El libro de
Pikettty develo la profundad inequidad y el estado de pobreza de grandes
sectores de la población del mundo. Lyotar estableció en el texto sobre la
posmodernidad los cuatro meta-relatos que habían prevalecido en la humanidad: 1.-
El cristianismo; 2.- El Marxismo; 3.- El iluminismo y 4.- La ficción de la economía
de mercado. El virus del COVI, catalizó el florecimiento de los lunares del
capitalismo voraz, la fracturación de la sociedad de consumo, por sus irresponsabilidades incontenibles, afectando la naturaleza, que es la proveedora del hombre y las demás especies, consecuencia, un desequilibrio con consecuencias imprevisibles. El
acuerdo de París del 2015, continuidad del asumido en Kioto, con la participación de 160 países, con el propósito de implementar políticas correctivas al sistema de producción, generó compromisos de cambio en la manera como vivimos, consumimos, la reducción del efecto invernadero y la sostenibilidad de la economía, lo constituye el primer compromiso real del mundo en pro del
desarrollo sostenible.
Pikette habló
de “la distribución de la riqueza como una de las cosas más controvenciales y
debatidas de la época actual”. Trataba de resolver estas preguntas: “Acaso la dinámica
de la acumulación del capital privado conduce inevitablemente a una
concentración cada vez mayor de la riqueza, como lo creyó Marx en el siglo
XIX. O bien las fuerzas equilibradoras
del crecimiento, la competencia y el progreso técnico conducen espontáneamente
a una reducción y a una armoniosa estabilización de las desigualdades en las
fases avanzadas del desarrollo”. Ahora que la humanidad está totalmente
aislada, por fuera de cualquier ciclo económico, por gracia del virus, solo
desde la virtualidad se ha tratado de mantenerla, el papel del estado se ha
vuelto asistencialista. No hay consumo, los flujos de caja están casi en cero,
se aumentó el desempleo y, en consecuencia, la economía está en una fase
inercial. La crisis es estructural. El señor Trump rompió con el multilateralismo,
que articulaba cierto sincronismo a las decisiones de los organismos
multilaterales. El estado moderno, otra ficción del capitalismo, antes del virus
estaba débil, con la pandemia sale fortalecido, recordemos que este nació de la
disputa con otros relatos, el religioso, para citar sólo uno, con el ánimo de
manejar el poder, la economía y los flujos de dinero, justificando todas las
servidumbres en favor de una clase, de una elite, vale decir que entró en
crisis.
Jean Françoise
Lyotar lo expresa de esta manera: Medidos por sus propios criterios, la mayor
parte de los relatos se revelan en fábulas nacidas de la fe y la confianza. La ciencia no se reduce a enunciar regularidades
útiles y busca lo verdadero, debe legitimar sus reglas de juego. Es entonces
cuando mantiene sobre su propio estatuto un discurso de legitimación, y se la
llama ley, amparada por conceptos solidos del estado y la filosofía”, además de
la economía que es la medula espinal.
Los cuatro
relatos que Lyotar ha considerado muertos son:
1.- El Cristiano,
en la cual el Dios manda a su hijo a la redención, se avoca a la promesa divina
de plenitud, que dominó hasta la revolución francesa
2.- El
marxismo la burguesía liquida al feudalismo, el proletariado vence a la burguesía
y por esta vía llegamos a la plenitud
3.- El relato
de la ilustración, el dogma de la razón, con Kant, Diderot, los enciclopedistas.
En fin
4.- El relato
de los economistas, el capitalismo y la economía de mercado[1]. Objetivo, la igualdad
Todos con la promesa del paraíso: igualdad y
desarrollo. Estos nunca se han cumplido. Nos
acostumbramos a vivir en la tragedia, para no decir que en el infierno.
La crisis actual es
total: Económica; ambiental, ante la pérdida de equilibrio ecológico por la
contaminación general que produce el calentamiento global; y por su puesto la crisis
de la sociedad en general. Desde la crisis financiera del 2008 el capitalismo
no encuentra una salida a esta complejidad. La respuesta ha sido el
fundamentalismo, el nacionalismo exacerbado y los gobiernos de derecha.
El aumento dramático
de la pobreza y el desempleo con el virus es total. Lógico los países ricos
resuelven mucho más fácil su situación, pero necesitan que el mundo camine por
el sendero de la recuperación, la circularidad de la economía hace inexorable
que el consumo no baje, y a la vez obliga a los países emergentes, Latinoamérica
y África que proveen las materias primas, a salir adelante, así sea con intercambios
injustos, son los gajes del mercado.
Que hacer…….No
hay otro meta-relato, hay crisis de estas ficciones, hasta ahora no veo cuál es
el remplazo, predominan los pequeños meta-relatos, en todo caso, la ficción que nos de la esperanza de redención, no existe por ahora.. Si no hay una
redistribución de la riqueza y se genera más oportunidades de educación basadas
en las tecnologías de la información y el conocimiento, después el virus, no
veremos sino protestas. Amanecerá y
veremos.