Las novelas históricas de Enrique Serrano
las he leído y seguido no sólo por la calidad literaria de las mismas[1],
sino por trabajo de investigación detrás de cada una de ellas, el soporte es
serio y juicioso. Conozco algunos trabajos académicos y ensayos para
la prensa de mucho rigor, como todo lo suyo. Este libro, de reciente
publicación, me parece de suma importancia, en un tiempo donde la historia
perdió su razón de ser para las nuevas generaciones, son muchas las causas, un
pragmatismo exacerbado, una sociedad que solo vive para el presente e
indudablemente falta de labor pedagógica. Hasta hace poco la cátedra de
historia en Colombia no existía. Curiosamente recordé un texto de Posada Carbo:
“La nación soñada”, con ciertas afinidades, para no citar el del profesor Jorge
Antonio Melo, "Historia mínima de Colombia", publicado hace poco, que
coloca el tema de nuestra historia sobre la mesa.
El libro nace de la necesidad de eliminar
los lugares comunes sobre nuestro pasado, cierta proclividad a
sintetizar la naturaleza de nuestra tragedia, en clichés y frases de poco
contexto y menos producto de investigaciones completas y con cierto carácter científico.
En el prologo hay una afirmación que respalda este señalamiento: “ De entrada el
texto, que por alguna razón hace pensar en otro título, -Las raíces secretas de
nuestra nacionalidad -, riñe con el culto casi histérico de las efemérides, por
los ritos de paso y el pensamiento mágico con que se enmarcan determinadas
fechas del calendario nacional”. Expresa el prologuista, riñe contra los
historiadores, con la proverbial arrogancia de la academia y definitivamente,
con esa mirada fuera de contexto a que sometemos nuestros acontecimientos.
Hay un priori que
anticipa todo la línea argumental: "En este ensayo pretendo tratar una
materia crucial de nuestra sociedad, como lo es el pasado de la nación
Colombiana. A Renglón seguido ratifica: “Lo primero que hay que decir es que
hay una cierta voluntad de negación o de ocultamiento entre los implicados, que
no es deliberada ni malévola, sino dubitativa, inexperta y desconfiada, porque
nuestra pasado se suele ver como algo remoto, arcaico e incluso
intrascendente”.
Su análisis arranca desde la conquista, no
descuida ninguna época, menos algunos hechos y variables, que precisan tenerse
en cuenta, para entender nuestra vida republicana y por ende nuestro presente.
Se desentiende de la leyenda rosa o trágica de la conquista, intenta hacer una
mirada total y por encima de los clichés que tanto daño nos han hecho. Imposible
desconocer la herencia cultural de Europa, la construcción de un territorio
donde los curas y las parroquias constituyen un eje esencial. No solo heredamos
un idioma, una nueva manera de narrar y nombrar las cosas, sino unas taras, una
forma de pensar y manejar nuestras realidades, de contar, de memorizar. No
siempre hemos vivido en conflicto, afirma el autor, pero en cambio la disputa
por la tierra lo ha definido todo, incluso hoy es tema central necesario para
la trasformación en una sociedad más justa y sin tanto conflicto sin
resolver.
Enrique realiza una mirada juiciosa de
cada época de nuestra historia, descifrando los factores más relevantes que son
importantes para entender el presente, curiosamente no los tenemos en cuenta
hoy, los hemos olvidado. Lo he palpado frente a los acuerdos de la Habana, este
país que ha estudiado nuestro conflicto excesivamente, que creó una verdadera
profesión alrededor de estos estudios, violentologos, expertos de la academia
en estudios sobre el conflicto, el cual está realmente sobre-diagnosticado, hay
más de 400 publicaciones importantes alrededor suyo, ahora en el debate que
despierta la desmovilización de la FARC nadie los trae a colación, siendo tan
necesarios para entender todo lo que estamos haciendo en materia de paz, están
en el cuarto de San Alejo.
Este libro requiere de varias lecturas, de
contrastación, de paralelos. Entender el pasado significa comprender el
presente en su absoluta génesis. Siete capítulos perfectamente hilvanados.
Espero mis lectores se inquieten.
[1] Enrique
Serrano López Es un escritor colombiano nacido en Barrancabermeja en 1960.
Es también comunicador y filósofo de la Javeriana, y profesor e investigador
del Rosario. Ganador, en 1996, del premio Juan Rulfo que otorga Radio
Francia Internacional. Publicó su primer libro, La marca de España,
en 1997. Esta obra, que fue editada en España por Editorial Destino y en México
y Argentina por Planeta, ha recibido elogiosos comentarios por parte de
importantes personalidades como Gabriel García Márquez, Álvaro Mutis y Alfonso
López Michelsen. Obras: Cuento La marca de España, 1997, De
parte de Dios, 2000, Novela Tamerlán, 2003, Donde no te
conozcan, 2007,El hombre de diamante, 2008,La diosa mortal,
2014,Ensayo, ¿Por qué fracasa Colombia?, 2016
No hay comentarios.:
Publicar un comentario