En términos estadísticos el
ganador de estos comicios fue la abstención. En términos políticos y prácticos
fue el Doctor Oscar Iván Zuluaga, las dos
candidatas a la presidencia: Marta Lucia Ramírez y Clara López, confirmando que
no estamos lejos de tener una mujer en el poder. El análisis de estas
elecciones debe empezar con un a priori:
el escepticismo de la sociedad en general debido a una clase política que desde
hace mucho tiempo ha sido inferior a las circunstancias difíciles del país.
El doctor Santos está
pagando varios errores garrafales. El primero, la ausencia total de
comunicación, lo que las señoras coloquialmente llaman carísima, no le llega a
la gente dicen, la fallida reforma a la justicia, a la salud, el manejo errado de
los escándalos producidos por la guerra sucia de su contendor y un énfasis en
temas que de hecho no le favorecen. Nada está perdido ni ganado en estas
elecciones y lo peor es el exceso de confianza en la segunda vuelta. Zuluaga, fue
el ganador, el hecho de ser claro, enfático, insistente en algunos temas le
favoreció. Nada hace para ocultar su
insistencia en parecerse a Uribe: como habla, en los temas que toca, en el énfasis
con el terrorismo y en cierto tic perverso. Está claro, está en una sociedad
conservadora, la influencia del doctor Uribe es total y aún su peso e
influencia es mucho y cuenta.
Lo relevante es la
confianza brindada por el electorado a dos mujeres valiosas. Estamos cediendo
en un machismo histórico. Los comicios fueron transparentes, el conteo rápido y
el comportamiento frente a los resultados civilizado. El Doctor Peñaloza
contrario a lo que muchos piensan, pues he oído hablar de fracaso, constituye
una de las mejores reservas para el país.
Lo peor, los asesores y
líderes de la campaña del presidente, se equivocaron de aquí a Pekín. La
segunda vuelta será la oportunidad para rectificar, pero es indudable que se da
para los dos candidatos.
El análisis es más
profundo, pero por ahora este es el preliminar de un artículo más extenso.
Vienen los alinderamientos. Como se mueve esa gran masa de abstencionistas
resulta ser la clave para ganar la presidencia. Amanecerá y veremos.
Parece
de Perogrullo, cuando decimos con sorna que estas son las elecciones
más trascendentales de la historia de los últimos 30 años, el estribillo
pareciera ser el mismo y no lo es. Trataré de demostrar en este artículo por qué es
cierto para este caso y como no corresponde a un infundía periodística. En
primer lugar en este momento de la historia pareciera que se acabaron los
encubrimientos, aquellas posiciones mentirosas, vestidos de rosa, cuando sólo
existían espinas. Hay dos proyectos de estado; uno de corte fascista y otro
democrático, el cual no cree en procedimientos espurios sobre el pretexto de
acabar con el terrorismo, democrático propone reformas desde
la ley y la democracia. Aun así la situación no es tan sencilla, su lectura no
se puede hacer en blanco y negro, requiere de más contexto para entenderla a
cabalidad. La óptica va mucho más y
constituye la síntesis de un país que se alimentado perversamente de la
violencia. Esta se volvió un negocio para todo el mundo: Para el estado, que
aprueba impuestos, presupuestos y trae grandes capitales para enfrentarla y por
ahí la clase política roba y muerde tajadas inmensas; el del ejército que maneja
la gran mayoría de estos recursos; de la guerrilla que se apropió del negocio y
las rutas del narcotráfico; de los grandes vendedores de armas quienes supieron
acomodarse perfectamente en medio de nuestro conflicto; de los países que
manejan la venta de arma y me cansaría de nombrar el número infinito de . Es la
historia de una clase política perversa
que nunca ha cedido en el manejo del poder y lo usufructúa perversamente.
Desde la gran reforma de la gran López Pumarejo del 36 del siglo pasado que le llegó
muy tarde al país, y la cual nos incluyó por fin en la modernidad, en esta se
incorporaron las leyes necesarias para enfrentar la marginalidad, la apertura y
reconocimiento a sectores hasta la fecha excluidos, estas contemplaron desde: Los
principios de la reforma agraria, la legalización de los sindicatos, la función
social de la propiedad, la creación de la ciudadela universitaria en la
universidad nacional y el fortalecimiento de la universidad pública. Qué paso después a lo largo del siglo: Reformas
de este tipo y Contrarreformas a granel que, comenzaron a falsear lo poco que se ha avanzaba en materia social, es una costumbre
de aquellos enquistados en el poder, como siempre ha pasado en nuestra
atribulada república, venimos falseándonos desde que nacimos soberanos después
de abandonar la madre patria, así lo hizo la hegemonía conservadora en 30 años
de poder a principios del siglo XX y en general la clase política. Colombia nunca ha tenido un presidente popular
por ejemplo. La excepción fue Marco Fidel Suarez un hombre humilde de Bello
Antioquía, conservador, que gobernó en
medio de la burguesía camandulera de su partido y el cual terminó traicionado de la peor forma
gracias a la envidia de sus copartidarios.
Los
sucesos han sido desafortunados desde la mal llamada violencia del siglo pasado
y mucha sangre ha corrido en nuestros suelos, los hechos desafortunados de la
historia se han venido en cascada: La caída del 2do gobierno de López Pumarejo;
la muerte de Gaitán; la cruel violencia de los 50 y 60 que termino con población
inerme; el gobierno violento de Laureano
Gómez; la dictadura del Doctor Rojas; el desahucio de sectores políticos claves
de izquierda en el frente nacional y el nacimiento de los movimientos
guerrilleros, pacto oprobioso donde se repartió el país en el peor saqueo por
parte de las dos colectividades tradicionales; el recrudecimiento de la
violencia en los años 60 y 70 el incremento de la violencia con la
consolidación del narcotráfico de los 70, con grandes masacres perpetradas por
la mafia, lo que produjo más de 200 hombres importantes asesinados impunemente
incluyendo candidatos a la presidencia, verdaderas reservas morales e
inteligencias excepcionales, fuera de miles de muertes violentas y masacres, que suman hoy más de 6 millones de
víctimas y por última el proceso lento de putrefacción de la sociedad que se acostumbró
a pescar en estos ríos revueltos y esta completamente permeada por la
corrupción.
Colombia
en estas circunstancias entró en un punto clave de su historia y le llegó la
hora de definir cuál es la salida de estado a semejante galimatías que nos
mantiene en el peor conflicto social cabalgándolo en los hombros en nuestra
cotidianidad sin que nada cambie. Ahí estas los dos caminos de solución y el
electorado deberá escoger cual es el ideal para salir de semejante encrucijada.
No es poco lo que estamos decidiendo. Está en juego el futuro del país. Como puede
verse, lo que decidimos es de suma importancia. Esperamos que el ejercicio del
sufragio se desarrolle dentro de la paz que amerita y que Colombia decida en sana
lid.