Hoy se publicó un excelente artículo en el suplemento de la revista Ñ del
periódico “El clarín” de Buenos Aires, denomina “la frágil memoria de la informática”.
Curiosamente desde muy temprano estaba
tratando de recuperar algunos videos importantes publicados en la red por la
revista “Aparte Reí”, de España, que entre otras cosas, cerró su portal y desafortunamente su archivo empieza
a perderse.. Muchas páginas importantes, con aportes valiosos han desaparecido.
El artículo, se pregunta en esencia como preservar ciertas páginas importantes y
que pueden perderse por las contingencias propias del mundo digital. La
responsabilidad que queda abierta está representada en dos sistemas de una misma
preocupación: “Por un lado, la digitalización de materiales que existieron
antes de la era digital y Al otro lado del espectro está el problema más
novedoso y más complejo de preservar material que nació en formato digital. Una
página Web, por ejemplo, o un documento en un procesador de texto. La
fragilidad de semejante tipo de archivo es de una característica distinta de la
de un archivo de papel.” Agrega adelante el artículo: en teoría, un archivo
digital es inmaterial y por consecuencia tiene una vida ilimitada. Pero esta
creencia es absolutamente falsa. Un archivo digital depende de a) hardware: el
dispositivo sobre el cual se hace la lectura del texto; y b) de software: el
programa que interpreta ese archivo para que aparezca sobre el dispositivo. Y
el hardware y software están –como cualquiera que tenga un celular o usa
Microsoft Word sabe– en frenética y continua evolución.” Esto hace muy
vulnerable esta memoria y absolutamente dependiente de la tecnología en curso. Google ha venido digitalizando en forma
masiva las principales bibliotecas de la humanidad pasando de un sistema a otro y
permitiendo que estas sean accesibles a todo el mundo a través de la red. Pero,
es un hecho, que muchas páginas Web, desaparecen y con ellas información
valiosas en medio del bosque inmenso de información inútil.
Muchas páginas de
internautas independientes, que realizaron en su momento aportes importantes, ya
no existen. Por ejemplo, las clases de Michel Foucault. Igual pasa con muchos
videos, entrevista de escritores, conferencias e incluso grandes conciertos. La
pregunta sería: ¿ cuál es el límite? En este artículo se presenta datos
impresionantes: “Internet es una de las creaciones más insólitas, enormes e
inesperadas de la humanidad. Según una infografía del sitio CurationSoft, de
noviembre de 2011, se suben 48 horas de contenido a You Tube por minuto; se
comparte 3.5 mil millones de contenidos en Facebook por semana; se crean 2.300
artículos nuevos por día en Wikipedia; Flickr contiene más de cinco mil
millones de fotos; se crean más de 1.4 millones de blog posts por día; Google
recibe unas 11 mil millones de búsquedas por mes. ¿Cuántos tweets? ¿Cuántos
mensajes de textos? ¿Correos electrónicos? ¿Páginas de diarios? ¿Cuántos textos
hay offline en máquinas abandonadas? Algo colosal está pasando en la
cultura globalizada. Un fervor, una erupción, una locuacidad y productividad
sin precedentes. Es inabarcable y no para. Allí, escondidos entre toda la data,
seguramente están los Kafka de hoy, los Galileo, los Mozart y los Fellini.
También está la historia secreta de nuestra época. La que ni siquiera vemos
porque la tenemos demasiado cerca”.
A esto se suma, la infinidad
de revistas y archivos de prensa que constituyen parte de la memoria histórica de la humanidad día a día.
Esta es una revolución que aun no alcanzamos a digerir. En países como Colombia, inmersos en conflicto interno, la red es un soporte que
permitió democratizar la información y generar un contrapeso que le abre
posibilidades infinitas a la justicia, a la reparación de las víctimas y a la
denuncia con develación de los victimarios. Con el tiempo, que pasará con esta memoria.
Mi biblioteca digital es
inmensa, la información en la red ni se diga y el acceso al conocimiento de
proporciones inimaginables. Tenemos más información de la que podemos asimilar.
Pero quien preservará la misma. Las universidades y la academia en general están
haciendo un papel vital en este sentido. Cuál es el papel del estado, que están
haciendo las organizaciones no
gubernamentales o las organizaciones supra-estatales. Esta es la pregunta por
resolver.