El ministro de salud de Colombia Alejandro Gaviria fue sorprendido intempestivamente por un cáncer, es un funcionario
público connotado, un intelectual a carta cabal, escritor, pensador y agnóstico
convencido, enfrentó esta situación de
manera pública por razones obvias, en muchas entrevistas como consecuencia de
esta situación, ha abordado temas de suma importancia con una profundidad tal,
que nos incita de nuevo a meditar sobre la existencia, el papel que cumplimos
como simples mortales, asumir una vida corta con la muerte como un
hecho inevitable, de lo que se decanta el valor excepcional de la vida en el inconmensurable
universo que tenemos por hogar.
Entrevistado por “La
revista semana” expresó:
"He tenido
momentos de tranquilidad, pero también de tristeza", reconoce. Cuenta que
desde que se ve como un paciente con cáncer se le ha "exacerbado el
existencialismo" y ha estado en una búsqueda constante para saber
"¿Cómo construir significado a pesar de nuestra finitud, de nuestro
tránsito efímero por este planeta?"[1].
La periodista le
preguntó si la enfermedad ha cambiado en algo su convicción sobre el ateismo.
Gaviria contestó con una cita. "Tal vez lo más bonito que he leído en
estos días es una reflexión que escribió la esposa de Carl Sagan días después
de la muerte de su esposo. Él también era ateo. Y decía su esposa algo como lo
siguiente –cito de memoria–: “Ya no nos vamos a encontrar. La muerte es para
siempre. Tengo que vivir con esa certeza que me hace infinitamente triste, de
que a la persona que yo más quise en la vida no la voy a volver a ver”.
En el programa los
informantes de “Caracol televisión”, comentó que las religiones monoteístas nos
han enseñado a no valorar la vida, nos han vendido la idea del más allá, del
premio que nos espera después de la muerte, paraísos que de alguna manera
cambian el sentido de la existencia, que es única y perecedera. Al final citó un poema de Eugenio Montejo, un
poeta venezolano, que dice en una de sus últimas estrofas, “solo trajimos el
tiempo de estar vivos entre el relámpago y el viento; el tiempo en que tu
cuerpo gira con el mundo, el hoy, el grito delante del milagro; la llama que
arde con la vela, no la vela, la nada de donde todo se suspende, eso es lo nuestro[2]”.
Hay que aprender a querer más el presente, debemos siempre
actuar con nuestros semejantes como si fuera el último día de la vida, a
sentir, sentir, no podemos seguir viviendo como simples robots, sin importarnos
el detalle, por ello los niveles de apreciación y goce deben estar al máximo,
debemos subir los decibeles, abrir los ojos y mirar el paisaje en toda la gama
de colores, en la dimensión imponderable que nos brinda la naturaleza. No le
niegue nunca un abrazo a un ser querido...es necesario vivir intensamente, es
un hecho, solo la vida existe[3].
[2]
Ibidem
[3]
Traigo a colación esta cita de Carl
Sagan: Hemos averiguado que vivimos en
un insignificante planeta de una triste estrella perdida en una galaxia metida
en una esquina olvidada de un universo en el que hay muchas más galaxias que
personas. Si alguien está en desacuerdo contigo, déjalo vivir. No encontrarás a
nadie parecido en cien mil millones de galaxias.
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