Tengo dos sensaciones paralelas frente a todo lo sucedido en este magnífico evento, que resultó ser una excelente muestra de tecnología, mercadeo, capacidad de negocios, organización, sincronización y publicidad…constituye una verdadera maestría en economía global, márquetin y geopolítica. Todo estuvo perfectamente calculado, con una cualidad: Cada ítem costo millones de dólares y generó mayores cifras en rentabilidad; espectro general que se desarrolló al tenor de una pasión… el fútbol….el gol, es el clímax, la culminación, nos vuelve locos.
Rusia no es
cómo no lo imaginábamos, tal vez nos hicimos a una idea errada por esos
estereotipos que nos vendió la guerra fría y la polarización en los últimos
cien años con los Estados Unidos. Cuando leemos la historia de este gran país, rica en hechos épicos y trágicos, buena literatura, azotado por grandes
dictaduras, estuvo por mucho tiempo rezagado de Europa, fue protagonista de las dos grandes guerras del siglo pasado, mantuvo un sector rural por mucho tiempo atrasado y paquidérmico, fue un pueblo con altos indices analfabetismo….Hoy al contrario, tiene una juventud preparada, políglota, técnica, gracias a un sistema educativo gratuito y democrático, viven en ciudades modernas y hermosas, gozan de un ambiente permanente de cambio y alegría sin igual, su economía y por lo tanto su gente está inmersa en una capitalismo voraz que no tiene retroceso, de la mano
de Putin, quien lleva 20 años en el poder, el país vive absolutamente en la economía global.
En cuanto al fútbol, el
cambio de tercio en este mundial fue total. A la final llegaron los más
inesperados. Francia ganó con justicia el mundial. Su nómina no sobre-pasa los 27 años de edad y su juego, fue diferente a todo lo que he visto, no por que sea revolucionario, sino por lo práctico y efectivo. Nadie puede decir que es un juego defensivo, pero tampoco es el más ofensivo, es una paradoja. Tiene dos atletas, capaces de dejar atrás con su velocidad a cualquier defensa. Los cambios en este mundial fueron casi del 100 %. Al igual que en Alemania 1974, donde el equipo de Holanda presentó un sistema revolucionario, se le bautizo como "El fútbol total", a este equipo se le llamó la
naranja mecánica. En el mundial de Rusia, apareció un sistema de juego novedoso: Ágil, de muy
pocos toques, con verdaderos atletas, siempre corriendo en tiros muy largos. Jorge Hernán Peláez lo explica mejor: “ Rakitić y Modrić de Croacia, hacen dos cosas básicas que se enseñan a todos
los niños en las escuelas de fútbol: tocan siempre el balón al hombre que está
libre, e inmediatamente se mueven a un espacio en donde quedan libres de marca.
En lenguaje callejero de nuestros potreros “toco y me voy”. Suena muy sencillo
desde la tribuna, la sala de prensa o la televisión. En el campo de juego es a
otro nivel, Modrić, volante mixto del Real Madrid, se acaba de jugar 360 minutos fenomenales en tres prórrogas frente a Dinamarca, Rusia e Inglaterra y queda la sensación en el ambiente de que podría jugar 200 minutos o más de cada partido. El croata tiene un despliegue físico envidiable y es un “guapo” a la hora de levantar a su equipo con el marcador en contra.”. El sistema está basado en tres
variables simples: Eficacia (Toques rápidos, desplazamientos largos, siempre
adelante, no hay rotación, ni pérdida de tiempo) condición atlética y
sincronización.
Este no fue el mundial
de los llamados históricos. La verdad lo disfrute muchísimo. Que nos queda:
Volver a la literatura.
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