Nadia podría estar en contra de la ayuda humanitaria para los
hermanos Venezolanos. Hay muchas formas de hacerla efectiva sin entrar en
intromisiones indebidas desde la perspectiva del derecho internacional y la teoría del estado, principios a los que
llegó la humanidad después de correr mucha sangre por su ausencia y el abuso inclemente
de algunos hombres. Cada país debe
resolver sus problemas internos, es imposible que se impongan soluciones desde
afuera, menos a través de la fuerza. Dictaduras en el mundo hay muchas y resulta
curioso la actitud indebida de un grupo de países latinoamericanos y los
Estados Unidos, que tiene un interés muy particular, alejado de cualquier
altruismo lógicamente, para asumir esta cruzada contra Venezuela. Entendemos que
nuestros hermanos están sufriendo por la escasez de alimentos, la falta de medicamentos
y atención básica, además de una hiperinflación que hace cualquier economía
inviable. Pero de ahí a destronar un gobierno a bases de discursos, embargos, y
ahora, como si fuera poco, tratar de
entrar ayuda humanitaria a la fuerza es un absurdo, una falta de sindéresis. Entrar camiones de esta manera se sale de todo contexto, menos poniendo de carne de cañón a población inerme. Es un hecho, nadie sabe a ciencia cierta que llevan estos carros, fuera de los alimentos y medicamentos, nadie del estado colombianos pidió alguna
verificación a los señores de emigración o a lo sumo a cualquier autoridad del
gobierno Venezolano de facto. Esta actitud
rompe con el principio de autodeterminación y autonomía de los estados tan fuerte e importante en
estos tiempos. Las dudas que surgen frente a esta cruzada filantrópica son muchas, el gobierno
de Maduro supone que puedan contener algo más que alimento, razones no le faltan. Recordemos que fue transportada en aviones americanos, traída por el coloso del norte que no es una
monja de la caridad, la figura del caballo de Troya cae como anillo al dedo
para suponer las cosas que pueden pasar. Con el pretexto de la dictadura y la situación
caótica del país hermano, podrían invadir muchos países. Corea del norte es una
dictadura de lo peor y el gobierno americano está firmando tratados y haciendo
acuerdos. Ni hablar de algunos estados
Africanos, de la propia China, habría mucha tela por cortar en este sentido, se rompería el
principio de soberanía y autodeterminación de los pueblos en buena parte del planeta.
El presidente Duque ha decidido abanderar el golpe de estado contra maduro, se
está prestando a un juego muy peligroso, partida que es indebida desde los principios elementales del derecho internacional, juego que podrá tener consecuencias graves
para estos pueblos, más ahora con el cierre de la frontera y la posibilidad de
una invasión, así han nacido muchas guerras, cargadas de una cuota de mentiras
que pueden costar vidas humanas y tener consecuencias imprevisibles, los
ejemplos históricos al respecto son suficientes y recientes. El momento que
vivimos es delicado, es pertinente ser más inteligentes que las circunstancias,
no hay otra manera, esperamos la ponderación prevalezca.
He de aplicar aquí la sentencia de pensar con el martillo y hablar de todas aquellas cosas que por lo obvio parecen ciertas y no lo son.
domingo, febrero 24, 2019
domingo, febrero 17, 2019
EL CONFLICTO ARMADO EN COLOMBIA
Hay una corriente
política y de pensamiento, viene dando lora con el tema, niega que Colombia
haya tenido algún tipo de conflicto armado y en cambio asegura que, el país ha padecido un terrorismo camuflado con muchas formas de violencia, la delincuencia es uno de sus ejes, borrando de plumazo cincuenta o más años de nuestra historia
política.
Carlos Miguel Ortiz
Sarmiento en un trabajo realizado para una revista de la Universidad Nacional
Expresa: “LA "VIOLENCIA" ES UN TÉRMINO que en el habla cotidiana de
los colombianos, como sabemos, se fue convirtiendo en el nombre de una época
extendida desde la mitad del decenio de los años 40 hasta la mitad de los 60,
cuando se extinguieron las últimas organizaciones armadas vinculadas de alguna forma
a los dos partidos contendores, liberal y conservador. En la memoria de los
colombianos que, adultos o niños, vivieron esos años en la mayoría de las
regiones, la etapa de "La Violencia" divide en dos tanto la historia
del país y de sus terruños como la de sus propias familias y sus mismas vidas”.
Nuestra violencia, el conflicto, es producto de gobiernos excluyentes, de falta de equidad y de la concentración del
poder por una elite miope. Añade el autor: “Sin embargo, con el ocaso de la
confrontación cruenta entre las colectividades liberal y conservadora no cesó
enteramente la modalidad de la violencia en el ejercicio de la política (siguió
existiendo confrontación armada entre gobiernos y grupos armados planteados
como "revolucionarios"). La historia de violencia o, mejor, la
historia de "lo violento" se prolonga más allá de la época conocida
como "La Violencia"”.
Una revista e la
universidad Javeriana en una de sus publicaciones sobre el conflicto en su
presentación aclara: “Ad portas de cumplir cuatro años de la expedición de la
ley 975 de 2005 –Ley de Justicia y Paz−, que se creó como un instrumento
jurídico −único en el mundo− encaminado a lograr la reconciliación nacional y a
facilitar los procesos de paz, en el que se estipularon medidas para que
miembros de grupos armados ilegales se desmovilizaran individual o
colectivamente y lograran acceder a los beneficios de una pena alternativa, que
oscila entre cinco y ocho años de privación efectiva de la libertad, sin
desproteger los derechos de las víctimas a la verdad, la justicia y la
reparación, es necesario hacer un alto en el camino y evaluar los impactos que
esta ley ha tenido en relación con las dinámicas que el conflicto colombiano
afronta desde hace más de cuatro décadas”
Desde hace muchos años venimos estudiando y legislando sobre el conflicto. Existe en este gobierno la intención no solo de hacer trizas lo acuerdos de la
Habana, sino de borrar el pasado; de volver, según ellos a escribir la
historia, no buscando la verdad sino más bien tratando de hacer olvidar una
historia que para bien de las generaciones que viene deberíamos conservar,
contar y tratar de llegar a la verdad, con el único fin de no repetirla,
suficiente son más seis millones de víctimas,
más de 250.000 personas muertas y 100.00 desaparecidos, para no hablar de las
masacres y por su puesto los actos terroristas.
Quiero traer a colación
de nuevo a nuestro autor con el ánimo de ser enfático en las perspectivas, en
la óptica: “Con la intensificación del uso de la violencia en la resolución de conflictos
de distinta índole y la proliferación de poderes armados en Colombia durante
los decenios de 1980 y 1990, "lo violento" sigue siendo un tema
acuciante, ya no necesariamente ligado con exclusividad al ejercicio de la
política, al menos en el sentido clásico de Estado, sistema, partidos. La
multiplicidad de actores sociales que recurren a lo violento ha llevado a los
investigadores, sean historiadores o demás científicos sociales, a hablar, ya
no de "La Violencia", sino de muchas violencias que se cruzan en
muchas direcciones”.
Habría de nuevo que
volver a estudiar, los más de mil libros que existen sobre nuestro conflicto,
es un buen ejercicio, para evitar borrar con un solo decreto nuestra trágica
historia.
domingo, febrero 10, 2019
BRÚJULA PARA EL MUNDO CONTEMPORÁNEO
Diana Uribe es una historiadora colombiana de muchos quilates,
que ha hecho una tarea pedagógica y de divulgación a través de programas
radiales, de libros y grabaciones, todas disponibles, abiertas al público, que estamos lejos de valorar, los cuales son un patrimonio
cultural intangible que le ha enseñado al país la importancia de la historia
para entender el atribulado presente. Diana lo ha expuesto todo, la
Grecia antigua, Roma, la historia de las potencias, la historia de Latinoamérica,
fenómenos como el de la globalización y sus efectos, el conflicto del medio
oriente, las guerras, las crisis económicas que ha tenido el mundo, de igual manera ha narrado y expuesto la biografía de los grandes
hombres, los forjadores, aquellas de suma importancia para la humanidad por lo que significaron sus vidas para el progreso del mundo, ningún evento
se le ha escapado en una labor que lleva más de veinte años.
Acaba de publicar un texto llamado: “Brújula para el mundo contemporáneo”
que trata de explicar los tiempos turbulentos que vivimos, que abarca la relación
intrincada entre las grandes potencias, la crisis de la emigración masiva, el
renacer de Rusia y China, la complejidad de los pueblos de oriente, el papel de
los Estados Unidos y la crisis sin norte, abocada por un presidente por fuera de todo canon como es el señor Trump, texto que se acompaña de un audio de más de 14 horas, bocado de cardenal para los amante de la historia.
El libro inicia con un análisis genealógico de la crisis que
parece dominar el mundo, del caos presente, cada uno de los problemas más
visibles, hablemos del Brexit, la salida de Inglaterra de la comunidad Europea,
para tocar tan solo uno de tantos temas, siempre tratados desde la esclerótica de la historia en su articulación con el mundo y el efecto mariposa que produce, no solo a la comunidad Europea sino sus efectos globales, narra los intereses que se ocultan en cada decisión de estas, sus implicaciones y los peligros que genera.
Miremos el caso de Europa, expresa la historiadora en el prólogo:
“La Europa actual está conmocionada por elecciones en donde cada vez se abre
espacio a posturas xenófobas, anti-unión Europea, y en algunos casos como
Polonia y Hungría antidemocráticas. La historia Europea es fundamental para
entender el mundo contemporáneo, por qué fue allí, en esa pequeña península de
la masa euroasiática, desde donde hace un par de siglos se forjaron las ideas
que varios países como Francia, Inglaterra, Alemania, Holanda expandieron,
muchas veces a las malas, por el resto del globo. Algunos conceptos que hoy en día en la mayoría
del planeta se consideran estándares de organización y visión de la realidad se
originaron en Europa. Las formas
modernas de democracia, los derechos humanos, el estado nación, el socialismo y
el capitalismo hacen parte de estos conceptos que duraron en pugna durante dos
siglos. Durante varias centurias Europa creo una forma de ver el mundo y la
aplico en su expansión planetaria desde el siglo XV en particular durante el
XIX. Asi, la manera en que muchos de nosotros vemos el mundo tiene una
influencia europea, porque se nos ha
enseñado la historia del dominio de Europa y, más recientemente, de Estados
Unidos. La suma de estos lugares se ha identificado como mundo occidental, y la
historia que ha pasado allí desde el siglo XIX muchas veces se denomina
modernidad”.
Este es el tono y la forma como la historiadora nos va
adentrando en un debate que hoy no solo es necesario, sino que nos afecta a
todos, pues los efectos políticos y culturales de los grandes conflictos y
decisiones de las grandes potencias, están conectados de una manera que nadie
escapa a sus efectos, que son casi inmediatos.
La historia, que tuvo un auge en los años cincuenta de mano
de los grandes historiadores, de las revisiones hechas que hoy deberíamos releer,
está a la mano con Diana, en un mundo cuyo ritmo caótico, no nos permite entender muchas
de las cosas que pasan y por ende nos afectan gravemente. Este libro es una
buena herramienta para entender cada uno de los problemas más álgidos, siempre
articulados, responden a lo global, sin dejar de lado el pasado, que debemos conocer
y entender. Bien por Diana Uribe, gracias y esperamos siga en loable labor.
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