Hay una crisis latente del estado nacional en su concepción más clásica, aludo al estado moderno en el marco de las democracias liberales. Cuando
no cumplen con los objetivos mínimos que la democracia contiene: Democracia real, equidad, desarrollo y
respeto a los derechos humanos, aquellos que lo hacen vital inexorablemente se reflejan en la sociedad. Estos incumplimientos terminan permitiendo el acceso a populismos que se convierten en dictaduras
camufladas. Hoy tienen en vilo al mundo
algunos gobiernos dictatoriales que nacieron desde la democracia: Nicaragua, Venezuela, Egipto, Bolivia, ejemplo de lo que no debe pasar, de lo que
debemos evitar.
Colombia tiene una crisis grave de gobernalidad. No es
gratuito que 72 congresistas norteamericanos le soliciten al actual gobierno colombiano
que respete los acuerdos de la Habana y que, en cambio de no apoyarlos, debe objetivizar su
cumplimiento lo más pronto posible, no es tiempo para cuestionamientos. El espectáculo
grotesco de las deliberaciones del congreso, trasmitido en directo por los
canales institucionales, frente a las objeciones presentadas por el presidente
Duque a las competencias de la JEP, refleja la crisis política en toda su esencia, la ausencia de una clase política responsable,
preparada, acorde a las graves circunstancias que vivimos. Solo presenciamos
gritos a granel sin ninguna argumentación.
El actual gobierno, aún no tiene agenda específica, decidió
desde la campaña hacer trizas los acuerdos, por lo menos su bancada, por
esta vía, le ha puesto palos a la rueda a puntos fundamentales de los mismos,
como la reglamentación de la JEP, a ello se suma, la precaria asistencia social a extensos
territorios donde se encuentran los desmovilizados, la falta de compromiso con
los emprendimientos y nichos productivos creados en razón a la agenda, de hecho el estado nunca ocupó extensos territorios dejados por la FARC, en estos sitios prevalece un total desgobierno, ratifica que tenemos más territorio que gobierno, el estado colombiano ha sido incapaz de
llegar a estas zonas, las mismas terminaron en manos de la minería ilegal,
el narcotráfico y las bandas criminales. El presidente Duque no puede ser menor al reto, aún tiene tiempo para tomar las riendas de
este país, lo debe hacer desde la un acuerdo nacional que convoque no
solo a todas las tendencias políticas, sino a la sociedad en general y que no
es necesariamente una constituyente. Su peor enemigo, el centro democrático,
con todos sus fundamentalismos, con esa manera ladina de obstaculizar,
neutralizar todo aquello en lo que no están de acuerdo, en eso es un experto el
doctor Uribe.
ADDENDA: Un artículo de “El país” de España escrito por Bernardo De
Miguel, resume bien la situación de las actuales elecciones europeas:
“Europa remata este domingo una semana electoral de dimensiones
desconocidas, con unos comicios al Parlamento Europeo (425 millones de
votantes) que coinciden en varios países con elecciones generales (Bélgica),
presidenciales (Lituania), regionales y/o locales (España, Alemania, Rumania,
Bélgica, Grecia, Irlanda). A falta de conocerse el reparto de escaños, los
análisis apuntan a que Bruselas camina hacia un periodo de inestabilidad y
volatilidad política ante la renovación total de la cúpula de la UE con una
Eurocámara sin mayoría clara, una bancada euroescéptica crecida y el Brexit
pendiente. La Comisión actual no descarta prorrogar su mandato más allá del 1
de noviembre, cuando está previsto el relevo. La negociación del reparto de
nuevos cargos se augura complicada.
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