Un país se
debe a sus decisiones políticas, de ellas depende en gran manera su futuro.
Colombia lleva, después de los acuerdos de paz, tres años de un gobierno de
centro derecha, con un presidente que no atiende sino a sus áulicos y de vez en
cuando a su partido. Desde hace dos meses se intensifican las campañas para la elección
de presidente y el congreso, que serán en el primer semestre del año venidero y
que deben significar un cambio, si somos serios. Nunca antes este país lo ha necesitado tanto,
el próximo gobierno debe eliminar tanta inequidad, respetar los acuerdos de paz
y generar políticas de inclusión. Desde la firma del Acuerdo con la FARC, han
matado más de quinientos lideres sociales, la violencia se ha recrudecido en
zonas donde realmente el estado no existe y todos los días, asesinan
desmovilizados, van más de doscientos. La violencia se ha recrudecido en todo
el territorio nacional y no se vislumbra algún cambio de esta realidad.
Está claro
que no hay voluntad de parte de este gobierno para hacer efectivo los acuerdos
de paz, su implementación es lenta, más por mandato de la ley que por otra cosa
y los candidatos deberán tomar una posición diáfana frente a los mismos. La
reforma tributaria aprobada por el congreso demostró que el gobierno si podía atender
cambios sociales y que el sector empresarial esta en la capacidad de atender
estas necesidades vía impuestos e inclusión social. Es evidente que estamos pagando
las consecuencias de muchos años de ineptitud de la clase dirigente y política,
de ahí procede la crisis del país, de los partidos, la incredulidad general y
el amplio escepticismo del ciudadano de a pie y sobre todo la imperante exclusión.
El reto de
los candidatos es mucho. Deberán convencer al electorado que no son más de lo
mismo. La juventud tiene un papel preponderante en estas elecciones y de las
protestas se desprende que van a tomar posición, pues han comprobado que es
mejor participar que aislarse, entienden que, solo así podrán ver algunos cambios.
Fueron capaces en los últimos años de tumbar una reforma tributaria, un
ministro de hacienda y en gran medida direccionar la nueva reforma hasta el
punto que, la matricula cero para los estratos 1,2 y 3, es ley de la república,
así como políticas consistentes de empleo, cambios en los créditos para financiar
los estudios, más justos y menos onerosos, pese a la estigmatización que los sometió
el gobierno.
Los partidos tradicionales
están en su peor momento, no vislumbro que puedan tener candidatos propios a la
presidencia y de hecho ya están haciendo acercamientos con ciertos candidatos
independientes con alguna posibilidad y Credibilidad. El partido liberal y el conservador
han perdido total capacidad para tener opciones de poder. Los candidatos del
partido de gobierno, están en plena campaña, el doctor Oscar Iván Zuluaga,
Paloma Valencia, la senadora Cabal irán a una consulta interna, corren con el
costo de un partido en pleno desgaste, pues el poder desgasta de sobremanera,
más con los índices de corrupción de los últimos días, pero siempre serán una opción
a tener en cuenta.
El centro
constituye una opción real y con altas posibilidades de llegar a la casa de
Nariño. Es una alternativa de cambio, en este lugar se encuentran, el Doctor
Peñalosa, Fajardo, De La Calle, Alejandro Gaviria y algunos exalcaldes con
alguna relevancia a nivel nacional. La izquierda con Petro a la cabeza, tiene
por primera vez altísimas posibilidades de llegar al poder, como siempre depende
más de ellos, de mantener la unión y la coherencia, de la capacidad de manejar
toda la campaña sucia que se le viene encima y el miedo que le meten al electorado,
por los paralelos que le harán maledicentemente con el Castro Chavismo, como
suele tildarlos la derecha, que para efectos electorales funciona.
Las elecciones
que se vienen son un verdadero reto para los electores. La responsabilidad es
total, deberemos votar a conciencia y atendiendo a las necesidades de cambio
frente a una clase política perversa y anquilosada en el poder. Esta en tela juicio
nuestra educación política y de nosotros dependen los cambios de dirigencia y
el legislativo que el país requiere. Solo esperamos que se den los mismos por
la vía democrática, una manera de demostrar que la violencia no tiene más cabida en este país. En este blog estaré atento a las propuestas y dilucidar los
programas y candidatos en cuestión.