El libro “Algo anda mal”, publicado de manera póstuma, es un testamento lúcido sobre la grave situación que vive el mundo, desde todas las perspectivas. Es una mirada al ser humano, al hombre de carne y hueso, quien vive atrapado entre poderes que lo superan y lo someten implacablemente. El ser hoy es consciente que va al cadalso y a pesar de ello, es impotente, no puede hacer mayor cosa, su resistencia es casi cero, su situación nunca cambia, está inmerso en una entropía irracional, en medio de un mundo sobrecargado de adelantos técnicos que intensifican su alienación.
Desafortunadamente los hechos, no solo confirman sus teorías, sino que parecen ser tozudos, pues cada vez estamos peor. No me refiero a la caótica situación económica y a la crisis financiera, sino a la crisis de tipo social y a la falta de norte: no hay una alternativa diferente a la impuesta por los mercados y desafortunadamente no reaccionamos.
Este pequeño libro debe leerse con atención, por venir de quien viene. Tony Judt, fue uno de los historiadores e investigadores de la Europa de finales del siglo XX más respetados en su profesión. En este blog escribimos sobre su valiosa obra y la tragedia que vivió en sus últimos días. "Algo anda mal", está escrito aludiendo a datos históricos muy contundentes y bien cotejados, con la esperanza puesta por quien está viviendo sus últimos días y es consciente de ello, con la pesada carga de una herencia, que le permitió vivir entre los hechos de una civilización llena de barbarismo. Recordemos que “su obra más famosa, publicada en 2005, es Posguerra: Una historia de Europa desde 1945, una crónica monumental del continente en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. En su análisis, Judt afirma que la cooperación de los países europeos en los 30 años posteriores a la caída de Adolf Hitler da muestra de que el pacifismo y el multilateralismo pueden engendrar una estabilidad y una prosperidad duraderas. Con Posguerra quedó finalista al Premio Pulitzer en 2006. "América tendría el mayor Ejército y China crearía más productos, y más baratos", escribe en la conclusión del libro. "Pero ni América ni China disponían de un modelo útil que sirviera para la emulación universal. A pesar de los horrores de su reciente pasado, y en gran medida gracias a ellos, eran los europeos los que ahora estaban genuinamente posicionados para ofrecerle al mundo algún modesto consejo sobre cómo evitar repetir los errores del pasado. Pocos lo habrían dicho hace 60 años, pero puede que el siglo XXI pertenezca aún a los europeos".
Lluis Baseets, en su blog trae sus palabras y se refiere al esfuerzo hecho por el autor en sus ultimos diás y al valor de sus puntos de vista en esta crisis. Reseña estos momentos que se refieren a la adaptación de una conferencia pronunciada en la Universidad de Nueva York el pasado 19 de octubre. Dice,doy la palabra, traducida, al periodista Peter Weiss, que asistió al acto y lo trae en su blog Mondoweiss bajo el título ?Paralizado pero impertérrito, Judt lega a la izquierda la batalla contra la desigualdad?: ?Tony Judt rodó sobre la tarima de la Universidad de Nueva York la pasada noche en su silla de ruedas, con un tubo de respiración atado a su cabeza y una manta sobre su cuerpo, y comenzó su discurso con una voz sorprendentemente fuerte señalando que iba a "matar al elefante en la sala":
Quienes tenían la esperanza de que daría una charla estimulante sobre lo que un cuerpo puede hacer en estas circunstancias quedaron defraudados: "Soy inglés, no nos dedicamos a levantarnos el ánimo? Pero a pesar de sí mismo, Judt cumplió ambos encargos. El discurso que pronunció durante los siguientes cien minutos, en el que se preguntaba si iba a aguantar, fue un llamamiento a la izquierda a tomar las armas? Las armas de Judt, y las de la izquierda democrática a la que pertenece y se dirige, obvio es decirlo, son las ideas y las palabras. Lo que nos dice Judt con estos dos textos se refiere precisamente al valor de estas armas, incluso cuando el cuerpo se convierte en un caparazón inmóvil. Judt hace una apelación a la izquierda para que ponga pie en pared después del ciclo conservador marcado por la desregulación, la desprotección y la privatización. Llama a las cosas por su nombre, como nos ha demostrado con su enfermedad: su izquierda es conservadora; no debe cambiar nada sino resistir y recuperar conceptos arrumbados en los últimos 30 años por una derecha revolucionaria que nos ha conducido al desastre. En este tiempo el lenguaje de los valores ha sido sustituido por las meras consideraciones sobre las pérdidas y ganancias económicas. Y como consecuencia, las privatizaciones, el subarriendo de las tareas del Estado y el desprecio por los más desfavorecidos. Lo que queda de la socialdemocracia europea, lo poco que queda, es además patrimonio de todos y no sirve ya para ganar elecciones, tal como ha podido comprobar la socialdemocracia alemana. El discurso del progresismo optimista ha quedado cancelado, por lo que ahora corresponde una ?socialdemocracia del miedo?. No es la primera vez que sucede. Judt se remite a la Europa de entreguerras, momento en que, de forma análoga a hoy, la izquierda se dejó arrebatar una herencia liberal que le pertenece. Y lo que hay que conservar es bien claro: la función del sector público, la acción social del Estado y las instituciones del Estado de bienestar. Son ideas polémicas para el debate. Bien articuladas y razonadas. Pero sobre todo, surgidas de una mente en acción aunque sea en un cuerpo cada vez más inactivo. Lo admirable de Tony Judt es su capacidad para seguir pensando, para seguir viviendo. En su texto pide ayuda, alguien con quien hablar: yacente dentro de un cuerpo inmóvil, sus noches son interminables y terribles. Y sus únicas armas de combate son, precisamente los ejercicios de pensar y recordar, que le permiten afinar su memoria y su agilidad mental. Es difícil conjugar mejor en dos textos tan distintos y a la vez entrelazados un mismo llamamiento a la razón y al debate.
Ahí están las preguntas claves, que por su puesto no será fácil resolverlas, algunos movimientos como el M15 de España, permiten tener esperanzas y la pregunta donde están los pensadores que impongan una vision más humana del desarrollo.