Negociar en medio del conflicto requiere tacto y sabiduría.
El acto de crueldad en Cauca (la muerte de 11 soldados en un bombardeo
inexplicable) y lo inoportuno muestra la carencia
absoluta de olfato político y sentido común de la FARC.
Admito que desconozco lo que sucede
en las áreas más vulnerables donde se desarrolla el conflicto y que solo las
personas allí establecidas viven y conocen las tensiones y peligros que el
mismo suscita, en todo caso no son fáciles, para quienes siempre han vivido en guerra. La muerte de los once soldados en Cauca, la semana pasada, fue un aleve asesinato, estos se encontraban en total indefeccion, en momentos en que se suponía había una tregua pactada. La gravedad de lo sucedido, generó la peor reacción ciudadana y una
crítica a los diálogos antes no vista; aprovechada descaradamente por los
enemigos del proceso de paz de la Habana, como corresponde a su revanchismo
político.
Los diálogos no se han suspendido ni un ápice y están en una
etapa de suma importancia, pese a lo sucedido en el departamento de Cauca. El
presidente, sigue sin poderle dar un manejo adecuado al proceso en los medios
de comunicación y las redes sociales, eso que los expertos llaman socializar el
proceso y paga costos muy caros por esta falencia.
Esta semana ha vivido las consecuencias directas de esta
falta de manejo de los medios, su popularidad está muy baja y lo que es peor, la
gente parece no comprender a cabalidad la importancia del proceso de la Habana. Algunos sectores pretenden volver a darle al conflicto sólo soluciones militares, a esto le apuesta una derecha recalcitrante, es una verdad de Perogrullo que
les conviene mucho el fracaso de los diálogos, pues esta será la punta de lanza
de su campaña para obtener la presidencia en las próximas elecciones. Se necesita en los actuales momento mucha prudencia y demostrarle al país con hechos concretos que el proceso cumplira con sus propósitos.
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