Los discursos del poder no son banales, se estructuran de acuerdo a propósitos en ocasiones no santos, menos legítimos, van ganando paulatinamente espacios, como si fueran llaves al infierno y van dando legitimidad a actos claramente violatorios de los derechos humanos, en consideración a soportes de dudosa coherencia, El conflicto colombiano en su complejidad no puede ser carta blanca para matar niños o mujeres embarazadas por francotiradores sobre la base de ser guerrilleros, menos sin ninguna oportunidad del derecho de defensa, cuando era evidente la superioridad del ejércitos sobre personas amanecidas después de una parranda interminable en el caserío donde sucedieron los hechos y por lo tanto se establece que se podían aplicar estrategias más acorde a las circunstancias.
Recordé las clases de Foucault (Clases de enero 1975), donde alguna vez expresó, no lo traigo taxativamente, hay discursos que tienen la facultad sobre la vida y la muerte, están por encima del ordenamiento legal, pero incluso estos actúan como parte del poder más perverso, se van legitimando de manera grotesca y constituyen justificaciones a todo lo actuado.
Espero solo claridad y sindéresis de parte de las autoridades y por su puesto del ministro de defensa. Estaré atento a todo lo concerniente con este hecho.