El presidente de un país
concentra el mayor poder de una nación, no sólo por la capacidad que desde
la ley le otorga la constitución en el manejo de los principales asuntos del
estado, sino porque en él se concentran la casi totalidad de decisiones que
generan riqueza. Cuando hablo de recursos me estoy refiriendo a la
universalidad de los mismos, los que atañen a las reservas naturales,
administrativas, académicas, humanas, ademas del cumulo
de oportunidades que se generen desde estas esferas, para solo citar los
más importantes. La política que es el arte de gobernar a los pueblos, en su
acepción aristotélica, tiene en el presidente su mayor expresión. En el mundo,
el poder político corresponde a una telaraña y entrecruzamiento de intereses
difícil de comprender, pero del mismo emanan la mayor fuente de trabajo,
riqueza y se articula la sociedad en su totalidad. También
siembra pobreza e inequidad sobra decirlo.
Los partidos políticos
constituyen los vehículos que le dan al poder político una estructura,
coherencia y un marco ideológico. El doctor Juan Manuel Santos llegó al poder
liderando una coalición que tuvo en el partido de la U su eje principal, además
de infinidad de alianzas variopintas, que incluyen a los partidos
tradicionales, la izquierda y pequeñas industrias electorales. Está claro que
en esta elección se desprendió por fin del cordón umbilical del Uribismo, que
lo llevó al poder en su primer periodo y el 7 de agosto se posesionara acosado por infinidad de compromisos, manejar estos hilos es un verdadero arte.
Colombia continúa con los
diálogos de la Habana con la FARC, que buscan acabar con el conflicto armado,
los mismos resultan ser una catarsis a los problemas graves que han
azotado al país por años: el problema de la propiedad de la tierra, del
desarrollo rural, el desplazamiento, el narcotráfico, la minería ilegal, el paramilitarismo,
las bacrin entre muchos, los cuales han generado buena parte la inequidad
y la injusticia social vigente.
Hay muchas razones para
estar optimistas, sin ser ilusos. El país ha venido creciendo a un ritmo del 4
%, con la inversión extranjera pasa lo mismo, se aprobaron muchos mega
proyectos con presupuestos a bordo, la minería y los grandes proyectos de
infraestructura como las 4G se están adjudicando, los cuales constituyen
una salida al grave problema de desempleo vigente.
El presidente sabe
que las soluciones deben ser estructurales y no coyunturales. Lo que hasta
ahora se ve, es una clase política inferior a las circunstancias graves que
atraviesa el país. Estamos lejos de tener una clase política seria,
moderna y ética. Tenemos industrias electorales, no partidos, de hecho la
participación en política sigue siendo muy baja. Darle vuelco a este esperpento
será el reto del presidente, generar un cambio total que le permita a las
nuevas generaciones pensar realmente en el país.
El reto de cambio también
es una responsabilidad de la sociedad frente a su realidad, la misma
nunca debe ser pasiva. La responsabilidad es de todos y va mucho más allá de la
propia cotidianidad, responde a compromisos éticos, a generar riqueza desde lo
que , a propugnar por una convivencia pacífica, educarnos por el bien en
general.
No cabe duda que el momento
histórico no es menor. Hay que recabar en los diálogos de la Habana, en las
grandes reformas que requiere el país y en el papel de la clase política frente
a esta nefasta coyuntura. Estaré atento y es un hecho que el modelo
clientelista nefasto del estado continua vigente, el presidente realmente debe
asumir el reto que adquirió con el país, esto es lo mínimo que esperamos.
Colombia no puede continuar con la violencia, la inequidad y la injusticia
social que aún permanece como realidad cruel.