El ciudadano de a pie está
sometido a servidumbres y esclavitudes de toda índole impuestas por un
capitalismo voraz, calculador, inhumano y elitista. Además de las trampas
tradicionales de la sociedad de consumo irrefrenable, vive entre presiones
invasivas que han convertido su día a día en un calvario. El mundo continúa en una desaceleración sin precedentes, las medidas para salir de ella han sido inútiles, los grandes motores de la
economía no arrancan, ni los Estados Unidos, ni China y menos Europa, todos
apenas han logrado sobrevivir a sus
propias crisis internas. Siempre en estas circunstancias se le exige al
ciudadano de a pie sacrificios vía reformas tributarias y recortes
laborales, las crisis del sistema financiero de los últimos años en casi la mayoría de países fueron financiadas con su bolsillo,
la clase media tiene cargas impositivas desmedidas.
La costumbre de socializar
las perdidas y privatizar las ganancias sigue siendo el pan década día de los
gobiernos en crisis, sirvió para sobrellevar las ultimas burbujas financieras,
tanto en los Estados Unidos como en España. En Colombia siempre ha sido una
constante. Cuando se presentan crisis macro-económicas, o por simple coyuntura, o cuando las decisiones de
los gobiernos no son acertadas, lo que pasa la mayoría de las veces, y se llegan a déficit no deseados: Presupuestales, de cuenta corriente,
fiscales, comerciales, siempre pretenden cubrirlas vía reformas tributarias con impuestos a la clase media, buscan imponerlas en consumos masivos.
Lo que no entienden estos burócratas, hay que reconocer que a los ministros de hacienda les toca la tarea más difícil,
es que a los ciudadanos no les cabe una sola carga más. Las razones
técnicas y sus argumentos pueden ser muy lógicos desde la perspectiva de la
hacienda pública, pero no se ajustan a la realidad. El hombre moderno solo vive para pagar facturas e
impuestos, es un esclavo de las cargas impositivas. Colombia está en una desaceleración muy
peligrosa, una tasa de inflación antes no vista y síntomas de iliquidez que ya
están afectando al consumo. La base tributaria, sigue siendo muy baja según el ministro de Hacienda, dice que pagamos muy poco IVA en relación con otras economías, esto, según
su visión, paralelo a la crisis económica, hace necesario otra reforma
tributaria de manera urgente. Nos asusta donde se impondrán estas cargas. Miren
este análisis sencillo del ciudadano de a pie, del más común de los mortales. Antes
llegaba una sola cuenta de servicios públicos, ahora además de la tradicional
de luz, agua, saneamiento ambiental y cargo básico, se le suma la del internet,
la televisión y el teléfono. A estos rubros el pago de su teléfono móvil y el
de sus hijos sí hay menores. Cada uno de estos servicios tiene cargas impositivas
incorporadas por nuestros inteligentes legisladores. Hablo de un solo rubro, servicios.
Mire que dice el WSJ en
Español, sobre la recesión americana en el día de hoy en materia de
productividad: “El descenso más prolongado de la productividad laboral en
Estados Unidos desde fines de los años 70 amenaza las perspectivas a largo
plazo de la economía del país norteamericano y podría llevar a la Reserva
Federal a mantener las tasas de interés bajas por muchos años. La productividad
de las empresas no agrícolas de EE.UU. —los bienes y servicios producidos cada
hora por los trabajadores— cayó a una tasa anual desestacionalizada de 0,5% en
el segundo trimestre conforme el tiempo trabajado aumentó más rápido que la
producción, indicó el Departamento de Trabajo. Fue el tercer trimestre
consecutivo de una baja de la productividad, el período más largo desde 1979.
La productividad en el segundo trimestre fue 0,4% menor que el nivel de un año atrás,
el primer declive interanual en tres años. La productividad anual promedio ya
había registrado un débil crecimiento de 1,3% entre 2007 y 2015, apenas la
mitad del ritmo que tuvo entre 2000 y 2007, y hay pocas señales de que esta
tendencia se invierta. En el corto plazo, es difícil ser otra cosa que
pesimista, sólo porque esto ha estado ocurriendo por tanto tiempo”, dice Paul
Ashworth, economista jefe de la consultora Capital Economics para EE.UU”.
Europa apenas ha podido
sobre-llevar una desaceleración pecaminosa. Latinoamérica que paradójicamente sigue
estando mejor que todo el mundo, no le queda otro camino que asumir políticas que prevengan las catástrofes que puedan avecinarse. Lo que no se entiende, es como
la única vía siempre son las reformas tributarias que imponen cargas impositivas
oprobiosas. Sí controláramos el excesivo gasto, evitáramos tanta corrupción y racionalizáramos
el gasto público otra música sonaría. El ministro Colombiano tendrá que
presentar la reforma en el peor momento, esperemos como se caldea y el texto
final para poder analizarla al detalle. La paz vía plebiscito o la reforma
tributaria o las dos, esperemos que decide el gobierno.