El presidente
Trump de hecho nunca ha leído “La democracia En América”, de Tocqueville, es
el deslumbramiento de un francés ante la democracia del pueblo americano recién independizado de los ingleses, este país fue modelo en todo el mundo para el
estado moderno, signo de igualdad, libertad y soberanía, desde la ley y la
independencia de poderes. Los americanos se han constituido en los guardianes
de la democracia desde ese entonces, hasta el punto de quererla
imponer a sangre y fuego.
Kissinger en
un texto llamado “Diplomacia” escribía, “Casi como por efecto de alguna ley
natural, en cada siglo parece surgir un país con el poderío, la voluntad y el
ímpetu intelectual y moral necesarios para modificar, según sus propios
valores, todo el sistema internacional. En el siglo XVII, Francia, encabezada
por el cardenal Richelieu, dio un enfoque moderno a las relaciones
internacionales, basado en la nación-Estado y motivado por intereses nacionales
como su propósito supremo. En el siglo XVIII, Gran Bretaña introdujo el
concepto de equilibrio del poder, que dominó la diplomacia europea durante los
siguientes doscientos años. En el siglo XIX, la Austria de Metternich
reconstruyó el Concierto de Europa, y la Alemania de Bismarck lo desmanteló,
convirtiendo la diplomacia europea en un frío juego de política del poder. En
el siglo XX, ningún país ha influido tan decisivamente, y al mismo tiempo con
tanta ambivalencia, en las relaciones internacionales como los Estados Unidos.
Ninguna sociedad ha insistido con mayor firmeza en lo inadmisible de la
intervención en los asuntos internos de otros Estados, ni ha afirmado más
apasionadamente que sus propios valores tenían aplicación universal. Ninguna
nación ha sido más pragmática en la conducción cotidiana de su diplomacia, ni
más ideológica en la búsqueda de sus convicciones morales históricas”[1].
El espectáculo
visto por la humanidad en el capitolio americano la semana pasada, una horda de
fanáticos intentando dar un golpe de estado, tomándose la casa blanca, nos
dejó anonadados, se supone que es el sitio más resguardado del mundo, el templo
de la democracia. La política hoy, manejada desde las redes, donde lo común es la
poca profundidad en las discusiones, pensamiento horizontal, ausencia de sindéresis,
está lleno de fundamentalismo y polarización. Allí funge el racismo, la
xenofobia. La democracia liberal está en peligro, la rondan colectivos y sectores
de derecha cercanos al fascismo que creíamos superado. Los partidos políticos, han
dejado de cumplir su papel, como colectivos están viciados de los mismos males
que dicen y pretenden acabar. La corrupción el peor de ellos. Cómo Putin en
Rusia lleva 20 años en el poder y los peor, el pueblo parece estar conforme con
una dictadura camuflada de democracia. Países como Hungría, Italia, Austria,
Brasil, Estados Unidos, Turquía, tienen hoy gobiernos de derecha, xenófobos por
naturaleza y con políticas contra la emigración, con apoyo de grupos neonazis.
La crisis de
la democracia develó todas las debilidades en el gobierno
de TRUMP, significó un retroceso sin precedentes. Existen colectivos
que saben y son conscientes del alcance de sus posiciones, son una comunidad
que está lejos de ser ignorante, luego actúan desde ideologías que pretendíamos
superadas. Tienen mucha fuerza y vigencia, arraigo. La crisis no viene de ahora, es un hecho que aún
perduran grupos neonazis, racistas, convencidos en la superioridad del hombre
blanco y el destino manifiesto, con mucha fuerza.
Hay análisis que
preconizaron tales sucesos, el racismo americano está lejos de ser superado: “Con
la presidencia de Bush se comienza a preparar de nuevo este asalto al poder
sobre el mundo entero. Surge entre los llamados halcones, muy estrechamente vinculados
con el American Enterprise Institute (la central de las empresas
multinacionales estadounidenses), a quienes se junta el actual presidente Bush,
que es algo así como su muñeca. Celebraban el "New American Century"
(el nuevo siglo americano, donde americano no se refiere a América, sino
modestamente a los EE. UU.). De hecho, se trata, después de la Alemania nazi,
del segundo gran intento del asalto al mundo. Solo que éste no es un intento
ilusorio, como el nazi, puesto que se basa en un poder militar superior al del
conjunto de todos los países del mundo. O sea, existe un poder militar mundial,
falta entonces un nuevo poder económico y financiero mundial que lo sustente”[2].
Cómo para alquilar balcón. La política,
el eje desde donde se piensa la estructura del estado y la gobernanza, la
relación entre gobernantes y el ciudadano de a pie, juega un papel de suma
importancia en el proceso de defensa de la democracia liberal. La política
ahora se hace desde las redes sociales, con un ciudadano que no tiene tiempo
para leer, que conoce por lo tanto desde sensibilidades que están lejos de las
esferas intelectuales, del liderazgo canónico de otros tiempos. Esto quiere
decir que somos muy vulnerables y podemos ser manipulados fácilmente, como
realmente sucede en estos tiempos de revolución tecnológica.
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