La muerte continua de
líderes sociales a lo largo de todo el país, la estigmatización continua a los cuadros directivos de la FARC, así como a sus cuadros políticos, se nos olvida, venimos de un conflicto armado, la información falsa y temeraria contra todo lo que signifique inclusión generada por una derecha descontrolada y temeraria, la falta de sindéresis del
gobierno Santos, quien después de conseguir lo difícil no ha tenido la voluntad
política y la capacidad para cumplir en lo mínimo del acuerdo, han generado una
grave crisis frente a los pactos de la Habana. Alfredo Molano en su última
columna del espectador lo define con absoluta lucidez: “Se suponía que la
dejación de armas era el paso más difícil. Se entregaron las armas y los
guerrilleros están entrando a la institucionalidad, de donde, la verdad sea
dicha, nunca salieron porque esa manta jamás los cobijó. Ahora se enfrentan con
realidades que no conocían y creo ni sospechaban: la morronguería de los
aparatos del Estado. El más tangible –con varios muertos a su cuenta– ha sido
la sustitución de cultivos ilícitos, que es el nombre contemporáneo del
conflicto agrario”[1].
Lo que no se entiende es que algunos líderes políticos, de manera irresponsable
insistan en volver trizas el acuerdo, con una pasión desmedida, nada les sirve,
sus análisis y actitud son absolutamente destructivos, como si esto no
representara una verdadera apuesta a la
guerra que terminaría catapultando a las Bacrim y dejando sin norte a todo el
país, más sí le sumamos la situación general de la institucionalidad, está en cuestión debido a una corrupción endémica. No hay ponderación y lo que es peor, la polarización y campañas
negras llegaron a niveles inmanejables, solo se piensa en eliminar al otro de
cualquier manera, la dialéctica y el
debate se acabaron. La muerte de los campesinos sembradores de coca en Putumayo,
la situación de la justicia, todos los días hay noticias nuevas a granel, hechos que obligan al señor presidente a tomar el toro
por los cachos, necesitamos que nos genere un mínimo de confianza. Lo peor que le
puede pasar a un país es la falta de norte. Pienso que aún estamos a tiempo para
realizar los actos que sellen el acuerdo, se realice una apertura, se redima a
las víctimas del conflicto, se repare y se hagan unas elecciones democráticas
con la participación de los ex guerrilleros y la izquierda, la que siempre ha sido diezmada y desaparecida de manera inclemente. Señores, todos cabemos en este país.
ADENDA: Es increíble ver al vicepresidente Germán Vargas, quien participó en la totalidad de decisiones del presidente Santos, quien hasta hace poco fungía como super-ministro con chequera y poder, decide de súbito oponerse al proceso de acuerdo con la FARC, a la reforma política que cursa en el congreso, a la JEP como si no hubiese hecho parte del gobierno: De película.
ADENDA: Es increíble ver al vicepresidente Germán Vargas, quien participó en la totalidad de decisiones del presidente Santos, quien hasta hace poco fungía como super-ministro con chequera y poder, decide de súbito oponerse al proceso de acuerdo con la FARC, a la reforma política que cursa en el congreso, a la JEP como si no hubiese hecho parte del gobierno: De película.
[1]
Alfredo Molano. Columnista del espectador.
https://www.elespectador.com/opinion/y-ahora-que-columna-719151