Solemos hacer
siempre un balance de lo que pasó al final del año. Desde mediados 2020 el
mundo ha estado marcado por una pandemia de consecuencias impredecibles lo que
supone un condición atípica y excepcional alrededor de este fenómeno.
Absolutamente todas las actividades giraron alrededor de este tema. La economía
por un año entró en una recesión nunca antes vista y solo después de junio de
este año se vieron procesos de reactivación discontinuos pero relevantes. La forma
de manejar políticas de salud y reactivación económica fueron dispares en todo
el mundo, con las connotadas consecuencias para la salud en aquellos países que
le apostaron a la apertura económica sin la totalidad de garantías en
prevención de salud y disminución de contagios.
A finales de
septiembre de este año estaba descontado que la mayoría de países le habían apostado
a la apertura con políticas de prevención y bioseguridad. Está claro que “el
año 2021 ha estado marcado, como pasó con casi todo el año 2020, por el
COVID-19 y las consecuencias derivadas de la pandemia y su impacto en la
economía, en los derechos humanos -desigualdad de género, desigualdad en el
acceso a la salud-, en los derechos sociales y económicos y en la desigualdad
entre las naciones -países ricos frente a países pobres- para acceder a la
vacuna y en la capacidad para afrontar todo lo anterior”. A esto se suma que
aun estamos lejos de tener un manejo de puertos adecuado, que la famosa crisis
de los contenedores produjo escases en muchos productos y la crisis comercial
mantiene en materia de importaciones y exportaciones índices por debajo de lo
normal. Esto significó alza en el sector e los alimentos, en los productos básicos
de la canasta familiar. Los gobiernos han incentivado la demanda con políticas
monetarias no santas, lo que aumentó el déficit en la mayoría de los gobiernos
y por su puesto el endeudamiento. La focalización en la pandemia ha hecho
olvidar otros problemas de salud igual de graves. El mundo parece no querer
admitir la gravedad de la situación y debería asumir que tendremos pandemia
para largo, lo que significa políticas acordes con esta realidad.