A quién
beneficia el asesinato de los líderes sociales en Colombia, cuál es la
disputa en cuestión que motiva a quienes están detrás de los mismos y por tanto
la lógica dentro del marco de la estructura social y las políticas de
reparación y no repetición, implementados en el marco del acuerdo de paz
firmado con la FARC.
Las bandas
criminales, los desertores de la FARC, los narcotraficantes, una elite dueña de
la tierra, en la mayoría de las veces, arrebatada a los verdaderos dueños
mediante intimidación, violencia y asesinatos, con la consecuencia directa e
inexorable del desplazamiento, mantiene una guerra que incluye la recuperación
de las tierras entregadas por el estado a los campesinos y desmovilizados
después de los pactos de la Habana.
Por qué
asesinan a los líderes sociales. No resisten su labor pedagógica en favor de
los derechos del campesinado y los indígenas, la relación con el estado a
través de la catalización de los protocolos señalados en el acuerdo. La tierra
ha sido el problema sobre el cual gravitan la mayoría de estos asesinatos desde
siempre, es una constante histórica.
El pacto de
la Habana incluye la erradicación manual de los cultivos de coca, el apoyo
económico a los campesinos, políticas de sustitución y restitución. La fase de
implementación de los acuerdos ha forjado a crear los organismos encargados de
tales tareas, los mecanismos legales con sus organismos de base, las leyes
reglamentarias, las veedurías internacionales, en un proceso expedito para la
consolidación de la paz. Cada región se incorpora a estas políticas. Es un
hecho que inmensas zonas del país han sido permeadas desde hace años bajo los
intereses perversos del narcotráfico, con la anuencia de muchos políticos, de
dirigentes del estado y de algunos miembros del ejército, quien, a propósito, no
ha podido erradicar la corrupción de sus fuerzas. El estado no ha podido
ejercer control en grandes zonas del país.
Hay más territorio que estado.
La fe y la
convicción de los desmovilizados, los campesinos e indígenas queda fracturada
cada vez que asesinan a un líder. Los líderes arrastran y convencen al
colectivo social, desde la base, hacía las políticas de reinserción con una fe
en los acuerdos y el estado, paradójicamente el gobierno actual cumple con
desgano los acuerdos, nunca el doctor Duque ha estado a favor de este proceso,
menos su bancada.
En este
marco, todos los días asesinan líderes sin que nada pase. Superamos la cifra de
quinientos asesinatos entre líderes y desmovilizados. Hay una estrategia de
exterminio por fuerzas oscura en contra del proceso de implementación de los
acuerdos de la Habana.
Alguna vez me
hablaron de las argucias de la izquierda en Colombia para llegar al poder. Les recordé que absolutamente todos los
candidatos importantes de la izquierda en este país han sido asesinados y que
estuvieran tranquilos, eso por ahora no pasará, hay sectores que no les tiembla
la mano para asesinar a los actores políticos de la izquierda. El partido de la
unión patriótica fue totalmente eliminado con asesinatos puntuales, más de
cinco mil miembros, actualmente han asesinado 219 desmovilizados de la FARC,
sectores fascistas generaron el reagrupamiento del paramilitarismo, siempre con
la participación de miembros del ejército colombiano. En la mayoría de los
asesinatos de líderes hay participación de funcionarios del estado y algunos
miembros del ejército.
Todo esto lo
sabe nuestra clase dirigente y la sociedad. El campesino, inerme, no tiene un
norte, una brújula y lo peor, carece de un respaldo real. Hay organizaciones
criminales que deciden quien vive y quien no en amplias zonas del país. Las
ciudades no están alejadas de esta realidad. La impunidad es total y los
jueces, en la lentitud de sus decisiones y ante la falta de apoyo constituyen
otro lunar. Entonces, qué hacer.
Pienso en la psicología
del sicario, para poderlo entender. Trato de imaginar su vida, se levanta a
trabajar, como todos los ciudadanos. Recoge las ordenes y emprende su labor,
con la tranquilidad que tiene que asumir para estos encargos. No conoce a quien
va a matar. En muchos de los últimos asesinatos han matado a menores, niños en
brazos, familias enteras y nada pasa. Qué piensa una persona dedicada a estos
menesteres. En Colombia existe un gran número de jóvenes dedicados a esta
oprobiosa actividad. Olga Lucia Gaitán en un texto valioso que encontré en la
red afirma: “El sicariato se ha convertido en tema de conversación cotidiano,
en motivo de alarma social y en objeto de estudio por parte de médicos,
psiquiatras, sociólogos, violentólogos, etc. Los diarios comentan, la opinión
pública se manifiesta, los especialistas inician investigaciones. Así,
progresivamente vemos tejerse una telaraña de perspectivas y visiones diferentes
que se cruzan y van construyendo y reconstruyendo la realidad social-sicariato.
El discurso se mezcla con la realidad, hace realidad. De esta manera, el
acercamiento y el conocimiento que tenemos del fenómeno, nos viene dado a
través de ese proceso comunicativo complejo”[1].
Después de Pablo Escobar la realidad es otra, este hombre por gracia del
narcotráfico, convirtió el sicariato en una forma de empoderamiento. Cuando
matar es un negocio o la manera de proteger un negocio, las posibilidades de
tener una convivencia pacífica son casi nulas. La conclusión del documento de
Olga Lucia Gaitán es el siguiente: “En síntesis, el surgimiento de las bandas
sicariales se debe al narcotráfico, por dos efectos esenciales: en primer
lugar, por la presencia de nuevos valores culturales de enriquecimiento fácil
que son introyectados por la población marginal en Colombia. En segundo lugar,
por la desestabilización institucional que él ha producido en el ámbito de la
administración de justicia”.
En la década del sesenta existieron los famosos pájaros, asesinos a sueldo encargados de limpiezas sociales hechas
sobre todo en el valle del Cauca. El sicariato es una figura histórica a que se
ha venido consolidando y se profesionalizó con Pablo Escobar.
Ayer en el
departamento de Santander del Norte, Catatumbo exactamente, se asesinaron nueve
personas, todos líderes sociales e incluyó a mujeres. Es un hecho que el estado
ha sido impotente. Cuáles son las acciones concretas del estado frente a este
fenómeno. Qué está haciendo el presidente Duque al respecto. Las denuncias han
sido insistentes y nada pasa.
Es evidente que el país debe guardar como memoria estos hechos. El poder de resistencia de un pueblo es necesario como herramienta de construcción. "La Organización de las Naciones Unidas en el Principio 2 (el deber de la memoria), del documento de la Comisión de Derechos Humanos “Principios para la protección de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad” sentencia que “...El conocimiento por un pueblo de la historia de su opresión pertenece a su patrimonio y, como tal, debe ser preservado con medidas apropiadas en el nombre del deber a la memoria que incumbe al Estado. Esas medidas tienen por objeto la finalidad de preservar del olvido la memoria colectiva, principalmente para prevenir el desarrollo de tesis revisionistas y negacionistas”.
Es evidente que el país debe guardar como memoria estos hechos. El poder de resistencia de un pueblo es necesario como herramienta de construcción. "La Organización de las Naciones Unidas en el Principio 2 (el deber de la memoria), del documento de la Comisión de Derechos Humanos “Principios para la protección de los derechos humanos mediante la lucha contra la impunidad” sentencia que “...El conocimiento por un pueblo de la historia de su opresión pertenece a su patrimonio y, como tal, debe ser preservado con medidas apropiadas en el nombre del deber a la memoria que incumbe al Estado. Esas medidas tienen por objeto la finalidad de preservar del olvido la memoria colectiva, principalmente para prevenir el desarrollo de tesis revisionistas y negacionistas”.
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