Todos los días aparece
en nuestro país un tema nuevo que pone en vilo todo el esfuerzo hecho sobre la
paz en Colombia en los últimos ocho años. No importa qué el propósito de vivir
en paz sea lo más loable después de trasegar nuestro territorio por mil formas de
violencia no resueltas, desde la colonia hasta nuestros días. Hoy, con la ausencia del estado en la mayoría de territorios
abandonaos por la FARC, debido al fortalecimiento de las organizaciones
criminales, con la feudalización del delito por parte de varones y delincuentes
en las ciudades, los que controlan la mayoría de negocios ilegales,
factores que de alguna manera delatan la incapacidad del estado para controlar,
gobernar y generar una convivencia sana, se le suma el hecho que, en aquellos
temas en los que hemos avanzado, hablo del acuerdo con la FARC, siempre
aparecen palos en la rueda que generan mucha incertidumbre en el proceso de implementación de los acuerdos de la Habana. El debate gira en torno a la solicitud extradición
de Santrich, el cual ha sido trasladado de la fiscalía a un centro episcopal,
constituye hoy la más álgida controversia de la cuadratura de poder que domina al estado Colombiano.
El debate sigue siendo
político, sin desconocer todas las variables técnicas alrededor del mismo. La
extradición en Colombia tiene una genealogía específica como instrumento de colaboración
internacional. Siempre ha sido parte de nuestro código penal y de procedimiento
penal, es una de las formas de evitar la impunidad, sobre todo cuando se comete
un delito en un país y se piensa evadir la justicia refugiándose en el país de
origen o en otro. Es un tema técnico de colaboración. Desde que apareció el narcotráfico
en Colombia, el fortalecimiento de los carteles, la corrupción de nuestro instituciones,
el asesinato de jueces y frente al hecho puntual del asesinato del ministro
Lara en el gobierno de Belisario, el componente político, el reconocimiento expreso
de la incapacidad del estado para maneja el delito del narcotráfico, convirtieron a la extradición en un
instrumento de intimidación para el narcotraficante, una manera del estado de
enfrentar este delito. En adelante la historia es variopinta. Hoy no asusta a
nadie y más bien con la extradición se han quedado impunes muchos delitos en
Colombia. La extradición está muy ligada al fenómeno del narcotráfico. Hay
razones jurídicas de mucho peso para considerar la extradición de Santrich
desde la perspectiva jurídica. Pero pienso que hay mucho más razones políticas,
históricas, para no hacerlo. Lo digo por
el proceso de implementación de los acuerdos
de la Habana, por las victimas y por la debilidad del mismo pedido de
extradición. En últimas, la decisión la tiene el presidente de la república y
de hecho debe considerar todos estas razones de peso. La mirada a una decisión como esta es más compleja de lo que la oposición piensa. Para nadie es desconocido que los Estados Unidos están detrás de los jefes de la FARC, de aquellas personas que desde su óptica secuestraron y terminaron convirtiéndose en un cartel más. Pero, esto es apenas una parte de la historia, la FARC son y fueron un movimiento político armado, firmaron un acuerdo con el estado y el mismo deberá ser respetado. Es más importante el proceso de Paz que cualquier otra cosa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario