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domingo, julio 08, 2018

EL MUNDO DIGITAL Y EL COMPORTAMIENTO HUMANO


Sartre expresó: “El individuo es, lo que otros han hecho de él”. La mayoría de nuestra personalidad, los comportamientos, valores y actitudes están determinados por influencias de nuestro entorno, empezando por aquellas en las que nos hemos formado, principalmente la familia, el medio en que nos desarrollamos y aquellas que nosotros adquirimos en la vida, que dependen de múltiples factores, subjetivos unos, externos otros. La pregunta desde la ciencia es como los estados de conciencia, aprendizaje y los hábitos surgen en el cerebro. En el Hamlet se dice con más vehemencia, “ser o no ser”, pensar. Cuáles son los procesos psíquicos y fisiológicos alrededor de este proceso. Hay mucha literatura al respecto y la neurociencia hoy está en su mayor apogeo. La pregunta que propongo: ¿hasta donde llega nuestra autonomía y capacidad de configurar nuestro propio destino?, en una era donde todo lo que hacemos y pensamos está casi siempre articulado desde la red, con lo digital, el mundo del internet y las redes sociales, desde la parte primigenia de formación de conceptos, valoraciones y rutas de acción, hasta las etapas más extremas, que tienen que ver con las elaciones sociales y con el estado. Los mínimos conceptos se articulan desde la red. Un hijo estando en nuestro hogar, está más conectado desde su teléfono móvil con el mundo digital que con sus pares en el sitio concreto. En una revista de la universidad nacional me encontré con un artículo sobre psiquiatría y conciencia, que en alguna parte se hacía esta pregunta: “Como es de esperarse, las opiniones se encuentran enormemente divididas cuando se trata de explicar en qué consisten nuestras sensaciones conscientes, subjetivas; es decir, esas experiencias que están esencialmente atadas a nuestra perspectiva de primera persona, a nuestro punto de vista como su­jetos experimentadores. No solo es difícil encontrar unanimidad en el modo en que, se supone, debemos hablar de “conciencia”, tanto en neuropsicología como en psiquiatría, sino que tampoco resulta fácil entender exactamente la manera como la conciencia figura en los mo­delos y explicaciones científicas de dichas disciplinas. Porque, como nos lo advierte William Lycan, “parece haber una infranqueable ten­sión entre una visión científica, materialista del mundo, y el carácter subjetivo, fenoménico de la experiencia” (1996 2). ¿En qué consiste esa tensión?, ¿de qué modo la filosofía puede arrojar luces sobre el proble­ma? y, finalmente, ¿cuáles son las teorías filosóficas y científicas sobre la conciencia más prominentes del momento?, son las preguntas que este artículo de revisión busca ayudar a responder”[1]. Al actuar, quienes somos, que realmente nos motiva. Ahora, cómo surge esta pregunta en el mundo digital, que lo es todo, lo virtual hoy es la realidad. Una cosa es: Cómo es qué pensamos ( Llinas) y qué es ser conscientes. Hoy, sería, por qué pensamos de esta manera. Ahora que se habla de tendencias, que son verdaderas oleadas desde donde se prefiguran comportamientos, gustos, me pregunto por la autonomía, cómo marco directriz de lo que pensamos y hacemos. Habría que contraponer: “Pero hoy, por primera vez en la historia de la Humanidad, los cerebros del mundo están conectados, el conocimiento fluye a la velocidad de la luz y alcanza cada rincón del planeta a coste cero. Por eso, por su sobrecogedora abundancia, es precisamente por lo que no vale nada: “en la sociedad del conocimiento” dice el profesor Tasaka de la Tama University de Tokio “el conocimiento no es importante” (Tasaka, H., 2011). Lo que importa es la sabiduría”[2]. Castell lo expresa de otra manera: “Internet es el tejido de nuestras vidas en este momento. No es futuro. Es presente. Internet es un medio para todo, que interactúa con el conjunto de la sociedad y, de hecho, a pesar de ser tan reciente, en su forma societal (aunque como sabemos, Internet se construye, más o menos, en los últimos treinta y un años, a partir de 1969; aunque realmente, tal y como la gente lo entiende ahora, se constituye en 1994, a partir de la existencia de un browser, del world wide web) no hace falta explicarlo, porque ya sabemos qué es Internet. Simplemente les recuerdo, para la coherencia de la exposición, que se trata de una red de redes de ordenadores capaces de comunicarse entre ellos. No es otra cosa. Sin embargo, esa tecnología es mucho más que una tecnología. Es un medio de comunicación, de interacción y de organización social”[3]. Realmente quienes somos, por qué actuamos de determinada manera, en que era estamos desde la perspectiva subjetiva. Esta es la pregunta.








[1]                                                                                                
 El problema de la conciencia para la filosofía de la mente y de la psiquiatría,  ideas y valores • vol. lxvi • suplemento n.o 3 • 2017 • issn 0120-0062 (impreso) 2011-3668 (en línea) • Bogotá, colombia • pp. 15 - 45
[2] Universidad complutense, la revolución digital.


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