El proceso de negociación de
la Habana de manera curiosa acentuó los radicalismos en Colombia, los actores políticos, tanto del
partido de gobierno con su variopinta coalición, como la oposición centrada en los
partidos “Centro Democrático” y “El polo”, hasta la fecha no han sido capaces de remover el ausentismo anquilosado del electorado Colombiano, está en un
70 %, la mayoría de los ciudadanos capaces de sufragar decidieron no participar, darle la
espalda a cualquier proceso político, cansados de la corrupción y de lo mismo,
ni siquiera el plebiscito que significaba el principio de una salida al conflicto
los conmovió, lo que habla mucho de la grave situación en materia política de nuestro
país.
El año que viene será de campaña total, no solo arranca la renovación del congreso con toda su
parafernalia, sino saldrán a la palestra los candidatos presidenciales. La
situación política del país es muy compleja. Habrá tres candidatos muy fuertes:
El de la coalición de Gobierno, el del Centro Democrático y uno que denominaré
de tercera vía. Ninguno de estos tres está claro y de hecho su suerte depende no sólo de las alianzas, que medirán
el peso de las fuerzas y la capacidad de los lideres en lo que tiene que ver
con su aceptación masiva, sino del mismo proceso de paz, como se vaya
desenvolviendo, lo que generará nuevas expectativas, no siempre electorales. A
esto se suma la situación de facto de un país seriamente radicalizado, con
vastas zonas en una situación difícil, nueva por demás, la FARC se medirá electoralmente y de hecho es previsible que se le provoque buscando hacerlo caer en actos de violencia, los actores radicales que no aceptan esta nueva realidad están al acecho.
El partido Liberal, una
parte del partido conservador y ciertas fuerzas independientes están más cerca
de elegir a Humberto De La Calle, que al Doctor Germán Vargas Lleras, quien
pese a su fuerza electoral y peso en el actual gobierno, después del plebiscito
ha perdido liderazgo a nivel nacional, lo que no le resta importancia, pues su
capacidad electoral está descontada, de hecho su partido, cambio radical,
mantiene una organización electoralmente vigente, esto quiere decir con muchos
votos. La ortodoxia del partido conservador que escogió candidato hace mucho
tiempo, el doctor Ordoñez, parece no verlo hoy tan fuerte, como cuando fungía como
procurador de la nación, parece que sin cargo ya no es el mismo, aún así, no está
descartada su candidatura. Sergio Fajardo y Jorge Robledo, son dos candidatos con
muchas posibilidades, depende de la capacidad que tengan para convertirse en
una tercera vía, aquella que puede canalizar el descontento inmenso de este
país. Muchas variables son las que deberían tenerse en cuenta para que les
brille el sol a estos señores con más liderazgo que partido.
El mundo ha demostrado las
sorpresas en que se mueve la opinión en los últimos tiempos a la hora de votar.
Nada está garantizado y las campañas dependen de variables muy poco medibles, difíciles
de cuantificar y definir; las redes
sociales, las campañas negras, lo perverso del mismo sistema y la falta de
educación política son factores que inciden en las elecciones y nadie garantiza
un control sobre estas variables. La atomización de los partidos en pequeñas
maquinarias electorales, convierte cualquier elección en un mercado persa de
alianzas y favores. Hay posiciones que no se pueden esquivar y los candidatos
presidenciales tendrán que exponerlas sin sesgos. Cada candidato deberá sentar
una posición clara frente a la actual negociación con la FARC y con la que se
vendrá con el ELN. A esto se le suma el reto que será el manejo de las relaciones con el próximo gobierno
norteamericano en cabeza del imprevisible Trump, la situación delicada con la
frontera Venezolana y el proceso de apertura comercial, para sólo citar algunos
de los más importantes.
Quiero enfatizar en el
proceso electoral, está para alquilar balcón, cada región se cocinarán una
infinidad de alianzas que matizarán todas las relaciones políticas en adelante,
incluyendo el proceso de paz. Como siempre viviremos en medio de una delicada
situación frente a los actores radicales y los factores de violencia que no
dejan de mostrar su lado más grave, cualquier hecho fatal puede incidir en el
orden público.
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