hace mucho tiempo subrepticiamente gracias a la ausencia casi total del
estado. Durante los últimos cinco gobiernos se trató de llegar a un acuerdo vía negociación sin ningún éxito,
ahora que el presidente Santos lo ha logrado,
el país de nuevo cayó en los acostumbrados radicalismos y en las supercherías gramaticales
de siempre (Hay controversias hasta por las tildes), no se entiende la oposición
perversa al acuerdo, menos el sesgo.
Colombia necesita asumir el
pluralismo como mecanismo de inclusión política con mucha urgencia. La
izquierda en este país ha sido perseguida, vilipendiada, excluida, asesinada de
manera vil, este es un hecho contundente de nuestra historia, si no cambiamos
esta política, estaremos sometidos a una violencia endémica. Rafael Uribe,
Gaitán, Galán, Pardo, Pizarro,
Antequera, Bernardo Jaramillo, todos han sido asesinados, para no hablar de los
5700 miembros de la unión patriótica asesinados impunemente, sindicalistas,
lideres barriales.. …en fin…….en este país, todo lo que huela a cambio es
erradicado por una derecha recalcitrante y fascista. Es un fenómeno constante
en nuestra atribulada historia, desde el siglo XIX. Debemos intentar por todos
los medios llegar a una paz verdadera, incluyente, pluralista, las nuevas
generaciones no desean ni están dispuestas a continuar más con esta guerra sin
sentido, menos a seguir en el camino de las venganzas y la violencia política anacronica, nos llegó la hora de abrir las puertas a un nuevo camino, es ahora
o nunca.
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