Dos eventos puntuales
me hicieron reflexionar sobre lo que significa la vida. Una operación de
corazón abierto realizada a mi hermana hace un mes y tres recaídas de mi madre
ocurridas hace un año en donde se batió con la muerte y de las cuales salió
avante. La vida es una sola, irrepetible,
única. Cuando mi hermana me habló de la operación, iniciaba todos los exámenes
previos obligados para la cirugía, sentí por primera vez miedo, como si me enterará hasta ahora de su
situación, ella es una mujer valiente que hasta la fecha y por más de veinte años ha lidiado con un corazón débil con suma
responsabilidad, ello implica tomar muchos medicamentos, a horas especificas, estar
atenta a los síntomas, realizar exámenes en medio de sus tareas cotidianas que
son muchas, con todo lo que ella
implica: Su esposo, sus hijos, su madre, el trabajo y además otras que van
llenando la existencia en su recorrido, situación soportada en un amor incondicional por la vida, siempre sin
olvidar el sentido de trascendencia, eso que nos hace mirar más allá de la
cotidianidad. Al principio mi hermana
tomó la cirugía como algo necesario, no podía ocultar su angustia, por
primera vez le note una fragilidad, que siendo normal me preocupaba por lo que
significan las fortalezas psíquicas en situaciones como estas. Después supe que estaba muy
equivocado, ella era fuerte y consciente. Pensé entonces en todo lo que había
logrado, en esa manera de tomar las cosas, con entereza y responsabilidad por
fuera de lo común, siempre ha sido mujer excesivamente previsiva. Ahora que
pienso en su vida y en su manera de ser, me preguntaba, que mujer de la
literatura se le parece. Al principio medite sobre las mujeres de Jean Austen,
algunas mujeres de Rosa Montero esa novelista monumental de España, en Alana un
personaje de un cuento de Cortázar, en Penélope, Ana Karenina, la maga….En fin
muchas y llegue a la conclusión que el personaje que se asemeja a Nayibe es Úrsula
de “Cien años de soledad”. Mi hermana, al igual que ella, por muchos años fue
el eje de su casa, hablo de su hogar, ese universo intimo, de su esposo y de
sus hijos. Después de muchos años, de rutinas compartidas, la he visto
orgullosa de sus logros, todo o casi todo le ha salido de acuerdo a sus planes….
eso se traduce hoy, en una mujer enamorada de la vida, afianzada, gana cada vez
más tranquilidad y tiene los pies sobre la tierra, odia el auto-engaño. Estoy
leyendo los pensamientos de Marco Aurelio, dice, esto aprendí de Maximo,
sentencia que me parece Nayibe aplica muy bien: “El dominio de sí mismo y el no
dejarse arrastrar por ninguna clase de impulsos, fueran cuales fuesen; el valor
en todas las circunstancias, muy especialmente en el curso de las enfermedades;
aquella dulce mezcla de dulzura y nobleza que daban tan grato sello a su
carácter; aquel ánimo generoso que le
hacía cumplir sin esfuerzo cuantos trabajos se le deparaban; la confianza que
sabía inspirar de que su pensamiento y su palabra eran una sola y única cosa y
de que cuanto hacía era movido por la buena intención; el no asustarse ni
asombrarse jamás; la falta de precipitación, de lentitud, de abatimiento, de
temor, de cólera y de desconfianza; el prodigar el bien, la facilidad en el
perdonar, la lealtad; el dar la idea siempre de un hombre justo y sincero, sin
doblez; en fin, aquella su manera de ser que evidenciaba que a nadie miraba con menosprecio ni
superioridad”. Ahora supe que mi hermana no le temía a la muerte sino que amaba
la vida por encima de todas las vicisitudes, su actitud estuvo por encima de
las circunstancias. Le he aprendido a amar y ahora la valoro más. Epitecto un
estoico decía frente a la muerte:
“Que de la muerte y el exilio y de todas las otras cosas que parecen terribles seas de ellas consciente, sobre todo de la mortalidad, y tu no darás cabida a bajos pensamientos, y no desearás nada con ardor”. Pienso que al final nos iremos, no debemos amargarnos, la vida es presente y sus retos son el aliciente más grande. Espero mi hermana nos acompañe por mucho tiempo.
“Que de la muerte y el exilio y de todas las otras cosas que parecen terribles seas de ellas consciente, sobre todo de la mortalidad, y tu no darás cabida a bajos pensamientos, y no desearás nada con ardor”. Pienso que al final nos iremos, no debemos amargarnos, la vida es presente y sus retos son el aliciente más grande. Espero mi hermana nos acompañe por mucho tiempo.
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