He
querido traer esta columna aparecida hoy en el diario la “República” de
Colombia a propósito de la actual campaña electoral en este país para elegir presidente, por
concisa y lúcida, creo que nos aclara realmente un capitulo de cómo se manejan este tipo de campañas políticas, la filigrana interna; para no hablar de las llamadas campañas
negras y mecanismos de manipulación de la opinión, otra manera de desviar la las
decisiones del electorado creando fantasmas, miedo y mentiras. Oprobioso pero
cierto.
Diego A. Santos -
diegosantos1978@gmail.com
Un gran storytelling gana
elecciones presidenciales. No hay nada más convincente para el electorado que
una historia clara, concisa y bien contada, en la que se haya definido con
precisión la situación, la amenaza, el propósito, el villano y el héroe.
¿Qué es el storytelling? Es
el arte de contar una historia, de encontrar un arco narrativo sobre el que
llevar a los votantes. Quien lo haga bien, gana. Quien lo haga mal, pierde. El
electorado es así de básico. Y por ende, las elecciones.
Año 1999. Nadie apuesta un
centavo por George W. Bush en las elecciones presidenciales estadounidenses. Su
rival, Al Gore, era el llamado a suceder a Bill Clinton, uno de los presidentes
más populares en los últimos 50 años.
Las propuestas de Gore eran
sólidas y coherentes. Lo reconocían hasta los republicanos, quienes no creían
mucho en su candidato, ni en sus ideas. Sin embargo, Mark McKinnon, uno de los
grandes estrategas políticos de ese país, supo qué historia contarle al
electorado.
EE. UU. había caído en un
desmoronamiento moral bajo Clinton, por cuenta del escándalo con Monica
Lewinsky. El villano era claramente Clinton. El propósito: devolverle la
dignidad y el honor a la Casa Blanca. ¿El héroe? Bush, un tipo cercano.
¿Resultado? El republicano ganó la presidencia.
Año 2004. Bush, con índices
de popularidad por debajo del 50%, estaba contra las cuerdas y asomaba con
fuerza el demócrata John Kerry para sucederlo. ¿Cuál fue el storytelling de
McKinnon para esta contienda? El país estaba bajo la amenaza terrorista internacional.
El villano de esta narrativa era Osama Bin Laden. El propósito: proteger EE.UU.
¿El héroe? Bush. ¿Resultado? Repitió presidencia.
El storytelling es una
variable fundamental en la ecuación de las campañas victoriosas. Colombia no ha
sido ajeno a éste fenómeno, solo que no hemos sido tan metódicos como los
estadounidenses. Pero eso está cambiando.
En nuestra actual contienda
presidencial hay dos campañas con un storytelling muy poderoso. Las de Gustavo
Petro e Iván Duque. Ambas tienen una narrativa clara, concisa y bien contada. Y
por eso son, hasta el momento, las favoritas para pasar a segunda vuelta.
El storytelling de Duque
apunta a una Colombia sumida en el caos y en la entrega del poder a los
criminales. Gotham City. La amenaza es convertirnos en una Venezuela. El
villano es el presidente Juan Manuel Santos y sus ‘secuaces’. El propósito:
recuperar la Colombia que le entregó Álvaro Uribe a Santos. ¿Los héroes? Uribe
y Duque.
El storytelling de Petro es
el siguiente: estamos en una Colombia corrupta manejada por los de siempre. La
amenaza es que se perpetúe la miseria de millones de colombianos que claman por
un cambio. El villano: la oligarquía de Colombia, los ricos. El propósito:
empezar a construir una Colombia nueva, una Colombia humana y pacífica. ¿El
héroe? Petro.
No hay duda que estas
historias han calado. Quizás la de Duque se ve más real que la de Petro, porque
vivimos los años de oro de Uribe, pero aún faltan dos meses para la primera
vuelta y muchas cosas pueden pasar. Sin embargo, no se vislumbra que las otras
campañas puedan construir un storytelling en tan poco tiempo.
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